Para esclarecer todavía más la perversidad de la ideología de género les relataré la realidad estremecedora de su inventor, John Money, padre de esta ideología que adoptaron luego feministas y lobbies gay. El 22 de agosto de 1965 nacieron, en el hospital St. Boniface (Canadá), dos gemelos idénticos, Bruce y Brian Reimer. Ambos tenían un problema de fimosis en el pene, por lo que fue necesaria una circuncisión, operación sencilla y de rutina. Pero por un error increíble, quemaron el pene de Bruce.
Los padres, desesperados, tras una serie de consultas médicas se pusieron en manos de John Money, un médico del que habían oído hablar en la televisión por sus “milagros” de “reasignación sexual” en el Johns Hopkins Hospital de Baltimore. Money era ya entonces uno de los investigadores en sexología más respetados. Con una verborrea impactante, era el creador de la ideología de género, basada en la idea de que la identidad de una persona no está fundada en los datos biológicos del nacimiento, sino en las influencias culturales y el ambiente en el que crece.
Money, quien dirigía la clínica pionera en cirugía transexual de Baltimore, estuvo encantado de ocuparse del niño. Bruce era la ocasión que estaba esperando para demostrar la bondad de sus teorías, un niño varón sin pene al que podía transformar en una niña. Ya para entonces aparecía constantemente en entrevistas televisivas, discutiendo a favor del matrimonio abierto, del nudismo y de otras formas de cultura sexualmente desinhibida. Animaba a sus pacientes a experimentar con todo tipo de deseo sexual, la coprofilia, las amputaciones y el autoestrangulamiento. Para Money no eran perversiones, sino parafilias.
En abril de 1980 explicó en la revista Time que una experiencia de pedofilia “no tenía necesariamente una influencia negativa sobre el niño”. Durante toda su carrera fue reverenciado, recibiendo homenajes, numerosos reconocimientos y premios. Creó la primera clínica para la identidad de género, celebrada por las mayores y más importantes revistas internacionales.
Hasta conocer a Bruce, el campo de acción de Money se había limitado a los hermafroditas. El niño fue para él su ocasión dorada.
Cuando Ron y Janet (los padres del niño en cuestión) entonces tenían solo 20 y 21 años, le conocieron, se quedaron fascinados por el personaje. “Me parecía un dios”, cuenta ella.
El médico les explicó que le podía dar al niño una vagina que funcionara perfectamente, pero que necesitaba su colaboración para que Bruce se convirtiese en niña. Era importante que la vistieran como una niña, que no le cortaran el pelo, que hicieran lo posible para que ella se sintiera “una ella” y no “un él”. Así tendría una vida feliz.
El 3 de julio de 1967 Bruce fue castrado por el doctor Howard Jones, un colaborador de Money. De este modo, Bruce se convirtió en Brenda. Durante los primeros años, Ron y Janet se lanzaron de cabeza en esta empresa.
Pero algo no iba bien. La pequeña Brenda rechazaba las muñecas que le regalaban, le encantaba pelear con sus amiguitos, construía fuertes en vez de peinarse delante del espejo. En el baño, hacía pipí de pie. Los primeros años de colegio empeoraron muchísimo la situación. Brenda empezó a ser especialmente violenta y la expulsaron.
El próximo sábado continuaremos con esta triste historia. (Todo este relato está respaldado por artículos científicos en la enciclopedia Wikipedia, del Centro de Bioética de Estados Unidos, y de las publicaciones de reconocida seriedad como Aletia, Taringa, Religión en Libertad, Vimeo, ACIPrensa, entre otras muchas que pueden corroborar en Internet).
El autor es miembro del Consejo de Coordinadores de la Ciudad de Dios.
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