Querida Nicaragua: Esta fue la respuesta que escuché de muchos amigos y de otros que no lo son cuando les pregunté lo que pensaban del proceso electoral del pasado 5 de noviembre. Esta vez, me dijeron, vamos a defender el voto y no podrán quitarnos más alcaldías. Y ¿cómo piensan defender el voto? La respuesta fue que tenían organizados todos los municipios con los fiscales correspondientes y que esos se encargarían de defender el voto de su partido.
En todo los fraudes anteriores hemos dicho lo mismo y no ha habido defensa del voto. Al parecer los interesados en zancudear y obtener un sueldito de concejales que les permitirá al menos el sustento diario se encargan de entusiasmar a los ingenuos y hacerles creer que el danielismo está cansado. Les ofrecen ser concejales y es entonces cuando algunos ingenuos se vuelven sordos y ciegos, mudos no porque ellos se encargan todos los días de andar visitando a los pobres para convencerlos buscando que la abstención sea menos visible.
Cuando llega el día de las elecciones sucede lo de siempre, urnas preñadas, fiscales que no aparecen o que no los dejan entrar a los recintos de votación, ciudadanos que llegan, votantes que no se encuentran en el padrón electoral, el “ratón loco” y lo más grave, incendio de casas de partidos políticos, se habla de cinco muertos y varios heridos en la zona de Puerto Cabezas.
Nada de esto reportó en su informe ante la prensa nacional el señor Wilfredo Penco, representante de la OEA, quien vino a observar (acompañar) las votaciones.
La defensa del voto de quienes dijeron votar para ir a defenderlo quedó en nada, los candidatos del danielismo se adjudicaron ciento treinta y dos (132) alcaldías municipales, el PLC once (11), CXL seis (6) y ALN una (1). Esa fue la gran defensa del voto de que hablaron los ingenuos votantes entusiasmados seguramente por conseguir un sueldito en cualquier de la alcaldías de su localidad.
Desde que tengo uso de razón he visto las zarabandas electorales tanto nacionales como municipales. Antes siempre ganaban los somocistas, hoy siempre ganan los danielistas. Y desde hace setenta años veo superarse este espectáculo: más truculencias, más funcionarios venales, más odios entre partidos, más sufrimientos y hasta sangre en muchos de ellos.
Nosotros no terminamos de entender que no hay defensa para el voto usando las herramientas con las cuales hemos fracasado en el pasado.
¿A quién se le ocurre que podrá haber algún cambio usando las mismas herramientas que se han usado en varios fraudes anteriores? Cualquier persona usando la lógica y el sentido común lo entiende. Después de este otro fraude y con un Wilfredo Penco que no vio ninguna anomalía, queda poco por hacer, algunos dirán que queda mucho por hacer.
La defensa del voto es algo que ya suena hasta ridículo. Las Juntas Receptoras de Votos se han convertido en sitios de espionaje vigilados por agentes del Gobierno. Es por esto que cada vez se observa mayor abstención, menos interés en acudir a votar. En lugar de fiesta cívica las votaciones se han convertido en temerosas intentonas por ir a votar por determinado candidato que en la mente de todos ya lleva perdida su nominación.
En Nicaragua nunca pude ver una fiesta cívica en la cual se votara con alegría, sin temor ni actos violentos. Todas las elecciones terminaban en garrotazos, culatazos, detenidos y resultados electorales todo el tiempo acomodado “sinvergüenzamente” ganando el candidato del Gobierno. Las únicas elecciones alegres, festivas, donde en cada familia había diversas opiniones y donde todos recorrían las calles en un mismo vehículo agitando la banderita de su partido, las viví en Costa Rica cuado fue elegido don Luis Alberto Monge. Todo alegría, patriotismo, confianza en el Tribunal de Elecciones, fe absoluta en los resultados que se publicaron esa misma noche. Ahí nadie habla de defensa del voto.
El autor es gerente de Radio Corporación y excandidato a la Presidencia de la República en 2011.
