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Orlando Vásquez Morales es hijo del más grande pesista nicaragüense Orlando Vásquez. LAPRENSA / ÓSCAR NAVARRETE

Orlando Vásquez Morales es hijo del más grande pesista nicaragüense Orlando Vásquez. LAPRENSA / ÓSCAR NAVARRETE

La promesa que sacó del alcohol y las drogas al gran pesista Orlando Vásquez

Orlando Vásquez Morales le prometió a su papá Orlando Vásquez que rompería las marcas que él dejó en la halterofilia, si deja las drogas y el alcohol.

A Orlando Vásquez Morales le tocó madurar temprano. No había cumplido los doce años cuando comenzaron a avisarle de vez en cuando que su papá estaba borracho, cayéndose, y dejaba lo que estuviera haciendo por ir tras de él. Antes su papá no era así. En la calle todos lo saludaban y a su casa llegaban los periodistas para entrevistarlo porque se había coronado como el pesista con más medallas ganadas en Juegos Panamericanos. Pero desde que se volvió alcohólico y comenzó a drogarse las visitas comenzaron a escasear hasta que todos dejaron de llegar.

—Mira Orlando, vos no tenés que ser como tu padre. No sigás su ejemplo —le repetían.

Orlando, avergonzado, bajaba la cabeza, guardaba silencio por unos segundos y después les decía: “Las personas cambian”.

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Esta escena ocurrió varias veces, hasta que un día agarró valor y enfrentó a su padre. Le prometió que seguiría sus pasos en el deporte a cambio que él dejara el vicio. Ahora Orlando Vásquez (hijo) como lo citan en los medios, es parte de la selección nacional de pesistas que competirá en los Juegos Centroamericanos que se realizarán en diciembre en Nicaragua y es uno de los atletas que se espera gane medalla de oro.

La promesa

Orlando Vásquez, el pesista en ganar más medallas en los juegos panamericanos, junto a su hijo Orlando Vásquez Morales, quien promete seguir los pasos de su padre. LA PRENSA/ Uriel Molina
Orlando Vásquez, el pesista en ganar más medallas en los juegos panamericanos, junto a su hijo Orlando Vásquez Morales, quien promete seguir los pasos de su padre. LA PRENSA/ Uriel Molina

Orlando Vásquez (padre) conoció la gloria y el infierno casi a la vez. Se convirtió en el mejor pesista de Nicaragua y en el único pesista en ganar más medallas en los Juegos Panamericanos. Pero entró en el vicio y lo perdió todo. Su matrimonio de 15 años, sus hijos, su casa y el dinero. Quedó vistiendo como indigente.

En la época en que no tomaba llevaba a su hijo menor al gimnasio para que se involucrara en el levantamiento de pesas. Lo aconsejaba que no se metiera en los vicios porque esos eran la perdición, pero en las temporadas malas era su hijo quien lo iba a traer a los lugares donde se emborrachaba.

—Papa a mí no me gusta verlo así. No quiero que la gente hable mal de usted, que digan “mirá al hijo que anda entrenando y el papa bien bolo” —le dijo una de esas veces.

Orlando (padre) se llenó de vergüenza al oír hablar así a su hijo. Sabía que tenía razón.

—Te voy a prometer algo —siguió Orlando (hijo)— vos prometeme que ya no vas a beber y yo voy a entrenar duro para ir a los Juegos Centroamericanos, Panamericanos y del Caribe.

—Dale pues hijo, ya no voy a tomar más. Voy a mejorar mi vida —le respondió a su hijo.

Esa fue la promesa que lo cambió todo. Hoy, Orlando (hijo) lo recuerda emocionado mientras entrena en el gimnasio que se llama como su padre. “No volvió a beber, ya van más de cinco años de eso”, enfatiza.

Desde entonces, la relación de ambos mejoró bastante. Se volvieron más unidos, tanto que en los entrenamientos prefería preguntarle a su padre cómo lo veía, aunque allí estuviera su entrenadora. En un par de ocasiones su papá lo entrenó y según dice su hijo, era bastante exigente.

Matrimonio de pesas

Orlando Vásquez (hijo) junto a su pareja Sema Ludick, quien también es pesista. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE
Orlando Vásquez (hijo) junto a su pareja Sema Ludick, quien también es pesista. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Al fondo del Gimnasio Orlando Vásquez, en el Instituto Nacional de Deporte, está un joven de piel morena, delgado, cabello negro crespo y pómulos marcados. Tiene el mismo nombre que el gimnasio y en sus manos todavía tiene rastros de magnesio, porque acaba de levantar pesas. Va a cumplir 20 años, pero parece un par de años menor. A su par una muchacha vestida con ropa deportiva, igual que él, lo acompaña. Ella es su pareja, Sema Ludrick, quien también es pesista y con quien tiene un hijo.

Hace poco más de dos años ambos se retiraron de lo que más les gusta hacer: la halterofilia o levantamiento de pesas. Esa fue una de las decisiones más dolorosas para ellos. Vásquez ya había iniciado el camino tras los pasos de su padre.

“Me salí por mi niño, comencé a trabajar, pero sentía ganas de regresar al deporte porque el cuerpo me pedía levantar pesas”, confiesa.

Fue hasta este año que regresó al deporte porque su papá lo llamó para que participara en los Juegos Centroamericanos. No se lo pensó y se vino a entrenar. Ludrick también regresó al deporte y ahora ambos van tras las medallas durante los Juegos Centroamericanos que iniciarán el tres de diciembre en Managua. Ese día su papá, Orlando Vásquez, vendrá desde Chinandega para ver ganar a su hijo, pues él está convencido que esa medalla es suya.

“Mi papa (Orlando Vásquez) dejó un legado. Dejó sus marcas y esas marcas me toca romperlas ahorita (en el Campeonato Centroamericano). No antes”, afirma confiado.

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Los Orlando Vásquez

De Orlando Vásquez (hijo) se espera que gana medalla de oro durante los juegos centroamericanos que se realizarán en diciembre próximo. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE
De Orlando Vásquez (hijo) se espera que gana medalla de oro durante los juegos centroamericanos que se realizarán en diciembre próximo. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

La primera vez que Orlando Vásquez (hijo) salió del país a competir fue en junio del 2013. Iba con su padre en una delegación que competiría en el Campeonato Panamericano Mayor en Islas Margarita, Venezuela.

Iba nervioso, no solo porque era su primer viaje, sino porque enfrentaría a su padre en la misma categoría: 56 kilogramos. Era una de esas pocas oportunidades donde, quizás con un poco de suerte, podría ganarle al pesista más grande de Nicaragua quien también era su padre.

“Yo estaba alegre porque digo ‘le voy a ganar por lo menos una vez’, pero no pude”, dice.

Esa era la primera vez, según les dijo a los pesistas Vásquez, que padre e hijo se enfrentaban en una misma categoría. Y aunque Orlando (hijo) conocía el legado de su padre quiso superarlo.


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