Treinta y tres años después, Michele Richardson aún puede sentir la emoción de ir tras un sueño. Y el suyo era uno enorme: una medalla en unos Juegos Olímpicos.
“Cuando miraba a los ganadores de medalla subir al podio y escuchaban el himno de sus países, notaba como el semblante les cambiaba. Era la emoción al máximo. Y yo quería sentir eso”, recuerda.
La niña que se enamoró de la natación desde los cinco años y que a los diez fue impactada por las olimpiadas de Moscú en 1980, logró su sueño en Los Ángeles, en 1984.
Ahora, se alista para asistir a la apertura del complejo de piscinas que llevará su nombre y que acogerá la natación en los Juegos Centroamericanos, en Managua.
¿Cómo has recibido la distinción que se te hace?
Estoy impactada. Aún me parece mentira. No sé cómo voy a reaccionar a la hora de la ceremonia, pero es algo que nunca imaginé. Estoy muy agradecida.
¿Es este el más grande reconocimiento a tu carrera?
Como sabés, yo gané la medalla de plata en los 800 metros libres. Pues esto de que a una instalación tan linda le pongan mi nombre, es como mi medalla de oro. Es lo mejor.
¿Cuánto vale una medalla en unos Juegos Olímpicos?
Vale una vida. Son años de sacrificio y de entrega. Durante cuatro años entrené siete horas al día. Prácticamente no tuve infancia. Pero valió la pena todo el esfuerzo.
¿Te sentís apreciada en Nicaragua?
Sí. Creo que con los años la gente ha comprendido que competí por EE.UU. porque no se me dio la oportunidad de hacerlo por mi país. Cuando eso pasó (no respondieron a la solicitud de su papá de ir a las olimpiadas por Nicaragua), me puse muy triste. Mi papá me dijo que me esperara para 1988, pero yo había trabajado y quería ir a la olimpiada.
¿Siempre tuviste la convicción de que podías ganar medalla?
Siempre. Posiblemente en algún momento mis papás, que me ayudaron muchísimo, dudaron, pero yo nunca dejé de trabajar para lograr mi sueño. Incluso, el día de la final, le dijo a mi entrenador, ¿verdad que voy a ganar mi medalla? Y él me dijo: “claro que sí”. Yo buscaba un apoyo para reforzar mi sueño, pero siempre tuve una confianza en lograrla.
El mensaje
“Mi mensaje para los niños es que no dejen de soñar. Que si trabajan duro y tienen un plan, van a lograr lo que se propongan”, dice Michele Richardson, medallista olímpica y psicóloga por la Universidad de Clemson, Carolina del Sur.
El complejo de piscinas Michele Richardson será inaugurado este viernes y para la nadadora, será como su medalla de oro.