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John F. Kennedy, el 35 presidente de los Estados Unidos.

John F. Kennedy, el 35 presidente de los Estados Unidos.

Los misterios tras el asesinato de John F. Kennedy

Medio siglo después la muerte de Kennedy no está esclarecida. ¿Lee H. Oswald actuó solo? ¿Hubo una conspiración? Viajamos a Dallas en busca de respuestas.

Segundos después del último disparo, Jackie repetía una sola frase mientras la limusina presidencial se apuraba con dirección al Hospital Parkland: “¡Tengo su cerebro en mis manos! ¡Tengo su cerebro en mis manos!” Su esposo iba recostado ligeramente sobre ella, inerte. Manchando de sangre su impecable vestido rosa. A la 1:00 p.m. de ese día, el viernes 22 de noviembre de 1963, el presidente John F. Kennedy fue declarado muerto. Asesinado.

Los eventos de aquella soleada tarde de Dallas siguen debatiéndose dentro y fuera de Estados Unidos. 54 años han pasado, pero la versión oficial de quién mató al presidente convence a una clara minoría. En 2013, una encuesta del grupo internacional Gallup reveló que el 61 por ciento del país cree que Lee Harvey Oswald, único acusado por el asesinato, no actuó solo, y que Kennedy murió más bien a manos de una elaborada conspiración. Oswald no tuvo juicio y su versión se desconoce, pues dos días después de su aprehensión fue a su vez asesinado en televisión en vivo por un balazo a quemarropa de Jack Ruby, una cara conocida en la vida nocturna de aquel Downtown de Dallas.

La muerte de Oswald solo dinamitó la opinión pública. ¿Qué clase de trama era esa? ¿Y si Oswald era inocente? ¿Entonces quién mató a Kennedy? ¿Quién mandó a ejecutar al presidente cuando sonreía a la multitud de Dealey Plaza, a bordo de su limusina sin techo y con la popular Jackie a su lado?
Al menos un centenar de teorías conspiracionistas han emergido en medio siglo. Las más populares barajan siempre los mismos actores: Lyndon B. Johnson, el vicepresidente y por ende quien más salió ganando; el FBI, la CIA, la Cuba de Castro, la Unión Soviética de Kruschev, la mafia.

John F. Kennedy y Jackie Kennedy a punto de subirse a la limusina presidencial en el aeropuerto de Dallas Love Field, poco antes del asesinato. LA PRENSA / CORTESÍA: The Dallas Morning News
John F. Kennedy y Jackie Kennedy a punto de subirse a la limusina presidencial en el aeropuerto de Dallas Love Field, poco antes del asesinato.
LA PRENSA / CORTESÍA: The Dallas Morning News

Pero también hay decenas de conspiraciones independientes que involucran a totales desconocidos como supuestos asesinos de Kennedy. Por si fuera poco, obedeciendo a la ley, el Gobierno de Estados Unidos acaba de revelar miles de documentos clasificados acerca del caso JFK. La información está siendo procesada por periódicos como el Dallas Morning News, el Washington Post y el New York Times. Este último, incluso, le ha pedido ayuda a sus lectores para encontrar las pistas más llamativas. No obstante, hay personas en Dallas que saben exactamente qué buscar en la marea de data, y que saben, por ejemplo, que en julio también se revelaron tres mil documentos y han estado indagando en el asesinato de Kennedy no por semanas o meses, sino por décadas.

Dave Perry, un agente de seguros retirado graduado de la Universidad de Massachusetts, investiga la muerte de Kennedy desde 1976, y sus puntos de vista han sido publicados por CNN en extensas entrevistas. Hugh Aynesworth, por su parte, estudia y escribe sobre Kennedy desde el 22 de noviembre de 1963, cuando era un joven periodista en su día libre que simplemente quería ver al presidente en Dealey Plaza, pero terminó atestiguando su muerte, la captura de Oswald y el asesinato de este. Ambos son considerados autoridades en el campo JFK, y los dos nos atendieron en sus casas para esta publicación. Recorriendo los sitios cruciales del asesinato de Kennedy, incluido el cuarto que alquilaba Oswald, y revisando los últimos documentos liberados acerca del asesinato, intentamos acercarnos a la versión más creíble de lo que pasó alrededor de aquel día de 1963.

 

22 DE NOVIEMBRE DE 1963, DALLAS

El titular del Dallas Morning News al día siguiente de la noticia fue, en mayúsculas: “Kennedy asesinado en una calle de Dallas”. No puede decirse que la muerte de Kennedy en el norte de Texas fuera previsible, pero hubo quienes aconsejaron de no viajar al presidente. Para noviembre de 1963 Kennedy comenzaba su campaña de reelección y escogió hacerlo en la entonces ultraconservadora Dallas porque cuando fue electo presidente había perdido por mucho en esa localidad, a pesar que su compañero de fórmula, Lyndon B. Johnson, era texano.

Aún con episodios políticos desastrosos como la fallida invasión de Bahía de Cochinos en Cuba en 1961, Kennedy era un presidente popular. Su manejo de la crisis de los misiles con el mismo país caribeño y la Unión Soviética en 1962 y, sobre todo, el Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares (TPPEN) que logró firmar con Moscú en 1963, son considerados como los momentos álgidos de su presidencia. Pero quien le hacía conquistar a más seguidores en el imaginario colectivo nacional no era la política sino Jackie, su esposa, y sus hijos Caroline y John Fitzgerald Jr. Las fotografías íntimas de los cuatro vendían la imagen del estereotipo de familia ideal norteamericana, y de hecho fue esa la razón por la que Jackie lo acompañó en el viaje. Dallas era una ciudad republicana con fuertes nexos a grupos radicales de extrema derecha como el Ku Klux Klan, y se esperaba un recibimiento frío para los Kennedy, por lo que el presidente necesitaba todo el apoyo de Jackie para realzar su imagen. Pero lo que la pareja encontró a las 11:40 de la mañana en el aeropuerto Dallas Love Field fue todo lo contrario. El 22 de noviembre los odiosos se guardaron en sus casas y los entusiastas por ver al presidente y a la primera dama salieron con pancartas de alegría. La esposa del gobernador de Texas, Nellie Connally, quien trepó en la limusina presidencial junto con su esposo, le dijo a Kennedy: “Señor presidente, no puede decir que Dallas no lo ama”. El asesinato ocurrió minutos después.

La limusina presidencial iba sin techo porque era un día soleado. CORTESÍA: The Dallas Morning News
La limusina presidencial iba sin techo porque era un día soleado.
CORTESÍA: The Dallas Morning News

El centro de Dallas no es un muy grande. El Downtown está marcado por tres calles paralelas que recorren unos dos kilómetros entre rascacielos y edificios históricos. Son Elm, Main y Commerce Street. El trío se junta al extremo oeste en Dealey Plaza, y unidas pasan bajo el Triple Underpass, un antiguo puente ferroviario que funge como entrada y salida de la metrópoli. El desfile de automóviles del presidente, con su Servicio Secreto y los carros y motos policiales, entró por el extremo opuesto al Downtown, en Main Street, a las 12:21 p.m. Unas 150 mil personas vitorearon a Kennedy en su limusina negra sin techo. En artículos pasados, el Dallas Morning News calculó que el presidente pasó por unas 20 mil ventanas en total, pero el asesino jalaría el gatillo hasta las 12:30 p.m. en Dealey Plaza, desde el Depósito de Libros Escolares de Texas, cuando el desfile de vehículos se desviara de Main Street para cruzarse a la calle Elm con intención de dirigirse al Trade Mart, donde Kennedy daría un discurso. El tiempo entre los disparos fue de seis segundos. El primero, según la versión oficial, falló. El segundo entró por la nuca de Kennedy, perforó su garganta y alcanzó a herir al gobernador de Texas, John Connally; y el tercer disparo impactó con violencia la cabeza de Kennedy, provocándole una herida mortal en el costado derecho y salpicando de tejido el asiento en que iba junto a su esposa. Tras el ataque el vehículo aceleró y fue al Hospital Parkland de Dallas. En Dealey Plaza se desató el infierno.

Hugh Aynesworth, de 76 años, era periodista del Dallas Morning News. Cubría el programa espacial y asegura que esa sección era la más importante del diario, pero el día de la visita del presidente no le dieron asignaciones. “Me sentí mal porque ya tenía experiencia, me dejaron fuera. Pero me dije: ‘No ves a un presidente todos los días’, y fui a Dealey Plaza. Era un día hermoso y era una multitud feliz. En la plaza confundí el primer disparo con el rugido de una moto, pues una venía de pasar al frente mío en el desfile de automóviles. Luego un segundo y un tercero. La gente comenzó a gritar. No sabías qué hacer. Nadie sabía de dónde venían los disparos, pero todos sabían qué había pasado. Yo no miré a los Kennedy porque un rótulo me lo impedía. Divisé a un niño sobre los hombros de su padre que tenía un lápiz con la bandera de Estados Unidos y yo andaba unos papeles en un bolsillo. Le di dos cuartos de dólar y le quité el lápiz. Sabía que tenía que comenzar a reportear. No sabía muy bien por dónde empezar. Comencé a mirar hacia todos lados y vi a un hombre grande señalando el edificio del Depósito de Libros Escolares. Gritaba señalando la ventana de Oswald: ‘¡Está allá arriba! ¡Está allá arriba, lo vi! ¡Es el tirador!’ Este testigo fue muy importante porque describió al sujeto que miró por unos segundos. No acertó la edad por unos años ni el peso por unas libras, pero su descripción ya estaba en manos de la policía”.

El periodista Hugh Aynesworth fue testigo del asesinato de Kennedy en Dealey Plaza. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
El periodista Hugh Aynesworth fue testigo del asesinato de Kennedy en Dealey Plaza.
LA PRENSA / Fabrice Le Lous

Lo demás sucedió muy rápido. Aynesworth y el Dallas Morning News lograron recoger los acontecimientos ese día y dieron un preciso seguimiento en los posteriores. A la 1:15 p.m. hubo otro asesinato: el del oficial de la policía J.D. Tippit, en Oak Cliff, un barrio occidental de Dallas a 15 minutos del centro. A la 1:22 p.m., en el Depósito de Libros Escolares, un edificio cuadrado neorrománico de ladrillos rojos, la policía encontró un rifle italiano Carcano M91/38 de 6.5 milímetros escondido tras unas cajas en la esquina noroeste del sexto piso, así como tres casquillos de bala en la esquina opuesta, al lado de una ventana que da a la calle Elm. Las autoridades ya buscaban a un hombre blanco de apariencia de 30 años, no muy alto y de contextura delgada. Un sujeto así entró al Teatro de Texas, en Oak Cliff, y no pagó su boleto. La dependiente del quiosco llamó a la policía y mencionó que un joven entró a toda prisa. A la 1:50 p.m., tras un forcejeo, la policía de Dallas capturó a Lee Harvey Oswald, un exmarine de los Estados Unidos que había intentado desertar a la Unión Soviética y que trabajaba desde hacía unas semanas en el Depósito de Libros. Sus palabras al ser detenido fueron: “This is it” (Eso es todo). Aynesworth lo atestiguó todo: Dealey Plaza, el Teatro de Texas y dos días más tarde, el asesinato de Oswald.

Esa noche acusarían al detenido del asesinato de Tippit primero y de Kennedy después. Cuando él pudo hablar en televisión lo negó, pero la policía encontró el protector de su pistola sobre su cama en el cuarto que alquilaba en Oak Cliff. La mujer de limpieza lo había visto entrar y salir a eso de la 1:00 p.m. con mucha prisa, y, según la policía, sus huellas digitales correspondían con las del rifle del Depósito de Libros. Todo esto sin mencionar sus antecedentes. La parte que más interesa a Dave Perry. Sobre todo sus actividades dos meses antes de matar al presidente.

 El francotirador Lee Harvey Oswald tuvo esta vista el 22 de noviembre de 1963. La limusina de Kennedy estaba a la misma distancia que el coche blanco. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
El francotirador Lee Harvey Oswald tuvo esta vista el 22 de noviembre de 1963. La limusina de Kennedy estaba a la misma distancia que el coche blanco.
LA PRENSA / Fabrice Le Lous

“Lo curioso es que si Oswald hubiera comprado su boleto en el Teatro, es posible que no lo hubieran detenido”, dice Perry, medio siglo después, en la habitación de su casa que tiene una centena de libros y documentos sobre el caso, así como carpetas hechas por él con memos de la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) y registros que le han permitido desmitificar todas las teorías de conspiración que ha encontrado. “De los nuevos documentos lo que más me interesa es el viaje que Oswald hizo a México dos meses antes de matar a Kennedy. Pero la CIA logró que Trump postergue la liberación de algunos documentos clasificados por otros 180 días”.

Perry habla de los 2,800 documentos que el gobierno del presidente Donald Trump liberó acerca del caso de JFK. Una ley de 1992 obligó al gobierno a hacerlo, pero la CIA y el FBI detuvieron la publicación de cientos de papeles oficiales que estaban supuestos a ver la luz el pasado 26 de octubre, alegando que comprometía la seguridad nacional. Trump les concedió 180 días para finalmente desclasificarlos, y podrían estar públicos en abril de 2018.

Estos últimos papeles, sin embargo, son parte de decenas de miles de documentos que ya han sido desclasificados en los últimos 54 años, y que Dave Perry ha examinado con cautela.

Dave Perry ha dedicado más de 40 años a investigar el asesinato de Kennedy. Ha desmitificado decenas de teorías de conspiración. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
Dave Perry ha dedicado más de 40 años a investigar el asesinato de Kennedy. Ha desmitificado decenas de teorías de conspiración.
LA PRENSA / Fabrice Le Lous

¿QUÉ ESCONDE LA CIA?

Perry comenzó a examinar la muerte de Kennedy en 1976 como un creyente de conspiraciones, y cuando CNN lo llamó en octubre pasado para un especial sobre la relación entre Oswald y la CIA, se molestó un poco cuando le preguntaron si era anticonspiración.

“Yo no soy anticonspiración, pero ahora tampoco soy proconspiración. Yo todavía busco una teoría de conspiración que pueda funcionar, pero necesito la evidencia”.

Por aquellos días trabajaba como ajustador de reclamos de seguros, y ya le tocaba indagar en casos judiciales. Trasladó su experiencia a JFK como un pasatiempo que se convirtió en pasión. Se hizo muy amigo de Gary Mack —fallecido en 2015—, el curador del Museo del Sexto Piso de Dallas, desde donde Oswald disparó, y juntos se dedicaron a investigar teorías y papeles por décadas.

“Si no investigas bien, lo único que haces es ver documentales o programas limitados sin videos completos, sin la información completa, entonces no estás poniendo las cosas en contexto. Comienzas viendo cosas y vas hacia conclusiones. Y no solo con el asesinato de JFK, sino con muchos episodios de la historia, probablemente incluso en tu país”, explica Perry. “Eso se llama sesgo de confirmación. Vienes con una idea y buscas la evidencia que apoye o respalde tu idea. Y no buscas la evidencia que te lleva a una conclusión. Y encuentras que la mayoría de autores de teorías de conspiración usan el sesgo de confirmación. Esa es la razón por la que no se pueden sustentar”.

Desde hace años, diversos memorandos de la CIA y del FBI han revelado mucha información sobre Oswald, y algunas partes de su vida merecen ser examinadas con lupa.

Lee Harvey Oswald, el asesino de John F. Kennedy, capturado por la policía de Dallas. LA PRENSA / CORTESÍA: The Dallas Morning News
Lee Harvey Oswald, el asesino de John F. Kennedy, capturado por la policía de Dallas.
LA PRENSA / CORTESÍA: The Dallas Morning News

Esto es lo que Dave Perry cree que sucedió y lo que piensa que la CIA esconde en 2017:

Oswald, originario de Nueva Orleans, Luisiana, tuvo una infancia difícil y no tuvo una buena relación con su madre, con quien solía mudarse frecuentemente. A sus 17 años había vivido en 22 residencias distintas y había estado en 12 escuelas. Poco después de cumplir sus 17 se enlistó en el ejército estadounidense y se hizo marine. Después de su entrenamiento lo enviaron a Japón para ayudar con las operaciones del avión de espionaje Lockheed U-2, que recogía información de la Unión Soviética desde ultraalturas. En 1959, antes de cumplir 20 años, Oswald viajó a Moscú, entró a la Embajada de Estados Unidos y vociferó que quería desertar a la Unión Soviética, darles “importante información” y renunciar a su ciudadanía estadounidense, con la esperanza que la embajada tuviera micrófonos y los rusos escucharan sus palabras.

La Unión Soviética no quiso arriesgarse con un posible espía. Le negó la petición y le dijo que al término de su visa debía volver a Estados Unidos. Según puede leerse en papeles oficiales de la CIA, Oswald intentó suicidarse en su hotel en Moscú a los días, pero lejos de sensibilizarse la Unión Soviética lo envió a Minsk, en Belarús, donde trabajó en una radio. Allí pasó tres años y conoció a su esposa, Marina. Al cabo de ese tiempo se aburrió de la vida en el país comunista y regresó a Estados Unidos con su esposa. Según Perry, Oswald fue el tercer desertor de la Unión Soviética que regresó a su país de origen con su pareja. Una vez en su país natal hizo trabajos pequeños principalmente en Texas y Luisiana, y se quiso integrar al Comité pro Juego Limpio con Cuba, una asociación creada por intelectuales en Nueva York para que Cuba tuviera conocimiento de todo lo que Estados Unidos hacía contra ella en la Guerra Fría. En el Comité no quisieron saber nada de Oswald, pero la CIA tenía un particular interés por el Comité. “Querían desacreditarlo”, dice Dave Perry, “y si Oswald lograba unirse a ellos, tenían una forma de hacerlo”. Pero esto no sucedía. Oswald, según informes, leía sobre marxismo y socialismo desde sus 15 años, pero ya había tenido dos negativas de países con esas ideologías. En 1963, en septiembre, tomó un bus en Houston y fue a la capital de México por siete días. Ahí contactó a las embajadas de Cuba y de la Unión Soviética muchas veces por teléfono y cinco veces de forma personal. Quería obtener una visa para regresar a Rusia, pero ambas embajadas se la negaron. En los documentos recientemente liberados sobre el caso, un memo del FBI escrito por el entonces director del bureau, J. Edgar Hoover, explica que los soviéticos no querían saber más de Oswald porque lo consideraban “mentalmente inestable y un traidor”.

“Entonces regresa a Estados Unidos y las agencias conocen cada palabra que se dijo en las embajadas en México, porque estaban con cables y micrófonos, pero no lo detienen, a diferencia de otro estadounidense llamado Eldon Hensen que fue a México, a esas embajadas tiempo antes de Oswald, ofreció sus servicios a Cuba y fue detenido por el FBI con ayuda de la CIA. A Oswald no le hacen nada”, revela Dave Perry. “Mi teoría, pero no es más que una teoría, es que la CIA tenía muchas ganas de dejar mal al Comité pro Juego Limpio con Cuba. Recordemos que fue la CIA la que ideó Bahía de Cochinos, y su relación con Kennedy no era la mejor. El hecho es que le dan más tiempo a Oswald, llega noviembre y el tipo mata a Kennedy. Entonces tenemos a un muchacho de 24 años que fue decepcionado por su país, fue decepcionado por Cuba, fue decepcionado por la Unión Soviética, y ahora cree que puede comenzar la Tercera Guerra Mundial. Mi impresión es que la versión oficial termina siendo la correcta, pero la CIA logró que no se supiera todo lo que ellos sabían sobre Oswald. Si la CIA hubiese actuado como debía, nadie hubiera asesinado a Kennedy. Y eso es lo que esconden”.

La ventana desde la cual Lee Harvey Oswald disparó a Kennedy, segundos después del ataque. Cortesía: The Dallas Morning News.Cortesía: The Dallas Morning News
La ventana desde la cual Lee Harvey Oswald disparó a Kennedy, segundos después del ataque. Cortesía: The Dallas Morning News 

Jack Ruby y el segundo asesino

Cuando Jacob Rubenstein, quien se firmaba Jack Ruby, mató a Oswald en el sótano del cuartel de la policía de Dallas, a muchas personas no les cupo la duda de que todo era una conspiración y que involucraba quizás a la mafia, pues a Ruby lo describían como un gánster. Pero el destino de Ruby luego de vengar al país por la muerte del presidente fue todo menos grato. Lo condenaron a la pena de muerte, logró apelar y murió de cáncer en 1967, cuando esperaba un segundo juicio.

El periodista Hugh Aynesworth entrevistó tres veces a Jack Ruby, pero lo conocía desde antes. “Cuando había un incendio, un crimen, un escándalo, ahí mirabas a Jack Ruby. Era un tipo espontáneo”, comenta. Quizás una muestra de esta personalidad es el hecho que cuatro minutos antes de matar a Oswald, fue a un Western Union a hacerle un pago que le debía a una de las bailarinas de su club nocturno. O que decidiera salir de casa ese domingo con su perrita Sheba en el carro.

Para Dave Perry, Ruby lo hizo porque quería ser alguien. Porque creyó que si mataba al asesino del presidente, el mundo lo querría. Pero murió a los cuatro años, preso.

En cuanto a sus nexos con la mafia, Perry dice: “Ruby era de Chicago, sí, pero el único vínculo con Al Capone que tuvo es que en los años 20 era parte de los jóvenes que hacían mandados para la mafia. Nunca lo llegó a conocer, y en Dallas solo era un tipo que trataba de ser aceptado a la fuerza”.

La versión oficial encontró que Ruby actuó solo para matar a Oswald. Esta versión es la de la Comisión Warren, un colectivo federal creado por el presidente Lyndon B. Johnson, que en 1964 determinó a la vez que Lee Harvey Oswald fue quien disparó a Kennedy y que actuó solo.

El problema con la Comisión Warren, explica Perry, es la CIA. Ahora se sabe que la Central de Inteligencia mintió sobre lo que ellos sabían y escondieron pruebas que tenían clasificadas. Dijeron, por ejemplo, que no tenían conocimiento de las visitas de Oswald a las embajadas de Cuba y la Unión Soviética en México, y los documentos que los desmienten, con fechas anteriores al asesinato de Kennedy, ahora son públicos.
En 1978, una segunda investigación se llevó a cabo: la del Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos. Sus conclusiones fueron que efectivamente Lee Harvey Oswald disparó desde la ventana del Depósito de Libros, pero dejó abierta una posibilidad científica del 95 por ciento de que hubo un segundo tirador, pues en un audio policial que grabó la escena del crimen se escuchaban cuatro disparos en lugar de tres. En los años 80, sin embargo, una nueva investigación se posicionó en contra de esta teoría, pues alegó que los cálculos matemáticos del Comité Selecto estaban equivocados. “Así es esto”, dice Perry.

El editor de noticias del Dallas Morning News, Will Pry, estuvo a cargo de la edición de colección del 50 aniversario del asesinato de Kennedy, en 2013, y tras leer todos los apuntes archivados por el periódico en la época, y con 25 años de experiencia como periodista, cree que Oswald fue efectivamente el asesino de Kennedy. Pero también duda de la CIA.

—¿La CIA ha encubierto su participación en el asesinato o ha encubierto su propio desastre al no detener a Oswald?

—Tenemos un dicho de que si tienes que comprobar si algo es conspiración o incompetencia, primero busques incompetencia.

 Will Pry, editor de Noticias del Dallas Morning News, con el libro de los 50 años del asesinato de Kennedy. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
Will Pry, editor de Noticias del Dallas Morning News, con el libro de los 50 años del asesinato de Kennedy.
LA PRENSA / Fabrice Le Lous

Con todo, hay una prueba —un video— para el cual no muchos tienen una respuesta satisfactoria: el filme Zapruder.

El 22 de noviembre de 1963, en Dealey Plaza, Abraham Zapruder, un sastre que vivía cerca del lugar, filmó la limusina presidencial con su cámara casera de 8 milímetros. El material fue público hasta 1975, y el video —disponible en YouTube—, muestra el tercer disparo, que revienta el costado derecho de la cabeza de Kennedy, impulsando su cuerpo violentamente hacia atrás y no hacia adelante, donde la lógica lo imaginaría puesto que Oswald estaba atrás de la limusina, en el sexto piso del Depósito de Libros.

Cuando le preguntamos a Hugh Aynesworth por esta evidencia, casi parece molestarse, aunque puede ser porque lleva dos horas hablando con nosotros y porque antes atendió a un equipo periodístico de Japón (así son sus octubres y noviembres). Nos dice: “Para esa pregunta te recomiendo a Dave Perry. Él es el mejor investigador que hay de JFK”.

Pero Dave Perry no es experto en balística, y nos lo hace saber:

“Aquí es difícil, porque no es mi campo, pero te puedo decir que he conocido a varios expertos en balística y ni ellos se ponen de acuerdo”.

El film Zapruder, según la mayoría de estadounidenses, es la prueba de que había un segundo tirador escondido tras una valla de madera que aún está en el lugar, a unos 30 metros de la equis sobre la calle Elm que marca el punto donde Kennedy fue asesinado. Si bien es cierto que al ver el video uno al menos considera esta teoría, no existe una sola prueba que pueda sustentarla.

Esta sería la vista del posible segundo asesino de Kennedy, tras la valla de madera en Dealey Plaza. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
Esta sería la vista del posible segundo asesino de Kennedy, tras la valla de madera en Dealey Plaza.
LA PRENSA / Fabrice Le Lous

Jean Hill es otra testigo de aquel fatal día. Ella estaba del otro lado de la calle Elm, o sea que si hubo un tirador escondido tras la valla, pudo haberlo visto. En la actualidad ha ido al programa de Oprah Winfrey a perjurar que vio humo saliendo de la valla de madera, pero Dave Perry encontró un video del 22 de noviembre donde la entrevistan y le preguntan lo mismo, y ella, con la memoria fresca, asegura que no vio nada, que solo escuchó los disparos.

De verdad cuesta creer que un segundo asesino estuvo acechando a Kennedy con un rifle de alto poder tras la valla de madera en la colinita de césped. Dealey Plaza, para comenzar, es muy pequeña. Cuando uno mira los videos y las fotos, cuando valora el capítulo de historia que ocurrió en ese lugar, es fácil pecar e imaginar un sitio inmenso. Mi primera impresión al llegar fue: “¿Esto es? ¿Tan pequeño y ordinario?” Las calles son de uso normal y los carros pasan sin miramientos. Algunos turistas arriesgan su vida para tomarse una selfie junto con la equis sobre el pavimento. El lugar no ha cambiado en 54 años. El parqueo tras la valla es el mismo. Una zona abierta donde sería demasiado fácil ver a un tirador salir corriendo con su rifle y el casquillo de su bala. Muchos testigos corrieron hacia la colinita aquel día, huyendo de la línea de fuego, y es difícil pensar que nadie vio nada. Por eso el video de Zapruder es la pieza más rara. Y fascinante. Es el único video del asesinato. El mismo donde Jackie parece recoger pedazos de tejido cerebral de su esposo que volaron hacia atrás y después vuelve a su asiento, para acompañar al presidente. Que ya va muerto.


Otras populares teorías de conspiración

La limusina iba sin techo a propósito

Algunos teóricos creen que el Servicio Secreto tomó la decisión de no llevar el techo en la limusina convertible de Kennedy para facilitarle la tarea a Oswald. Sin embargo, el periodista Jim Lehrer, que cubrió la salida del desfile de automóviles en el aeropuerto de Dallas, recuerda que le preguntó al jefe del Servicio Secreto si el carro iría con o sin techo, y que la respuesta del agente fue ver el cielo despejado y gritar: “¡Quiten el techo!”

Además, Kennedy disfrutaba de la cercanía de la gente, y para ganar el máximo de puntos en Dallas, le convenía que la multitud los sintiera más cerca a él y a Jackie.

El Servicio Secreto no reaccionó entre los disparos

Otra teoría recurrente es que el Servicio Secreto actuó pésimo a propósito para que el presidente muriera, y que entre el primero y el segundo disparo tuvieron 5 segundos en los que no reaccionaron. Un reportaje de Vanity Fair, sin embargo, reveló que al menos tres de los agentes que acompañarían a Kennedy estuvieron bebiendo hasta altas horas de la noche anterior y que esa indisciplina era un hábito que tenían. Sabemos también que en 2012 los agentes de Obama pagaron por sexo en Colombia, así que es posible que la costumbre no haya cambiado.

Cambiaron la ruta del presidente

Esta teoría se popularizó por un error del Dallas Morning News. El periódico del día 22 de noviembre imprimió la ruta del presiente Kennedy y el desvío de la calle Main a la Elm no aparecía, pero el otro diario de la ciudad, el Dallas Times Herald, llevaba tres días seguidos publicando la ruta correcta, con el ligero desvío en Dealey Plaza.

El vicepresidente Johnson lo planeó todo

Madeleine Brown aseguró en 1988 que era amante de Lyndon B. Johnson y que la noche anterior a la muerte de Kennedy ella asistió a una fiesta en la casa de Clint Murchison, un millonario de Dallas. Brown dijo que ahí estaban el director del FBI, J. Edgar Hoover, Richard Nixon, el vicepresidente y otros invitados, y que su amado le dijo: “Después de mañana, esos malditos Kennedy no volverán a avergonzarme”. Este complot fue desmitificado por Dave Perry y Hugh Aynesworth, quienes demostraron que muchos de los supuestos invitados ni siquiera estaban en Dallas ese día.

Lyndon B. Johnson se convierte en presidente de Estados Unidos a bordo del Air Force One, en Dallas, minutos después del asesinato de Kennedy. LA PRENSA / La Casa Blanca / Dominio público.
Lyndon B. Johnson se convierte en presidente de Estados Unidos a bordo del Air Force One, en Dallas, minutos después del asesinato de Kennedy. LA PRENSA / La Casa Blanca / Dominio público.

Los nuevos documentos liberados

Oswald y la KGB

Un documento del FBI con fecha del 23 de noviembre de 1963 indica que Oswald fue a la embajada soviética en la Ciudad de México dos meses antes del asesinato. Allí habló con Valeriy Kostikov, un conocido oficial de la KGB que era parte del Departamento 13, la sección responsable por sabotajes y asesinatos. Por entonces, no obstante, Kostikov también era el cónsul ruso en la embajada, y en el memo el FBI no cree que Oswald discutiera el asesinato de Kennedy sino la posibilidad de una visa.

¿Un periódico que ya sabía del asesinato?

Un memo de la CIA con fecha del 26 de noviembre de 1963 y dirigido al director del FBI, reza: “El Servicio de Seguridad Británico (MI-5) ha reportado que a las 18:05 GMT, el 22 de noviembre, una llamada anónima fue realizada en Cambridge, Inglaterra, para el editor en jefe del Cambridge News. El interlocutor únicamente dijo que el reportero del Cambridge News debía llamar a la embajada estadounidense en Londres por ‘grandes noticias’ y colgó”. Esa llamada fue realizada 25 minutos antes del asesinato de Kennedy y el memo de la CIA fue redactado por James Angleton, el jefe de Contrainteligencia de la CIA.

En un artículo publicado el pasado 1 de noviembre, el Cambridge News explicó que no tienen registros de dicha llamada, pero dejan abierta una pregunta: “¿Nuestro reportero que tomó la llamada acerca de JFK fue silenciado por los servicios de seguridad?”

Fue la Unión Soviética

Entre los documentos liberados por el Gobierno de Estados Unidos el pasado 26 de octubre, está un memo de la CIA que describe la reacción de Nikita Kruschev al enterarse de la muerte de Kennedy. Según el documento, “Kruschev tenía oscuras sospechas acerca del ala derecha de Estados Unidos tras la conspiración para matar a Kennedy”, y en todo caso, reza el papel, “Kruschev no pensaba que la seguridad estadounidense fuera tan inepta como para que Kennedy no muriera producto de una conspiración”. Este documento es interpretado como una prueba de que el Kremlin no estuvo tras el asesinato.

Vista aérea de Dealey Plaza, en Dallas. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
Vista aérea de Dealey Plaza, en Dallas. LA PRENSA / Fabrice Le Lous

El asesinato de Kennedy, paso a paso

Viernes 22 de novimebre de1963

7:21 am: Lee H. Oswald va a su trabajo en el Depositario Escolar de Libros de Texas, en Dealey Plaza, Dallas, con un paquete que, asegura, son barras de cortina.

9:00 am: El presidente Kennedy desayuna en Fort Worth (50 kilómetros al oeste de Dallas) con la Cámara de Comercio.

9:25 am: Kennedy da el que será su último discurso.

10:40 am: El desfile de automóviles con la limusina presidencial parte hacia el aeropuerto internacional de Dallas-Fort Worth.

11:38 am: El avión Air Force One aterriza en el aeropuerto nacional Dallas Love Field.

11:46 am: El presidente Kennedy y la primera dama, Jackie, saludan a una multitud alegre que los recibe en el aeropuerto.

11:52 am: El desfile de automóviles del presidente sale del aeropuerto hacia el centro de Dallas. En la limusina presidencial van, de asientos delanteros a traseros: los agentes del Servicio Secreto William Greer y Roy Kellerman, el gobernador de Texas, John Connally, con su esposa Nellie, y John F. Kennedy junto a Jackie.

12:21 pm: Los automóviles llegan a Main Street, la calle principal del centro de Dallas, donde unas 150 mil personas esperan a la pareja presidencial para saludarla.

12:30 pm: El presidente Kennedy y el gobernador Connally son víctimas de disparos en Dealey Plaza, donde las calles Elm, Main y Commerce se juntan.

12:33-12:58 pm: Lee Harvey Oswald sale del Depositario Escolar de Libros, camina dos cuadras en Elm Street, toma un bus que lo trae de regreso a Dealey Plaza, se baja y coge un taxi a Oak Cliff, donde renta un cuarto.

12:36 pm: La limusina presidencial llega al Hospital Parkland.

12:45 pm: La Policía emite una primera descripción de un sospechoso, que reza: “El sospechoso de la Calle Elm es un hombre blanco desconocido de unos treinta años, delgado, cinco pies y 10 pulgadas de estatura, 165 libras de peso y armado, se cree, con un rifle 30-30”.

12:58 pm: Oswald regresa a su cuarto en Oak Cliff, toma su pistola y deja el protector sobre su cama. No responde a la encargada del aseo cuando le pregunta algo.

1:00 pm: Médicos del Hospital Parkland declaran oficialmente muerto al presidente Kennedy. El gobernador Connally será operado de emergencia y sobrevivirá.

1:15 pm: El oficial de la policía J.D. Tippit es asesinado en Oak Cliff.

1:22 pm: La policía de Dallas encuentra un rifle italiano escondido tras unas cajas en la esquina noroeste del sexto piso del Depositario Escolar de Libros, así como tres casquillos de bala en la esquina opuesta, junto a una ventana que da a la calle Elm, donde pasó Kennedy.

1:50 pm: Oswald es arrestado en un forcejeo con agentes en el Teatro de Texas en Oak Cliff, tras la llamada de la vendedora de entradas que reportó a un hombre blanco que entró apurado a la sala sin detenerse en el quiosco frontal para comprar su boleto.

2:20 pm: Inician las interrogaciones a Oswald.

2:38 pm: El vicepresidente Lyndon B. Johnson asume como presidente de los Estados Unidos a bordo del Air Force One junto a Jackie Kennedy, con dirección a la base aérea de Maryland.

6:35 pm: La autopsia del cadaver de Kennedy comienza en el Hospital Naval de Bethesda, en Maryland.

7:10 pm: Lee Harvey Oswald es acusado por el asesinato del oficial J.D. Tippit.

Sábado 23 de noviembre de 1963

0:00: La policía de Dallas ofrece una conferencia de prensa con Oswald. Jack Ruby, dueño de una licorería y un club nocturno en Dallas, se hace presente en audiencia.

1:30 am: Lee Harvey Oswald es acusado por el asesinato del presidente Kennedy.

4:00 am: Identifican a Oswald como el dueño del rifle encontrado en el Depositario Escolar de Libros de Texas.

Domingo 24 de noviembre de 1963

11:17 am: Jack Ruby hace un envío de dinero en un Western Union del centro de Dallas a una de sus bailarinas del club nocturno.

11:21 am: Jack Ruby dispara a Lee Harvey Oswald en sótano del cuartel de la policía de Dallas en transmisión televisiva en directo cuando transferían a Oswald de una prisión a otra. Ruby es capturado inmediatamente.

1:07 pm: Oswald muere por herida de bala en el Hospital de Parkland, tras una cirugía de emergencia.

Fuente para la línea de tiempo: The Sixth Floor Museum


Galería de imágenes relacionadas al caso JFK

 La casa donde Lee Havey Oswald alquilaba un cuarto, en Oak Cliff. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
La casa donde Lee Harvey Oswald alquilaba un cuarto, en Oak Cliff. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
El interior de la casa donde vivía Lee Harvey Oswald, con la guía actual. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
El interior de la casa donde vivía Lee Harvey Oswald, con la guía actual. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
La cama donde dormía Lee Harvey Oswald y donde dejó el protector de su revolver después de matar a Kennedy. El periodista Michael Granberry, del Dallas Morning News, muestra . LA PRENSA / Fabrice Le Lous
El periodista Michael Granberry, del Dallas Morning News, muestra la cama donde dormía Lee Harvey Oswald y donde dejó el protector del revólver con el que mataría al oficial J.D. Tippit. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
La equis en la calle Elm de Dealey Plaza indica el lugar del impacto de la tercera bala en la cabeza de Kennedy. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
La equis en la calle Elm de Dealey Plaza indica el lugar del impacto de la tercera bala en la cabeza de Kennedy. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
La infame valla de madera donde algunos dicen que se escondía un posible segundo asesino de Kennedy, en Dealy Plaza. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
La infame valla de madera donde algunos dicen que se escondía un posible segundo asesino de Kennedy, en Dealy Plaza. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
El memorial de Kennedy en el centro histórico de Dallas. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
El memorial de Kennedy en el centro histórico de Dallas. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
El retrato de John F. Kennedy y el de Jackie Kennedy Onassis en el Museo del Sexto Piso en Dealey Plaza, Dallas. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
El retrato de John F. Kennedy y el de Jackie Kennedy Onassis en el Museo del Sexto Piso en Dealey Plaza, Dallas. LA PRENSA / Fabrice Le Lous

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