Oscar Berríos Munguía “sopló el cañón del revólver” calibre 38 que tenía en las manos –según la Fiscalía– después de realizar seis disparos contra la joven Suyen Massiel González Saravia, de 21 años, con quien hace unos meses había iniciado una relación de pareja.
El primer disparo fue por la espalda, mientras la víctima se alejaba de él después de una discusión. Cuando ella cae herida al suelo boca abajo, Berríos se le acercó y le descargó otros cuatro disparos en la espalda y uno en la pierna izquierda, mientras se desangraba.
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Por estos hechos sucedidos el 4 de diciembre de 2017 a eso de las 6:30 de la noche en el sector del kilómetro siete de Carretera a Masaya, el jueves fue acusado Oscar Berríos por femicidio en el Juzgado Sexto Distrito de Violencia de Managua, donde la jueza Karla García admitió la acusación y ordenó prisión preventiva para el acusado, a puertas cerradas.
“Sopló el cañón del revólver en un acto triunfante de posesión y dominio sobre el cuerpo y vida de la víctima, luego lo enfundó nuevamente en su sambrón y huyó del lugar, no sin antes botar el celular de la víctima a una distancia de 50 metros al sur, en un predio baldío cerca de un árbol de laurel”, dice la acusación leída en audiencia por la fiscal de la Unidad de Género, Sardes Pérez.
Pleito por llamada
Según acusación del Ministerio Público, antes del violento hecho, la joven González Saravia, quien deja un niño en la orfandad, había salido de su centro de trabajo como técnica en uñas, como las 6:30 p.m., y como de costumbre se puso a platicar con su novio, el ahora acusado, en una de las gradas del centro comercial, donde ambos trabajaban, ya que el es guarda de seguridad y estaba asignado a ese lugar.
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La discusión inició cuando la víctima recibió una llamada a su celular y el victimario se lo arrebató para saber quién la llamaba y se retiró de ella unos metros. Luego, González Saravia comentó la situación a dos compañeras de trabajo y una de ellas le prestó su celular para llamar al acusado y pedirle su celular, pero este no contestó.
Mientras leía la conversación que la muchacha había tenido con otro varón, se enfureció y la llamó, pero esta no quiso ir y le dio la espalda, momento que fue aprovechado por el acusado para dispararle.
Aunque Berríos huyó del lugar, fue capturado a 500 metros del lugar por la Policía Nacional, cerca de una iglesia.
Fue agente de la policía
La abogada María Auxiliadora González Ríos, defensora del presunto femicida, alegó en audiencia preliminar que su representado fue miembro de la Dirección de Brigadas Tácticas de la Policía Nacional y fue enfermero y farmacéutico del Sistema Penitenciario de Tipitapa, aunque no especificó en qué años brindó servicio a estas instituciones.
Por razones de seguridad, pidió que el procesado fuera trasladado al Sistema Penitenciario de Estelí, pues también fue jefe de Contingente de la galería cinco y seis de Tipitapa y realizó requisas en los sistemas penitenciarios de Granada y Tipitapa.
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En la audiencia también estuvo presente Scarleth González Saravia, mamá de la víctima, quien pidió la pena máxima para el acusado, “porque su madre no le enseñó a respetar a las mujeres, me mató a mi hija, dejó a su hijo solo, le desgració la vida, pido la pena máxima, nada le daba el derecho de hacer eso con mi hija”, dijo la adolorida madre.
Durante la audiencia preliminar, la abogada defensora pidió que valoraran al procesado por psiquiatría en el Instituto de Medicina Legal, porque este estuvo internado en el Hospital Carlos Roberto Huembes por crisis mentales, en el 2012. También pidió que solicitaran el expediente clínico a dicho hospital.
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La jueza programó audiencia inicial para el próximo 14 de diciembre.
Es celoso y controlador
Durante la audiencia, la fiscal Sardes Pérez dijo que desde el inicio de la relación el acusado mostró una conducta celotípica hacia la víctima. “La llamaba constantemente al celular, la vigilaba mientras trabajaba, le controlaba su forma de vestir y de maquillarse y la amenazaba de golpearla, lo que ocasionaba constantes discusiones en la pareja y cuando caminaban juntos la agarraba fuertemente del cuello y de la cintura, como si fuera de su propiedad, para demostrar el dominio que tenía sobre ella”, dice la acusación del Ministerio Público.