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Carlos Buitrago junto a su esposa Roxana Flores. LAPRENSA/ URIEL MOLINA

Josué, la nueva motivación de “Chocorroncito” para ser campeón

Si de algo Buitrago esta vez está consciente, es que sin sacrificio no hay gloria. Lo ha sabido durante toda su carrera, desde la incursión y bendición recibida por Alexis Argüello cuando pequeño

Josué fue el sucesor de Moisés para conquistar la tierra prometida. Josué fue el comandante de los israelitas en la batalla contra los amalecitas, y ahora Josué será la inspiración de Carlos “Chocorroncito” Buitrago para consagrarse como campeón del mundo el 31 de diciembre en Japón. El diminuto Chocorroncito, todavía está en el vientre de Roxana Flores, probablemente nacerá el 16 de diciembre y su papá no estará para verlo por una razón importante: “Lo veré cuando regresé como campeón”.

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Si de algo Buitrago esta vez está consciente, es que sin sacrificio no hay gloria. Lo ha sabido durante toda su carrera, desde la incursión y bendición recibida por Alexis Argüello cuando pequeño, pero por algunos momentos pareció olvidarla en sus tres anteriores oportunidades titulares.

“Cada día que entreno, siempre pienso en Josué 1:9. ‘Mira que te mando que te esfuerces, y seas valiente; no temas ni desmayes, porque yo el señor tu Dios estoy contigo en donde quiera que vayas’”, confiesa Chocorroncito, que ha transformado por completo su forma de entrenar en relación con las peleas anteriores y clave de eso ha sido Osmiri “El Moro” Fernández, entrenador cubano.

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La alegría de Buitrago y su esposa Roxana es evidente, pero a la misma vez Chocorroncito se siente como una flor arrancado de su jardín por su concentración en Miami. “No voy a estar en el parto, que es lo más lindo, pero sé que el 31 de diciembre es el día ideal para cambiarle el futuro a mi hijo. Tendría una mejor vida y estaría orgulloso de sus padres”, indica.

“Como nunca antes”

Solo de hablar de entrenamiento Buitrago suda. Las largas horas en tres partes del día que los dedica en pleno a su preparación lo agotan demasiado. Se ve fuerte y promete no tener problemas con la categoría. Le gusta cómo se ha estado enfocando con la escuela cubana de su nuevo adiestrador, que junto con su papá zarparán el 25 de diciembre a Tokio en busca de “su tierra prometida”.

Al joven que poco a poco ha alzado sus alas para crear su propio nombre, aún le hace falta el toque fundamental en los ingredientes de su carrera: la corona. Y aunque entiende que en el boxeo y la vida no hay verdades absolutas ni certezas inquebrantables, no se arriesga a realizar promesas al aire. No obstante, dice: “Quiero que la gente sepa que estoy haciendo lo que nunca había hecho. Estoy empezando con el pie derecho, tengo hambre, tengo sed y espero que el pueblo vea el esfuerzo”, asegura.

Mientras pensaban en los nombres de su futuro retoño, Carlos y Roxana tomaron la decisión de que el segundo sería Abraham. Conocido bíblicamente como el padre de la fe. Chocorroncito se respalda para su pelea ante Hiroto Kyoguchi en dos palabras clave que le inspiran de su hijo: el esfuerzo y la fe. “Dios sabe de mi entrega”, dice, mientras Josué espera nacer y mirar como “rey” a su papá.

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