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mercado venezolano

Desde octubre, Venezuela, que se había consolidado como el segundo mercado para la carne, dejó de comprar este producto. LA PRENSA/ARCHIVO

Exportadores nicaragüenses prevén el cierre completo del mercado venezolano

La carne era uno de los principales productos que Venezuela demandaba a Nicaragua, pero dirigentes de Canicarne anunciaron que desde octubre los pedidos se redujeron a cero

Que Venezuela vuelva a ser el segundo socio comercial del país, como ocurrió en la época de auge del convenio petrolero, es una aspiración que muchos ya descartan. Incluso, representantes del sector exportador temen que en el 2018 el monto de los ingresos generados por el envío de alimentos a ese país se reduzca a cero. Situación, que para algunos, ningún Tratado de Libre Comercio habría evitado.

Las estadísticas del Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex) detallan que entre el 1 de enero y el 15 de diciembre de este año los envíos a ese mercado generaron 116.85 millones de dólares. Monto distante a los 437.69 millones de dólares obtenidos por estas ventas en 2012, cuando este intercambio comercial alcanzó su punto máximo.

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Según Mario Arana, gerente general de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN), en 2017 el mercado venezolano absorbió el cinco por ciento del total de las exportaciones nicaragüenses, que al 15 de diciembre totalizaron 2,562.9 millones de dólares, y para el próximo año difícilmente tendrá participación.

La carne y los ingenios

La carne era uno de los principales productos que Venezuela demandaba a Nicaragua, pero dirigentes de la Cámara Nicaragüense de Plantas Exportadoras de Carne Bovina (Canicarne) anunciaron que desde octubre los pedidos se redujeron a cero. Entre enero y octubre de este año, las colocaciones de carne en ese mercado alcanzaron 76.58 millones de dólares. Y aunque existe la esperanza de que el próximo año estas compras se reanuden, no hay certeza de que esto ocurra. Al contrario, la cancelación de los pedidos podría repetirse con otros productos.

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Dicha cancelación también la reportan los ingenios. Aunque según las estadísticas del Cetrex, entre el 1 de enero y el 15 de diciembre de este año se han enviado a Venezuela 29,981 toneladas de azúcar por las que el país ha recibido 13.13 millones de dólares, el gerente general del Comité Nacional de Productores de Azúcar (CNPA), Mario Amador Rivas, asegura que la relación con los ingenios terminó hace tres años.

Según Amador, diversos problemas, incluida la forma de pago, provocaron el fin de la relación comercial de los ingenios con ese país y las ventas que reporta el Cetrex las realiza un exportador local que compra el azúcar a cualquier distribuidor y hace los envíos.

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“Posiblemente para el año próximo, prácticamente el comercio se reducirá a cero por el problema de las sanciones (de Estados Unidos) y las complicaciones que nos pueden traer. Estamos siendo cuidadosos en ese sentido de proteger la economía del país”, asegura Arana.

Las sanciones de Estados Unidos

Las sanciones a las que Arana se refiere son las que el Gobierno de los Estados Unidos impuso al Gobierno y funcionarios de Venezuela y a la empresa estatal Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), que es dueña del 51 por ciento de Alba Alimentos de Nicaragua (Albalinisa), empresa local con la que se negocian los envíos de alimentos al país suramericano y que es parte del grupo de empresas creadas por Alba de Nicaragua (Albanisa).

Cuando comenzó el auge de la relación comercial entre Nicaragua y Venezuela, promovida por el convenio petrolero del Alba, dirigentes del sector privado nicaragüense insistieron en la necesidad de establecer un Tratado de Libre Comercio que normara los términos de dicho intercambio. Consideraban que eso evitaría que quedara a expensas de los intereses y afinidades políticas de los mandatarios de ambos países. Incluso, en 2010 entregaron al Gobierno una propuesta de lo que podría haber sido ese convenio, pero nunca obtuvieron respuesta.

Ni el TLC salvaría

No obstante, Arana considera que “en estas circunstancias ni el Tratado de Libre Comercio te hubiera garantizado nada, porque las medidas que tuvieron que tomar no tienen nada que ver con Tratado de Libre Comercio, tienen que ver con sanciones políticas que Venezuela tiene”, subrayó Arana.

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Y añadió que Nicaragua realizaba transacciones comerciales a través de Albanisa y eso los hace vulnerables ante las medidas establecidas por los Estados Unidos.

“Hay complicaciones para Nicaragua. Venezuela es objeto de sanciones y nosotros a medida que veníamos tranzando a través de Albanisa estábamos vulnerables a que se nos contaminara como parte de esas sanciones y creo que hay que cuidar la economía del país y los sectores y a las empresas del país. Creo que fue una medida que no pudimos encontrar alternativas fáciles, tal vez si el comercio se hace directamente (con el comprador) y no a través de Albanisa eso puede facilitar (las relaciones comerciales)”, explicó el gerente general de APEN.

Buscan otros mercados

Para sustituir el mercado venezolano, los exportadores hacen gestiones para abrir espacio a sus productos en países de Suramérica, como Chile y Colombia, pero también para ampliar las cuotas que ya envían a otros, entre ellos los del continente europeo.

Guillermo Jacoby, presidente de APEN, dice que los exportadores están apostando a ampliar la cuota al mercado europeo, pues lo que envían en la actualidad no es lo suficiente ante el potencial que tiene ese mercado.

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Por su parte, Arana considera que Puerto Rico es otra alternativa, igual que la misma región centroamericana. “Hay mercado en Europa y Japón, pero tenemos que entrar a cambios de la calidad, de cómo producimos y cambios de trazabilidad, de certificación, una producción de mejor calidad, pero podemos tener mejores mercados”, asegura Arana.
En el caso del azúcar, Amador asegura  que pese a ser un buen mercado, su cierre no les afecta ya que incrementaron sus entregas a otros clientes.

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