Aun cuando en la postemporada lo suelen bajar de las nubes, Clayton Kershaw es sin duda el lanzador que más alto vuela entres los carabineros de la actual generación en el beisbol de las Ligas Mayores.
En medio de un año afectado por lesiones, que le privaron de al menos cinco aperturas, el “as” de los Dodgers cerró con 18-4 y 2.31, más 202 ponches en 175 innings, cifras que serían un sueño para cualquier pícher.
Entre los años 2011 y 2014 Kershaw ganó tres premios Cy Young. El año en el cual no lo atrapó, que fue el 2012, terminó segundo. Incluso en 2015 fue quinto en la votación.
Y aunque su dominio baje en la postemporada, su grandeza no está en discusión. Es el mejor lanzador de esta era. Su recta, slider, cambio, curva y engaño (deception) con su wind up, no tienen comparación.
Este año debería ganar un cuarto galardón. De hecho es favorito para imponerse en medio de una cerrada batalla contra el diestro de Washington Max Scherzer, quien terminó con 16-6 y 2.51, 268 ponches en 200.2 innings.
Scherzer no es rival fácil. Lanzó 25.2 episodios más que Kershaw y ponchó a 62 bateadores más. Además permitió menos hits por juego (5.7) que el zurdo de los Dodgers (7).
Es una batalla dura. El whip (bases, más hits, entre innings) es de 0.90 contra 0.95 de Kershaw. Su frecuencia de ponches por partido (12.2) es también superior al promedio de Clayton (10.4).
Pero el récord de Kershaw (18-4 y 2.31) es llamativo y lo es más para la vieja guardia entre los votantes, quienes se enfrentan a los “sabermétricos”, que son cada vez más.
En la Liga Americana, el ganador debe ser Cory Kluber, el astro de los Indios, que cerró con 18-4 y 2.25, más 265 ponches en 203.2 entradas. Su gran rival es Chris Sale de los Medias Rojas.
Sale tuvo 17-8 y 2.90, con 308 ponches en 214 innings. Cifras brillantes, pero no necesariamente tan buenas como para vencer a Kluber, en su regreso a la cúspide.
Stephen Strasburg de los Nacionales y Luis Severino de los Yanquis, registraron formidables actuaciones en sus respectivas ligas y terminaron entre los nominados, pero objetivamente no tiene chance ante sus rivales.