Dalila Rugama recibía el pabellón nacional mientras su rostro albergaba una emoción incontenible. “Solo pienso en el oro”, decía la lanzadora de jabalina quien busca su quinta medalla de oro en Juegos Centroamericanos y voz de los 629 atletas nicaragüenses que lucharán por salir del anonimato y asaltar los pronósticos. Es la misma mujer que después de hacer las tareas del hogar tomaba su motocicleta y se dirigía al campo del Colegio Bautista para entrenar, rutina que realizó en los 11 meses que duró su preparación.
Durante la ceremonia de abanderamiento de la delegación nicaragüense, que fue a la “velocidad de la luz”, estuvieron alrededor de 300 atletas en la recién construida cancha de voleibol de playa ubicada en el Paseo Xolotlán. Más de mil jóvenes de la Juventud Sandinista vestidos con camisas rosadas y azules llenaron la nueva estructura deportiva.
Entre los deportistas pinoleros que más llamaron la atención estuvo la Selección Nacional de Atletismo, no solo porque Rugama era la abanderada, sino porque era muy numerosa y alegraron el evento con sus gritos en todo momento. La peculiaridad en el baloncesto por la altura de sus jugadores fue otra razón para que los presentes los identificaran.
A pesar que en la mesa principal estuvo el presidente del Comité Olímpico Nicaragüense, Emmet Lang; el presidente del Instituto de Deporte, Marlon Torres, y el secretario de la Alcaldía de Managua, Fidel Moreno, no tomaron la palabra en ningún momento, dejando que Milton Ruiz, coordinador de la Juventud Sandinista, dirigiera el discurso central, el cual se basó en la oportunidad de creer y soñar.
No mezcló la política
No obstante, el foco de atención de la noche fue esa gladiadora Rugama, que evidenció en todo momento el espíritu del deporte. “Estoy esperando el día de participar al igual que los demás deportistas, para que suene el Himno Nacional con cada medalla que consigamos”, indicó la abanderada que a pesar de estar rodeada de colores políticos nunca se mezcló en el discurso gubernamental.
“Realizar los juegos en Nicaragua nos compromete. No hay presión, pero sí compromiso”, concluyó Dalila Rugama, la deportista que con poco ha hecho mucho.