La Basílica Inmaculada Concepción de María, ubicada en el municipio de El Viejo, Chinandega, lucía adornada con flores naturales cuyo olor se sentía hasta en las últimas bancas. Feligreses de todas partes del país exaltaban a la imagen de la Virgen del Trono, entre estos se alzaba una bandera de Honduras.
El obispo de la Diócesis de León y Chinandega, César Bosco Vivas Robelo, pidió al pueblo de Nicaragua un aplauso y sus oraciones para los habitantes de Honduras.
Lucía Nicaragua tiene muchos años de vivir en Comayagua, Honduras. Llegó con un grupo de vecinos desde el viernes para participar de la lavada de la plata y este jueves se dirigen a León para celebrar la Purísima. El viernes regresan a su país.
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Ella mencionó que tienen varios años de venir a Nicaragua a la celebración de la lavada de la plata y en esta ocasión lo hicieron con más fe para pedirle a la Virgen por Honduras debido a los actos de violencia que se han originado después de las elecciones.
Son muchos los feligreses que llegan desde departamentos alejados para alabar a la Patrona de Nicaragua: ancianos en sillas de ruedas, personas con muletas y los niños de pocos meses de nacidos son presentados ante la imagen.
La tradicional Lavada de la Plata y la misa en honor a la Vigen del Trono, en imágenes
“Siempre vengo a lavar la plata, este año traje la imagen de la Virgen en este cuadro para que el padre me la bendiga”, expresó Carmen Canda, habitante de Ticuantepe, quien además comentó que gracias a la Virgen una de sus hijas, que padecía artritis, ha logrado sanarse.
La tradición
Según Dionisio Moya Balmaceda, miembro de la parroquia y del grupo Hermandad de la Virgen del Trono, la tradición de celebrar a la Virgen del Trono data de unos 455 años, y quien la trajo fue fray Pedro de Zepeda.
“Tuvo que dejar la imagen (fray Pedro de Zepeda) porque la gente de aquí se enamoró de ella y le pidieron que la dejara y él accedió, esto fue en 1562… ya para fiesta nacional se empezó a celebrar a partir de la Gritería, fue en 1857 porque los centros marianos en este tiempo eran León, Granada y El Viejo”, explicó Moya.
Cuando fray Pedro de Zepeda vino a Nicaragua la imagen de la Virgen no traía ninguno de los objetos de plata y bronce que ahora tiene.
“Por aquí por El Viejo pasaban todos los viajeros españoles que iban hacia América del Sur, eran personas importantes, del Gobierno, eran nobles que tenían posibilidades económicas y se encomendaban a la Virgen y por recibir favores le regalaban joyas y objetos”, explicó.
Muestra de devoción
La misa estuvo presidida también por el cardenal Leopoldo Brenes Solórzano, quien comentó que la celebración de la lavada de la plata es una muestra de la devoción del pueblo católico.
“Todo el pueblo de Nicaragua, a través de ustedes los medios de comunicación, ha podido sentir el amor grande de María para con nosotros, nosotros decimos que amor con amor se paga y sabemos que María nos ama y cómo nosotros podemos responder a ese amor grande de nuestra Señora, creo que hoy aquí en el santuario nacional dedicado a nuestra Señora nos hemos reunido todos sus hijos”, dijo Brenes.
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El cardenal evitó referirse al tema del decreto que declararía Patrimonio Nacional la celebración de la Purísima, “eso es lo que dicen, (que se había retirado) creo que no se publicó y creo que el mejor decreto es lo que estamos haciendo, dándole honor y gloria a nuestra Madre Santísima”.
Por su parte Vivas Robelo manifestó que esta celebración es parte de nuestra identidad. “Estamos celebrando a María, creo que eso es lo más importante, como parte de nuestra identidad, así que nos alegramos y que el pueblo de Nicaragua siga manifestando su amor. La lavada de la plata es un momento muy hermoso”, refirió.
Tiste y agua bendita
En la celebración personas que pagan promesas repartieron el tradicional tiste. Lo popular es comprar una jícara de diez córdobas y hacer fila para que les regalen de esa bebida.
Afuera en la basílica está ubicada una pila con agua, las personas hacen largas filas con baldes o botellas para poder agarrar un poco de agua y posteriormente un sacerdote la bendice.
Lavada de la plata
Una vez que finalizó la misa, los objetos de la Virgen fueron sacados de la basílica para que los feligreses limpiaran los artículos con toallas, algodones y pedazos de tela. Las personas limpian los artículos hasta que brillen, algunos de ellos se limpian sus rostros o les pasan los pedazos de tela a los niños con la esperanza que limpie sus almas. “Este pedazo de tela yo lo guardo como reliquia”, expresó Dora Cáceres, habitante de El Viejo. Algunos feligreses comentaron que han almacenado sus algodones de todos los años porque están benditos.