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León Viejo

Elecciones en Honduras y no reelección

La misión de la OEA está encabezada por el expresidente boliviano Jorge Quiroga, quien pidió “paciencia” a los hondureños y esperar el conteo hasta el último voto

Nicaragua acaba de tener un proceso electoral municipal en el que aún con la observación de la OEA se ha demostrado con las actas que la voluntad popular no ha sido respetada en al menos 7 municipios, más notoriamente San José de Bocay y El Coral, aparte de eso, el proceso ha sido manchado de violencia poselectoral y lo que es peor, los responsables de estos lamentables hechos continúan impunes.

En cambio en Honduras, al momento de redactar estas líneas —las 7:00 de la noche del lunes 27— el Tribunal Supremo Electoral (TSE) con el 57.94 por ciento de las Mesas Electorales Procesadas, va dando la ventaja de 5 por ciento al candidato de la Alianza de Oposición, hasta ahora desconocido en la arena política, el comentarista de televisión Salvador Nasralla, sobre el candidato oficialista del Partido Nacional y novel aspirante a la reelección, el actual presidente Juan Orlando Hernández.

He llamado “novel aspirante a la reelección” a Hernández, porque la Constitución hondureña prohíbe desde hace 38 años, la reelección presidencial. El último expresidente que se atrevió a mostrar apenas su sed reeleccionista, Manuel Zelaya, fue derrocado por un incruento golpe militar y sacado de madrugada, todavía en pijamas, al exilio en Costa Rica.

Pero siguiendo el mal ejemplo de sus predecesores en Centroamérica: Daniel Ortega y el mismo expresidente Oscar Arias, de Costa Rica, desde la cima del poder Hernández se las ingenió para que la Corte Constitucional de Honduras declarara que la prohibición de la reelección era “inconstitucional”. De tal manera que Arias fue reelecto contra la tradición política costarricense en el 2006 y Ortega en el 2011. Así es que lo que estaba escrito en piedra, en polvo se convirtió de un solo plumazo, en Costa Rica, Nicaragua y más tarde, en Honduras.

Si la tendencia en Honduras se mantiene, Juan Orlando Hernández será derrotado por un novel político, pero muy conocido periodista que viene también de la acera de la reelección presidencial, promovida por su mentor Manuel Zelaya, quien seguramente se sentirá reivindicado porque al final estará logrando lo que quiso, el poder, gracias a la ambición desmedida que provoca la picada del gusanito de la política.

Hernández fue uno de los que con su Partido Nacional, derrocaron a Zelaya, pero una vez en el poder, le picó a él también el gusanito de la reelección. Quizás si hubieran puesto a otro candidato no estuviera ahora en este problema.

Pero una cosa que diferente en Honduras, y es que allá tienen un Tribunal Supremo Electoral independiente, que ve ganar incluso a un opositor acérrimo al Gobierno porque cuenta los votos de los hondureños y por responsabilidad no se atreve a declarar a un ganador o una “tendencia irreversible” cuando la elección es apretada, hasta que se cuente el último voto. Por eso ha anunciado que hasta mañana jueves a mediodía dará a conocer oficialmente los resultados finales.

Otra gran diferencia con nuestro desprestigiado Consejo Supremo Electoral es que el TSE ha acreditado para estas elecciones generales a 16,000 observadores, de los cuales 600 son de misiones internacionales, entre ellos la Unión Europea y la OEA. Con ese nivel altísimo de observación nacional e internacional, es prácticamente imposible hacer un fraude masivo, o incluso selectivo, como ocurrió aquí en Nicaragua el 5 de noviembre.

La misión de la OEA está encabezada por el expresidente boliviano Jorge Quiroga, quien pidió “paciencia” a los hondureños y esperar el conteo hasta el último voto. La gran interrogante es:

Si gana Salvador Nasralla demostrará que de poco o nada le valió al presidente Juan Orlando Hernández el haber mancillado el principio de la no reelección presidencial, apelando a una resolución sacada de las mangas de la Corte Constitucional de Honduras, copia de la de Nicaragua, en el sentido de que la prohibición es inconstitucional porque afecta el derecho inalienable del ciudadano de ser electo.

Tristemente hasta el Nobel de la paz y expresidente de Costa Rica, Oscar Arias, dio también el mal ejemplo, al buscar como burlar el precepto constitucional de la no reelección presidencial, el cual fue incorporado en Costa Rica, Honduras y en Nicaragua, precisamente por el convencimiento de toda la sociedad de que la reelección ha sido la causa y origen de las guerras civiles en dichos países.
El autor es periodista, exministro y exdiputado.

Columna del día Elecciones Honduras OEA archivo

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COMENTARIOS

  1. casique nicarao
    Hace 6 años

    No creo que los catrachos esten dispuestos a vivir con tarjetas de racionamiento y canasta basica, o vivir bonito en la miseria como en nicaragua, venezuela o cuba.

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