“Estoy muy viejo para cambiar” es la frase que seguramente ha oído decir o ha dicho cuando le exigen que cambie sus malos hábitos, pero un estudio de la Universidad de Edimburgo, Escocia, demuestra que esto es una excusa. La investigación, que es la más larga en su historia, explica que la personalidad varía según el entorno que el individuo se desarrolle a través de su vida. “No puede concebirse como un concepto fijo, sino como un proceso consistente de cambio, siempre abierto a evolucionar y a generar cambios”, añade la psicóloga, Raquel Ibánez a El País. Sin embargo, deja claro que difícilmente una persona hará cambios radicales. Por ejemplo, alguien que es introvertido no se volverá extrovertido, pero sí adquirirá habilidades sociales para moverse en esos espacios.
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