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Hombres de poca fe, Dios
Gonzalo Cardenal M.

La ideología de género y la ONU

He estado escribiendo en estas últimas semanas sobre las nefastas experiencias del doctor John Money, uno de los precursores de la ideología de género, y ahora pretendo seguir ahondando en los orígenes de esta nueva corriente de pensamiento y su liga protagónica con las Naciones Unidas mediante políticas a través de la Unesco, Unicef, el Banco Mundial, el Foro de Población, y la Organización Mundial de la Salud, promoviendo e impulsando la agenda de género en el mundo.

Pero antes de continuar debo aclararles que no es solo que yo crea la realidad de esta liga, ya que está en la Web de todas esas organizaciones. Y no es que sean un secreto o que yo tenga información confidencial, simplemente leo la información que ellas mismas transmiten y que diario leemos en los periódicos.

Este es un proceso muy estudiado a partir del memorándum de Robert McNamara en 1968, entonces secretario de Defensa de los Estados Unidos, en el que el presidente Nixon convirtió este objetivo en prioridad absoluta de la política exterior de la ONU: el control de la población del mundo entero, y creyó que en la época de descolonización —en que estaba— ya no se podía hacer con instrumentos coercitivos, como habían estado haciendo entonces mediante la esterilización obligatoria masiva, el aborto, etc. Y exigió que, desde ese momento, vendieran una forma de pensar en la que fuesen las mismas mujeres las que libremente rechazasen al hijo y al matrimonio. Y lo están logrando con éxito en casi todos los países del mundo. Eligieron la ideología de género como anticonceptivo mundial.

La primera presidenta del Fondo de Población de Naciones Unidas, la agente específica para la difusión del aborto de entonces dijo: “Ya no se trata ahora de controlar la población del mundo dentro de los roles de género tradicionales, sino que se trata ahora de cambiar los roles de género tradicionales para controlar la población del mundo”. Y en eso están.

Esto se oficializa ya como fin oficial de Naciones Unidas en la Cumbre sobre Población celebrada en 1994 en El Cairo, y se ratificó en la Cumbre sobre la Mujer en Beijing en 1995, y esto es documentación oficial y pública de Naciones Unidas, y desde entonces se inició una intensa presión de la ONU mediante toda su red de ONG en todo el mundo, así como las muchas fundaciones que la apoyan: McNamara, Rockefeller Center, Planned Parenthood, etc. Son una red distribuida en todo el mundo con muchos recursos económicos y que no ocultan que están intentando imponer la ideología de género.

Cuando recientemente el presidente Obama —para despedirse como presidente— visitó el país de origen de su familia, Kenia, África, el presidente de esa nación al recibirlo en el aeropuerto le dijo firme y públicamente que “dejase de presionar a su país, que ahí no querían el matrimonio homosexual ni la agenda de género en las escuelas. Que estaban hartos de que Naciones Unidas y Estados Unidos les presionase condicionando cualquier ayuda a que hiciesen eso”. Y eso está pasando en todas partes con un carácter imperialista y colonialista, como lo denunció el papa Francisco.

Gracias a Dios que nuestro país se ha mantenido firme rechazando ese nuevo, descabellado y antinatural genocidio. Pero desgraciadamente ante el poder y la riqueza de sus promotores y patrocinadores, mucha gente se ha rendido ante sus presiones. Pero eso no quiere decir que nosotros —y máxime como cristianos— debemos dejar de dar la batalla con todo lo que tenemos.

El autor es miembro del Consejo de Coordinadores de la Ciudad de Dios.
[email protected]

Opinión género ONU archivo
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