Nicaragua, ahora como signataria del Acuerdo de París, mediante su ponencia en la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP23), insistió en la necesidad que los países desarrollados se hagan responsables de los efectos que ha dejado el cambio climático en los países más vulnerables. Asimismo, abogó por la participación de Taiwán en las negociaciones.
Paul Oquist, ministro secretario privado para políticas nacionales de Nicaragua, criticó que los resultados obtenidos en las negociaciones son pocos y tardíos frente al cambio climático. A la vez, ratificó la necesidad que el tema de pérdidas y daños sea prioritario.
“No va a ser posible seguir implorando pérdidas y daños. Más bien es el tema más prioritario ya, cuando comienzan (comiencen) las migraciones climáticas de millones de personas marchando al (hacia) el norte no habrá otro tema (uno de los efectos del cambio climático es la migración)”, señaló Oquist.
Oquist citó al presidente designado Daniel Ortega, y recordó el mensaje que este expusiera ante la Organización de Naciones Unidas, en el que recalcó que los países que han provocado el problema históricamente del cambio climático “deben compensar a los países que sufren las consecuencias”.
Asimismo, sostuvo que “todos los sistemas éticos y legales del mundo tienen el concepto de indemnizaciones por daños, hay que buscar soluciones. No podemos estar satisfechos hasta tener respuestas para la crisis de las víctimas de las consecuencias del cambio climático”, dijo Oquist.
De acuerdo con Alejandro Alemán, oficial de cambio climático del Centro Humboldt, se espera que en la COP23 se cree un plan quinquenal para la implementación del mecanismo de pérdidas y daños causados por los impactos a largo plazo del cambio climático, según acuerdos de la COP19, celebrada en Varsovia.
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Mayor participación
En su discurso, Oquist señaló la necesidad de mayor acercamiento con diversos sectores “para lograr un movimiento por la supervivencia” y esa mayor participación incluye a los gobiernos locales y empresas privadas.
“Por eso también abogamos por la participación de Taiwán, en las negociaciones de la convención (COP23), ya que sus 23 millones de habitantes también luchan contra el cambio climático y sufren sus consecuencias por tifones más frecuentes y fuertes”, sostuvo Oquist.
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También destacó la necesidad de contar con todas las fuentes de financiamiento, incluyendo las alternativas no tradicionales, como las grandes corporaciones, principalmente, tecnológicas.