El mismo escenario de 2006 cuando Eduardo Montealegre y José Rizo no se pusieron de acuerdo para unirse y facilitaron la victoria del FSLN, se repitió el pasado cinco de noviembre en los municipios de Río Blanco, Waslala, Siuna, El Ayote y San Rafael del Norte: los votos de la oposición juntos son mayoría pero por falta de unidad ganó el oficialismo.
El analista político José Dávila, exembajador de Nicaragua en Alemania, considera que la oposición no logra unirse por “defectos de la política y los políticos nicaragüenses donde domina el protagonismo, la falta de visión estratégica y la poca capacidad de llegar a consensos, en parte producto de que no hemos tenido escuela democrática sólida y en parte por maneras de manejos políticos de los regímenes dictatoriales que hemos tenido, llámese somocismo o sandinismo. Hay aún que madurar”, sentencia.
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En Waslala, por ejemplo, el voto de Ciudadanos por la Libertad y el Partido Liberal Constitucionalista, junto llega hasta el 60 por ciento, sin embargo, el FSLN se quedó con la municipalidad —la administrará hasta en enero el opositor Luis Ramírez— con el 38 por ciento de los votos.
Siuna es otro ejemplo. Ahí no se pusieron de acuerdo dos líderes locales opositores como Julián Gaitán, de CxL (que postulaba a la exdiputada Corina Leiva), y Denis Flores, del PLC. Ambos partidos juntos se quedaron con el 57 por ciento de los votos del municipio, pero la victoria se la llevó el FSLN con el 41 por ciento.
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En Río Blanco, el FSLN gobernará a pesar de que se adjudicó nada más el 39 por ciento de los votos. El PLC y CxL juntos llegaron hasta el 59 por ciento.
Otro caso interesante es El Ayote, el FSLN gobernará luego de obtener el 36 por ciento de los votos. Los otros partidos se quedaron con el 64 por ciento de los votos.
“Seguimos siendo egoístas”
El exdiputado opositor Santiago Aburto, quien fue un abanderado de la unidad pero en las bases, dice que la derrota en esos municipios donde la oposición es mayoría significa que “pueden más unas siglas que el objetivo principal, que es derrotar o destronar el frentismo en esos municipios, seguimos siendo egoístas con nuestros conciudadanos, además que el caudillismo sigue prevaleciendo en nuestra cultura política”.
“La unidad la dificulta la falta de liderazgo. Sigue sin aparecer una organización política capaz de generar la suficiente confianza para superar al caudillismo. Los actuales caudillos están comprometidos a no llegar a una unidad por razones obvias”, dijo Aburto, quien rompió con el Movimiento Unidad con Dignidad después de que el presidente de ese movimiento, Edgard Matamoros, hiciera una alianza con el caudillo del PLC, Arnoldo Alemán.
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Las razones obvias son, según Aburto, “compromisos con el régimen, acuerdos o pactos, miedo a perder lo que han ganado, temor a no jugar más en política, intereses compartidos, no ir a la cárcel, temer ser perseguido”.
¿Pueden unirse los concejales?
Para Dávila los concejales opositores deberían de hacer un solo bloque democrático en aquellos municipios donde tienen algún peso. “Eso es posible si tienen la capacidad de identificar objetivos comunes, y con transparencia juntan esfuerzos de cara a la población, pero no olvidemos que el FSLN posee todos los instrumentos para manejar las políticas municipales, comenzando por el presupuesto, los CPC, los secretarios políticos municipales y los gabinetes de familia”.
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Aburto considera que la unidad de los concejales sería lo deseable, pero prevé que si reciben órdenes partidarias “prevalecerá la mezquindad política una vez más. Si no pudieron hacer alianzas en la campaña, es lo menos que espera la población que hagan. Juntos podrían controlar el Concejo Municipal, la Secretaría Municipal y el presupuesto.
