La juventud de Julio Laguna, el hambre de por medio que generó el título Fedecentro de las 140 libras de la AMB, y el hecho de pasar por encima de un oponente corajudo como David Bency, resistente como piedra, lo empujaron a la victoria la noche del sábado en el último evento del año de la promotora Pinolero Boxing.
Laguna, situado en el podio número dos de la categoría súper ligero en suelo nacional, le sacó provecho a su alcance, a su perfil zurdo, a sus rápidas descargas, y así fue como dominó ampliamente a Bency, duro como un roble para soportar, pero desgastado y cancaneante, parecido a esos motores que quieren andar y se apagan.
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El resultado fue una decisión unánime con puntuaciones de 87-84, 88-84 y 88-83 a favor de Laguna que, junto a Bency, ofrecieron un primer round excitante, de toma y dame, con porrazos acentuados, pero a pesar del baile de sus cabezas, no quedó en evidencia ningún poder demoledor.
Sin discusión
El récord de 11 victorias y nueve noqueados por parte de Laguna, había advertido un mal final contra Bency. En las mentes sanas se vislumbraba el despliegue exacto de los recursos boxísticos de Laguna, y en alguna que otra cabeza se consideraba un nocaut en tiempos de postrimería.
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Pero no. Ni Laguna presionó a fondo ni Bency ayudó a cavar su propia tumba. Este último se interesó en el alargue, conectó esporádicamente a Laguna, lo meció, pero no le daba continuidad a su ataque, en resumen, quiso ganar con poca artillería.