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TLCAN, aguacate

Empresarios intentan convencer a Donald Trump de que el TLCAN no debe morir

El comercio "se triplicó desde la puesta en marcha del tratado" en 1994 al pasar de 290 millones de dólares en 1993 a más de 1.100 millones en 2016, recordó una especialista

El mundo de los negocios unió fuerzas para convencer al gobierno de Donald Trump de preservar el tratado de libre comercio TLCAN con Canadá y México, porque considera que beneficia a Estados Unidos.

“Estados Unidos está más fuerte que nunca. El TLCAN funciona. Díganle al presidente que mantenga el TLCAN porque el TLCAN es bueno para Estados Unidos”, dice un anuncio de televisión difundido mientras los tres socios están discutiendo en México el futuro del acuerdo.

Al mismo tiempo se multiplican estudios sobre los perjuicios que se generarían si Washington rompe el tratado. Ese tema fue expuesto ante senadores y las cámaras empresariales multiplican sus presiones. “Junto a muchos otros grupos industriales, agrícolas y del mundo de los negocios, llevamos el caso al Congreso en las últimas semanas”, dijo una portavoz de la Cámara de Comercio, la mayor organización empresarial de Estados Unidos.

El asunto fue discutido con los senadores estadounidenses, indicó. Se les transmitió el mensaje de que sería un error salir del tratado y que esa decisión tendría un efecto “devastador” para la agricultura de Estados Unidos, especialmente para los productores de trigo, según la Cámara.

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Un retirada lisa y llana “es aún la opción muy probable y eso explica la presión del mundo de las empresas”, estimó Monica de Bolle, experta del Peterson Institute for International Economics.

La cuarta ronda de negociaciones del TLCAN realizada en octubre terminó complicada por radicales propuestas de Washington como la llamada “cláusula crepuscular” que derogaría el tratado al cabo de cinco años para volver a negociarlo o la eliminación de las reglas para resolver litigios entre los socios.

México y Canadá rechazaron de lleno e inmediatamente las demandas de los negociadores de Trump.

 Despertar

Esas demandas hicieron “despertar” a senadores y empresas que hasta entonces no tomaban muy en serio las amenazas del presidente estadounidense, observa Edward Alden, del Council of Foreign Relations.

“Este presidente es impredecible”, dijo Alden. “Es difícil discernir qué es una broma y qué es una amenaza”, añadió.
Trump ha dicho que el TLCAN es el “peor acuerdo” jamás firmado por Estados Unidos. Le atribuye el colosal déficit comercial de más de 64,000 millones de dólares con México y la destrucción de miles de empleos estadounidenses.

Hoy “diversas asociaciones se esfuerzan por orientar positivamente las discusiones tratando de alejar la severa retórica de la administración Trump” en las discusiones, estimó Monica de Bolle.

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A su juicio, la movilización tuvo efecto. Prueba de ello, indicó, es la decisión de ministros de los tres países de no participar de la quinta ronda de negociaciones que está en curso en Ciudad de México a fin de evitar una escalada verbal. “Eso preserva la posibilidad de una sexta sesión en 2018”, dijo.

“El mundo de los negocios ahora está plenamente comprometido. Y tiene, simultáneamente, dinero e influencia”, apuntó Edward Alden.

Elecciones

Pero a medida que se acercan las elecciones legislativas de medio mandato de 2018, Trump querría mostrar resultados políticos. Y el temor, subrayó De Bolle, es que anuncie que rompe con el TLCAN si es que no consigue aprobar su reforma fiscal en el Senado.

Un sondeo publicado esta semana, señaló que 56 por ciento de los estadounidenses creen que el tratado es benéfico para Estados Unidos. Empero, el 54 por ciento de los votantes republicanos piensa lo contrario.

“La gente olvida que el TLCAN contribuyó largamente al desarrollo del comercio entre Estados Unidos, Canadá y México”, dijo Beth Ann-Bovino, economista jefe de S&P Global.

El comercio “se triplicó desde la puesta en marcha del tratado” en 1994 al pasar de 290 millones de dólares en 1993 a más de 1,100 millones en 2016, recordó.

A su juicio, el acuerdo reforzó la competitividad de la industria manufacturera al obligar a que las empresas innovaran “lo cual, en definitiva, incrementó el empleo y las oportunidades de inversión”.

La economista subrayó que un retiro del acuerdo generaría un aumento de precios y frenaría el consumo, pulmón del PIB de Estados Unidos, lo cual derivaría finalmente en una caída de las ganancias de las empresas.

Economía Donald Trump Estados Unidos TLCAN archivo

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