14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
tragedias
LA PRENSA

El poder detrás del poder

El historiador, sociólogo, analista político y escritor chileno, Fernando Mires, publicó recientemente en su blog un ensayo titulado El poder detrás del poder, el cual, aunque no lo diga explícitamente se relaciona con la realidad política de Nicaragua.

Mires analiza en su ensayo la doble dimensión del poder: la representativa y la instrumental, el poder que se ve y el que no está a la vista (“el poder detrás del trono”) pero que muchas veces es más determinante que el de quien ostenta en sus manos el bastón de mando.

“La historia de las monarquías europeas —reflexiona Fernando Mires— ha sido en gran medida la historia de esos poderes que están detrás del poder”. Y menciona como ejemplo clásico al cardenal Richelieu, quien desde atrás del trono y con la venia del rey Luis XIII ejercía prácticamente el poder en la Francia del siglo XVII.

Mires advierte que esa doble dimensión del poder es propia de sistemas políticos atrasados, autoritarios o escasamente democráticos. “En una democracia altamente institucionalizada —señala el escritor chileno, autor de numerosos libros de historia y ciencias políticas— la diferencia entre la representación del poder y su resguardo instrumental suele ser mínima”.

“En las naciones donde no hay democracia o donde sus soportes sistémicos son débiles —pienso en naciones latinoamericanas, escribe Mires— la división entre representación e instrumentalización del poder suele ser profunda”. En cambio, “en una democracia “perfecta” no debería existir ningún poder detrás del poder, y hay algunos países en los cuales ya prácticamente no existe”. Solo “en las (democracias) más imperfectas, el poder detrás del poder continúa siendo un factor decisivo.”

En su estudio sobre el poder detrás del poder el autor chileno menciona dos casos que fueron muy representativos en el siglo pasado. Por un lado el de José Stalin, en la Unión Soviética comunista y por otro el de Adolfo Hitler en la Alemania nazi, quienes según Mires encabezaron “las dos contrarrevoluciones antidemocráticas más furiosas de la modernidad”. Detrás de Stalin estaba

Lavrenti Beria y a la sombra de Hitler se encontraba Josef Goebbels, recuerda Fernando Mires.

El autor no los menciona, pero son muy importantes aquellos casos en que el poder instrumental detrás del poder representativo es ejercido por la cónyuge del gobernante, el que necesariamente tiene que ser un tirano o dictador porque en una verdadera democracia no puede ocurrir tal desviación del ejercicio del poder.

Tales fueron los casos de Elena Petrescu, esposa del dictador comunista de Rumania, Nicolae Ceacescu, la que tenía tanto o más poder que su marido; y de Jiang Ching, la mujer del déspota de China comunista, Mao Tse Tung.

Algo parecido viene ocurriendo en Nicaragua desde enero de 2007, cuando Daniel Ortega restauró el régimen dictatorial y su esposa Rosario Murillo asumió un poder determinante ejercido desde atrás de la silla presidencial, como jefa del todopoderoso Consejo de Comunicación y Ciudadanía. Y desde enero de este año pasado, ella gobierna —o cogobierna— de manera instrumental y representativa en su rol de vicepresidenta de la república.

Editorial Daniel Ortega poder política Rosario Murillo archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí