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J. Eduardo Ponce Vivanco

Las próximas elecciones y el entorno regional

Mientras Mauricio Macri tiene el mérito de haber liquidado la peor cara del peronismo en Argentina y Sebastián Piñera podría llevarse la primera vuelta de las elecciones chilenas, Nicolás Maduro y Evo Morales —las versiones más antidemocráticas de la izquierda— manipulan normas e instituciones para perpetuarse en Venezuela y Bolivia. En sentido contrario, Lenín Moreno se ha empeñado en que los ecuatorianos proscriban la reelección indefinida que Rafael Correa hizo incluir en su Constitución.

El balance que se dibuja anuncia el desmoronamiento del Alba. Pero las indeseables victorias de Lula en Brasil y López Obrador en México frenarían esa perspectiva. Posibilidades como estas aumentan la importancia de que Colombia elija un presidente que contenga las ambiciones de las FARC (Timoshenko será candidato presidencial) y restaure un equilibrio político que permita cosechar los frutos del proceso de paz propiciado por el presidente Juan Manuel Santos.

En cualquier caso, la confluencia entre los mandatarios de Argentina, Chile, Perú y Colombia será gravitante en Sudamérica. Habrá que observar el juego de Moreno, quien podría potenciar las opciones del Ecuador si se mueve hacia un pragmatismo económico y comercial que le permita distanciarse de los amigos de Correa, y de la carga política, económica y de corrupción que le ha legado.

Bolivia —el otro peso liviano de la facción sudamericana del Alba— no se librará fácilmente del ADN pendenciero y provocador de Evo Morales. Hipotecado a su inconstitucional apuesta reeleccionista, es previsible que siga intentando incordiar la relación peruano-chilena, intensificar su patrocinio a los mapuches y aprovechar el drama de los alegatos ante la Corte de La Haya (2018) donde, los abogados defenderán su peculiar demanda contra Chile.

La mayor incógnita es lo que Lula haría con el tremendo lastre de Lava Jato y el prestigio conquistado por el sistema judicial brasileño con fiscales como Moro y Janot. Un triunfo congelaría sus juicios, aumentando las sospechas sobre su rol en la megacorrupción que organizó con Petrobras, las emprenteiras y el BNDES. A pesar que el cuestionado Temer h a resanado la economía (lo que le permitiría financiar programas sociales), su presidencia sería blanco permanente de suspicacias y denuncias. Es previsible pues, que el impacto regional de un segundo lulismo sea bastante menor y suscite la preocupación de los países corrompidos desde el Brasil petista.

Frente al complicado panorama político que tiene al norte, la Argentina de Macri reforzará su mirada al Asia, potenciando su relación con Perú y Chile, motores de la Alianza del Pacífico (AP). A diferencia del obsoleto y problemático Mercosur, la AP ofrece perspectivas reales para enriquecer su proyecto político y consolidar una Argentina moderna, con un interesante liderazgo regional.

El Perú debe tener claro que una política exterior inspirada en el genuino interés nacional supone dominar atavismos históricos y la retórica floja que los refleja. La integración del discurso ha sido desplazada categóricamente por flujos comerciales, turísticos y migratorios, cuya data irrefutable surge del factor geoeconómico más visible: la vecindad.

Veamos. Brasil no quiere acuerdos o zonas comerciales que estimulen el intercambio entre las circunscripciones políticas colindantes con el Perú (de ahí la irrelevancia económica de la controversial Interoceánica Sur y la navegación insignificante entre Yurimaguas o Iquitos y la Amazonía brasileña). Con Colombia, la relación económica es pujante, pero la vecindad a lo largo del Putumayo solo favorece actividades ligadas al narcotráfico.

Ecuador no solo castiga el comercio bilateral con salvaguardias y medidas paraarancelarias (que han afectado seriamente las exportaciones peruanas), sino que ha denunciado el acuerdo de protección recíproca de las inversiones. De Bolivia proviene más del 40% del contrabando al Perú, así como el apoyo financiero venezolano al etnocacerismo y los movimientos radicales antimineros que subvierten el sur peruano.

Chile es caso aparte. No obstante la carga histórica negativa, la vecindad y sus ventajas naturales han producido una integración vigorosa y potente. A partir del régimen económico de la Constitución de 1993, y la ampliación del Acuerdo de Complementación Económica de Aladi (1998) el intercambio comercial creció en más del 700 % hasta 2011 (las exportaciones peruanas aumentaron casi 1400 %) y 6.3 millones de chilenos cruzaron la frontera Arica-Tacna en el 2016. El turismo al Perú (1,055,000 chilenos en 2016) superó la suma de los que vinieron de Ecuador, Colombia, Bolivia, Brasil, Argentina y México. Comercio bilateral: $2,520 millones. Inversiones: $28,000 millones. La mayor colonia extranjera en Chile es la peruana. La interdependencia entre Tacna y Arica configura una impresionante comunidad de servicios de la que también se benefician Puno, Moquegua y Arequipa.

Este es un brochazo del tablero regional que ofrece oportunidades claras para multiplicar las expectativas del Perú y de los países que apuestan por un liberalismo inteligente y democrático en América Latina. ©FIRMAS PRESS

El autor es diplomático peruano.

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