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tragedias
LA PRENSA

La sociedad paralítica

Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, impactó a quienes escucharon su homilía en la misa conmemorativa del Día de los Derechos Humanos, el lunes de esta semana en la iglesia de San Francisco. Y conmovió también a quienes no asistieron al oficio religioso, pero oyeron sus palabras por medio de la radio.

Monseñor Báez se enfocó en la parálisis del miedo que sufre la sociedad nicaragüense. “Hay personas que están paralizadas por el miedo —enfatizó—, incapaces de alzar la voz o de manifestar su indignación ante la injusticia y los abusos de las autoridades civiles, privándose de ejercer sus derechos”.

El obispo carmelita, quien es admirado por su franqueza y valentía al denunciar las injusticias de toda clase que se cometen en Nicaragua, aludía a las recientes violaciones extremas de los derechos humanos cometidas por el régimen orteguista, ante las cuales la mayor parte de la sociedad, incluyendo al sector más rico e ilustrado, permanece impávida, guarda silencio, está paralizada por el miedo o porque con su indiferencia paga los beneficios que recibe del injusto y arbitrario sistema dominante.

“Hoy vivimos lamentablemente en una sociedad interesada en producir paralíticos. Hay personas y grupos de poder comprometidos en mantener a las personas con parálisis mental, en donde la ideología dominante trata de evitar a toda costa que las personas piensen con libertad, se eduquen con excelencia, se informen con objetividad y disciernan con profundidad moral”, señaló monseñor Báez. Y precisó que ante esta penosa situación hay dos caminos: “Cargar sobre nuestros hombros a esta sociedad paralítica o levantar nuestra voz para clamar justicia y para denunciar las raíces de tantos males”. Por supuesto que el obispo llama a escoger el segundo camino.

Monseñor Báez puso la atención en un punto sensible de la problemática nacional, al señalar la responsabilidad que tiene cada persona y la sociedad en su conjunto, por la situación miserable en materia de libertad, democracia y derechos humanos que prevalece en Nicaragua.

Lo dicho por monseñor Silvio Báez es absolutamente correcto. Es cierto que el culpable directo y principal de las violaciones a los derechos humanos —el que en su debido momento tendrá que responder por eso—, es el régimen dictatorial y sus aparatos represivos que las ejecutan. Pero también son culpables aquellos que, sin ser parte del régimen apoyan de una u otra manera sus tropelías a cambio de confort y sustanciosos beneficios económicos. Y del mismo modo son culpables todas las que callan solo porque están paralizados por el miedo, como dice monseñor Báez, en vez de erguirse con dignidad y dejar oír sus voces para reclamar justicia y respeto a los derechos humanos.

“El totalitarismo y la dictadura existen cuando los individuos renuncian a la facultad humana fundamental de pensar”, escribió la periodista y filósofa judío-alemana-estadounidense, Hanna Arendt. Y cuando la gente renuncia a pensar es incapaz de reclamar y de luchar, porque se deja paralizar por el miedo, como señaló el obispo profético, monseñor Silvio Báez.

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