La izquierda no sabe no solo gobernar, sino que también no sabe perder. Piñera en Chile, el domingo 17 diciembre de 2017, aún no oficialmente al momento de escribir este artículo, ha sido ya señalado estadísticamente por el sistema electoral como el nuevo presidente de Chile, obteniendo un poco más del 54,5 % de los votos del total de 67 % de las mesas escrutadas, a este momento, sin aún recibir un mínimo saludo de su contendor de centroizquierda A. Guillier.
El sistema de electoral de Chile, SERVEL, ha emitido esta información oficial a menos de 1 ½ hora de haber terminado el plazo de votaciones, 6:00 p.m., y sin que este servidor tenga conocimiento de otros sistemas en otros países, no se puede negar la eficiencia, honestidad, eficacia y transparencia con que han trabajado.
Realmente muy llamativo por, sobre todo, su entereza de no estar parcializado.
Cada uno de las miles de mesas fueron constituidas tempranamente al iniciar el día, legalmente por sus vocales de mesas o vocales electorales, elegidos al azar por SERVEL dentro de todos los inscritos y con derecho a voto en Chile más, los observadores voluntarios designados en este caso por los bloques políticos; es decir, asignaciones oficiales trabajando en conjunto con vigilantes u observadores partidarios. Este sistema garantiza la transparencia de los votos.
En mi artículo en La Prensa del 13 de este mes, PRESIDENCIALES 2017 EN CHILE, auguraba la victoria de Sebastián Piñera puesto que sus ciudadanos no iban a ir a votar mayormente por un discurso demagógico y antimperialista de centro izquierda de A. Guillier, puesto que habríase ya dado cuenta, después del actual y desastroso gobierno de Michele Bachelet y, por las nuevas ideas de globalización que Piñera ha abrazado desde su gestión presidencial anterior, que las políticas se pueden dirimir en el Congreso de Chile y que sin poner en tela de juicio quién puede realizar la aplicabilidad de sus ideas, se puede lograr en consenso, el elegir un candidato con políticas de interés nacional, de tal manera que las utopías exacerbadas en las calles, sí se pueden lograr también como objetivos por medio de seleccionar un presidente por elecciones democráticas.
Piñera representa oportunidades de lucha pensadas y criteriosas; objetivos claros y sobre todo modificables sin encerramientos de puntos de vistas cuasi dictatoriales por génesis de izquierda; los jóvenes quieren ayudar a construir sus propios hogares, su propio país y lo bueno que se han percatado que antiguas banderas de educación libre para todos, jubilaciones decentes, respeto ciudadano, civismo, justicia imparcial y más, no son solo de ideas de izquierda, son de todos ellos y esto es lo que ha acontecido hoy en día en Chile, donde la mal llamada periodísticamente izquierda radical no era tanto, puesto los ideales antes señalados no son de un grupo cuasi cuaternario anquilosado en ideas obsoletas de izquierda, sino, del trabajo conjunto de ciudadanos por nuevas y modernas oportunidades que armoniosamente, quieren pertenecer a una sociedad digna, liberal y respetuosa y así, construir y llevar a la práctica sus ideales.
Felicito a los chilenos por su decisión general de no dejar que su país siga en la deriva, decidiéndose a participar desde jóvenes a mayores de edad, en mayor número en este balotaje y sobre todo a aquellos jóvenes que aun de una mal llamada periodística o políticamente de izquierda, han sido una gran sorpresa, al ofrecer o dotar su confianza, en el candidato de centroderecha S. Piñera, para lograr materializar o encaminar que sus sueños sean realidad. Creo no los defraudará.
La izquierda no sabe gobernar, estrecha espacios, estrecha las economías, estrecha todo lo que encuentra a su paso. Cierra todas las posibilidades naturales de albedrío para surgir como sociedades. Piñera se podrá equivocar, pero si de algo me percato, las nuevas generaciones ya no están por sesgos conservadores, están por concretar una nueva libertad.
A la izquierda lo que más le conviene es saber convivir; de momento, lo que puede hacer mejor es realizar una participación constructiva desde la oposición; no les queda naturalmente otra opción.
La extrema izquierda en Chile, toda junta, no sumó el 1 %.
Tiempos mejores, así espero, para todos nuestros hijos, están por venir.
El autor es ingeniero civil.
