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El largometraje documental Los hijos del río, del director Fernando Somarriba de Valery, sigue siendo una de las obras más representativas de la década del cine en los años ochenta. LA PRENSA/Fucine/Archivo

El largometraje documental Los hijos del río, del director Fernando Somarriba de Valery, sigue siendo una de las obras más representativas de la década del cine en los años ochenta. LA PRENSA/Fucine/Archivo

A 30 años del premio de cine Paloma de Oro recibido por Fernando Somarriba

La primera versión del largometraje Los hijos dirigida por Fernando Somarriba de Valery fue de tres horas, pero también se hicieron versiones cortas y doblajes al italiano, portugués e inglés

Los hijos del río, largometraje documental dirigido por Fernando Somarriba de Valery (1953-2015), cumple este mes treinta años de su estreno mundial, un 5 de diciembre de 1987 en la Cinemateca Nacional de Nicaragua.

Hecho ocurrido a pocos días de haber recibido —para sorpresa de su director y de todo el gremio nicaragüense del cine— el reconocido premio Paloma de Oro en el Festival Internacional de Cine de Leipzig, Alemania.

LA PRENSA/Cortesía/FamiliaSomarriba-Enriquez
LA PRENSA/Cortesía/FamiliaSomarriba-Enriquez

Pero para llegar hasta allí, Somarriba y su equipo de trabajo habían recorrido dos años de vicisitudes. Todo comenzó cuando el cineasta alemán Werner Herzog realizó su documental La balada del pequeño soldado, presentado en 1984 en nuestro país.

El filme de Herzog narra el conflicto de los miskitos y el gobierno sandinista, pero el enfoque de este cineasta había sido considerado “equivocado”, según la versión que entonces se mantenía políticamente en Nicaragua.

Motivado por el documental de Herzog, el cineasta Fernando Somarriba inició en enero de 1985 la producción de este documental sobre dicho tema.

Escribió un tratamiento fílmico y viajó a la Costa Caribe durante tres meses junto con el camarógrafo Armando Marenco con el objetivo de hacer la primera investigación y conseguir recursos económicos del Gobierno Regional caribeño.

LA PRENSA/Cortesía/FamiliaSomarriba-Enriquez
LA PRENSA/Cortesía/FamiliaSomarriba-Enriquez

Los hijos del río ilustra a través de su narración y tomas de archivo la pobreza de las comunidades indígenas una vez que se habían ido las transnacionales de la madera, el oro y las bananeras, que dejaron rastros de infraestructura abandonada y destruida, además de múltiples enfermedades incurables en los habitantes.

Entre 1983 y 1984 había ocurrido la histórica peregrinación del pueblo miskito en el norte de Nicaragua, habían sido desplazados forzosamente de sus lugares de origen y llevados a un destino incierto.

No sabían hacia dónde iban a ser conducidos y tampoco si en el nuevo sitio había o no las condiciones para sobrevivir de su oficio, la pesca que ejercían en el río Coco.

Unos veinte mil miskitos fueron movilizados y llevados a sitios como Tasba Pri (Tierra Libre) y otros campos de refugiados en Honduras.

En agosto de 1985 el grupo de producción dirigido por Somarriba, viajó de nuevo a la región norte de la Costa Caribe con la idea de internarse en las zonas en guerra y recoger de primera mano entrevistas en sus ubicaciones reales.

Arriesgando sus vidas filmaron el regreso de los miskitos a las riberas del río Coco, entonces zonas en conflicto. Se movilizaron principalmente por la región del río Prinzapolka hacia el Cabo Gracias a Dios y finalmente el río Coco.

El cineasta Fernando Somarriba de Valery. LA PRENSA/Uriel Molina/Archivo

El pequeño grupo estuvo integrado por Somarriba como director, Armando Marenco en la cámara, Eddy Meléndez como sonidista e Iván Jarquín como asistente de cámara.

Al finalizar, el editor Johnny Henderson junto con Somarriba posprodujeron el material en los estudios del Instituto Nicaragüense de Cine y realizaron el primer corte de tres horas con el objetivo de hacer una serie de documentales, así surge una primera versión para salas de cines, de noventa minutos.

Versión corta en varios idiomas

También se realizó una versión corta en inglés en el National Film Board (Canadá), sitio donde viajó Somarriba. Durante tres meses le acompañaron en la posproducción, el director del centro Peter Katadotis, y los cineastas Gwynne Dyer y Tina Vijloen.

De esa versión se hicieron doblajes al italiano, portugués e inglés. Este arduo trabajo de dos años no tuvo resultados finales sino hasta 1987 cuando ganó el premio Paloma de Oro en Alemania.

Además de la Cinemateca de Nicaragua y la televisión canadiense se transmitió en la BBC de Inglaterra, en Public TV, de Estados Unidos, en Italia a través de la RAI y en Brasil en O Globo.

Los hijos del río es el último largometraje documental filmado en 35 milímetros que se produjo en la historia del Instituto Nicaragüense de Cine.

A sus treinta años constituye una de las obras más representativas de la década de los años ochenta que no debe ser dejada en el olvido.

*Historiadora de cine

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