Después de un susto ante el Salvador y de una pesadilla frente a Guatemala, la Selección Nacional de Beisbol de Nicaragua fue ayer contra Honduras, el equipo pujante que se había visualizado antes de ponerse en marcha los Juegos Centroamericanos 2017.
Se ganó 16-0 en cinco entradas, es decir, con la solvencia que se espera de un plantel repleto de talento con experiencia profesional. Leonardo Crawford lanzó con precisión y la ofensiva alcanzó el nivel previsto.
Nuevamente la sensación fue Cheslor Cuthbert, el big leaguer que tiene Nicaragua en su line up. Cuthbert fue paciente en los primeros dos turnos en los que recibió dos bases, pero cuando tuvieron que lanzarle, porque las almohadillas estaban llenas, jaló el gatillo.
Cuthbert disparó un jonrón que por poco abandona el estadio. Con el tiempo, a lo mejor se dirá que fue a parar a la Laguna de Tiscapa. Pero no. Fue un batazo enorme, pero quedó tras la cerca del parque Dennis Martínez.
Desde todo punto de vista, el equipo lució bien, justo como debe ser ante rivales a los que hay que respetar pero que objetivamente tienen un nivel inferior a la tropa nica, porque además el beisbol, no es el deporte principal en sus países.
La atrapada de la jornada la realizó Jilton Calderón en el bosque izquierdo. Se lanzó al frente sobre batazo de Francisco Carmona y capturó la bola a centímetros del piso, en un esfuerzo admirable, por lo holgado del marcador, es decir, no era necesario, pero eso muestra la ética de un jugador.
Crawford fue dominante. Sin disponer de un material eléctrico, echó mano de sus habilidades para alterar las velocidades e ir a distintos ángulos en el plato y no tuvo un solo contratiempo.
Esta victoria es valiosa para restablecer la confianza del equipo, alterada por los salvadoreños y fracturada por los guatemaltecos, y con Panamá en el frente, el equipo necesitaba probarse así mismo de lo que es capaz.
A los rivales más discretos se les debe ganar con solvencia. Ante los más fuertes, léase Panamá, ya veremos qué sucede.