“Agua Para La Vida” nos cambió la vida, dicen los beneficiados con proyectos de agua y saneamiento que ha realizado esta organización, poco conocida en las ciudades; pero muy apreciada y muy querida en comunidades rurales.
Conozco desde hace varios años la labor de Agua Para La Vida, organización no gubernamental, apolítica y no religiosa, que trabaja en comunidades rurales de Nicaragua desde 1987. Inició como una ONG internacional estadounidense, y para dejar capacidades locales, en el 2011 se constituyó legalmente “Agua Para La Vida Nicaragua” (APLVN). A la fecha, existen tres entidades: una en Estados Unidos y otra en Francia, que juegan un papel importante en la búsqueda de fondos; y la tercera, en Nicaragua, que ejecuta los proyectos, consigue ayuda de otras fuentes y desarrolla alianzas para un mayor impacto.
En sus treinta años ha diseñado y realizado 89 proyectos de abastecimiento de agua potable y saneamiento en 85 comunidades de 20 municipios, en los departamentos de Matagalpa, Boaco, Madriz, Nueva Segovia, Estelí, Jinotega, Región Autónoma del Caribe Norte y Región Autónoma del Caribe Sur. En total, ha beneficiado a 35,196 habitantes de comunidades rurales.
En 2015, ganó el premio de Agua y Saneamiento para América Latina y el Caribe, gracias a sus novedosos programas de diseño para sistemas de agua por gravedad: NeatWork (para redes de distribución), Aire en Tuberías (para líneas de conducción) y Abridge (para diseño de puentes colgantes para tubería), diseñados para zonas rurales. Desarrollados por su cofundador Gilles Corcos, y Jean Philippe Vial, miembro de la Junta de APLV Francia.
A falta de personal especializado, en 1996 creó la Escuela Técnica de Agua Potable, ubicada en Río Blanco. Los estudiantes son bachilleres de zonas rurales, que después de dos años y con beca completa, se gradúan de “Técnico Medio en Diseño y Manejo de Sistemas de Abastecimiento de Agua y Saneamiento Rural”, reconocido por Inatec. En la actualidad, varios de sus egresados trabajan en Alcaldías y ONG.
La clave del éxito de sus proyectos está en la participación de la comunidad en todas las etapas; y en el enfoque integral. Trabaja únicamente en comunidades organizadas. Para iniciar el proceso deben llevar una carta de solicitud donde expliquen su necesidad de agua y demuestren tener identificadas posibles fuentes, las que deben ser protegidas.
Acompaña a las comunidades en la fase preliminar de los estudios de factibilidad, ejecución y seguimiento; tanto de infraestructura como de administración y capacitación. En todo este proceso, trabaja de la mano con las comunidades, gobiernos municipales, instituciones gubernamentales y no gubernamentales territoriales, para asegurar una mayor apropiación.
Las capacitaciones se centran en administración, operación y mantenimiento de los sistemas, educación sanitaria y ambiental, gestión integral del recurso hídrico; todo en coordinación con los miembros del Comité de Agua Potable y Saneamiento (CAPS), familias y alumnos de las escuelas. El objetivo es dejar capacidades técnicas y de liderazgo para fomentar el desarrollo de la comunidad a largo plazo y asegurar la sostenibilidad del proyecto.
Para obtener derecho al puesto de agua, cada familia se compromete a contribuir con su trabajo y aportar cuotas como contraparte. Finalizado el proyecto, la participación comunitaria continúa, ya que APLVN instala puestos domiciliares con medidores. En Asamblea General establecen una tarifa mensual y los miembros del CAPS recolectan el pago, para mantenimiento del sistema.
Así, sin ruido y con mucho entusiasmo, Agua Para La Vida calma la sed y apoya la salud, la educación, la calidad de vida; promueve las relaciones y protege el ambiente.
La autora es educadora y comunicadora.