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“Me encanta trabajar”, expresa a sus 94 años llena de vigor la escultora Maruca Gómez, mientras enseña sus nuevas piezas, una de ellas un busto del afamado pintor Armando Morales. LAPRENSA/YADER FLORES

“Me encanta trabajar”, expresa a sus 94 años llena de vigor la escultora Maruca Gómez, mientras enseña sus nuevas piezas, una de ellas un busto del afamado pintor Armando Morales. LAPRENSA/YADER FLORES

Maruca Gómez, 50 años en la artes

Imágenes de sus piezas tridimensionales han sido reunidas en un libro con su nombre y buscan dejar constancia de su magna labor: más de 160 piezas en bronce, yeso, concreto, llantas, metal y plásticos son parte de este valioso inventario visual

La eterna pasión de la escultora Maruca Gómez, moldear en barro los rostros de sus hijos, nietos, gente del pueblo y figuras humanas con tendencia al arte clásico, ha sido reunida en un libro con su nombre y publicado en celebración de sus 50 años en las artes.

Imágenes de sus piezas tridimensionales han sido reunidas en un libro con su nombre y buscan dejar constancia de su magna labor: más de 160 piezas en bronce, yeso, concreto, llantas, metal y plásticos son parte de este valioso inventario visual.

LA PRENSA/Yader Flores
LA PRENSA/Yader Flores

Algunas de sus figuras escultóricas, como el Santo Domingo, San Francisco y el lobo, y una máscara de Rubén Darío se exponen en sitios públicos en Managua y Granada.

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“Me encanta trabajar”, dice Maruca a sus 94 años. Luego se pregunta: ¿qué haría si no trabajo, que haría todo el día…?, luego sonríe y continúa dándole forma al barro de su nueva escultura, un sensual desnudo femenino.

Nueva escultura en proceso. La acompaña el escultor Noel Flores. LA PRENSA/YADER FLORES
Nueva escultura en proceso. La acompaña el escultor Noel Flores. LA PRENSA/YADER FLORES

“Es bella mi modelo”, exalta Maruca, quien siempre acude a modelos reales para sus realizaciones escultóricas.

En su taller en Managua, también se encuentran dos de sus nuevas figuras —un hombre y una mujer, enamorados— y destacan por sus expresiones melancólicas.

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“Doña Maruca es un tesoro en la escultura, y tiene gran vitalidad y creatividad”, dice por su lado el escultor Noel Flores, quien la ha acompañado  desde que llegó a la Escuela de Bellas Artes en 1967, entonces dirigida por el maestro Rodrigo Peñalba.

Retratista de expresiones

“A ella le encanta retratar las expresiones de las gentes”, dice Joaquín —hijo de Maruca—, luego recuerda la serie de siete cabezas alegóricas que hizo en 2007, develizadas en el Aeropuerto Augusto C. Sandino.

Estas aluden a la belleza de mujeres españolas, francesas, griegas, japonesas, y su referente es el poema Divagación, de Rubén Darío, que aparece en el libro Prosas profanas (1896-1901).

Joaquín Gómez, junto a dos rostros en bronce realizados por la escultora Maruca Gómez, el primero fechado en 2015 y el segundo en 1975. LA PRENSA/YADER FLORES
Joaquín Gómez, sirvió de modelo a Maruca Gómez quien le realizó dos rostros en bronce, el primero en 1975  y el segundo en 2015 . LA PRENSA/YADER FLORES

Modelos familiares

Incluso el mismo Joaquín ha servido de modelo a Maruca, “una de las cabezas la esculpió cuando tenía 25 años y la otra a mis 65 años”, recuerda Joaquín.

En su inventario también se encuentran rostros de sus nietos, así otras figuras de cuerpo completo, en diversos formatos. Por igual personas de su servicio doméstico.

Maruca es una artista que le gusta moldear en barro sus piezas. “Es rico”, dice al comentar su proceso y agrado. “Me olvido del tiempo”, agrega. Y siempre con palabras precisas comenta que en la elaboración de sus piezas se requiere de mucha “paciencia”.

Otras de las piezas en proceso es un busto del afamado pintor Armando Morales. Estas nuevas piezas solo esperan el toque final, el moldeado y vaciado en metal.

Evolución en la escultura

Esta pasión, tenacidad y energía de Maruca desplegada en el arte en las últimas décadas, ha hecho reconsiderar a Joaquín, quien es un conocido coleccionista de arte y fundador de Galería Pléyades.

San Francisco y el lobo, monumento en bronce de Maruca Gómez. LA PRENSA/Cortesía/Joaquín Gómez
San Francisco y el lobo, monumento en bronce de Maruca Gómez. LA PRENSA/Cortesía/Joaquín Gómez

Al respecto cuenta que al inicio miró a Maruca como una “escultora amateur”, pero que al pasar de los años como una “escultora profesional”, por su magnífica labor con los rostros y esculturas de arte público.

Razón que ha llevado a su familia a publicar este libro. “Este enseña sus esculturas en bronce, los monumentos públicos instalados en Costa Rica, en los Altos de Santo Domingo”, agrega con orgullo Joaquín.

Imagen de Santo Domingo, inaugurada en Managua en 2016. LA PRENSA/Manuel Esquivel/Archivo
Imagen de Santo Domingo, inaugurada en Managua en 2016. LA PRENSA/Manuel Esquivel/Archivo

Exposiciones

Maruca ha realizado dos exposiciones personales: en la Galería Centro, de Costa Rica, y en el Teatro Nacional Rubén Darío.

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Así en muestras colectivas, una de ellas en galería Pléyades junto Claudia Fuentes de Lacayo, Ilse Ortiz de Manzanares, Bernard Dreyfus, Orlando Sobalvarro, Mauricio Rizo, y exhibido en la bienal de arte junto a artistas visuales como Patricia Belli, el Colectivo Veinti3, Ricardo Miranda Huezo, entre otros.

Llantotas. Maruca Gómez también ha experimentado con llantas, sillas, metales y plásticos. LA PRENSA/Reproducción/Yader Flores
Llantotas. Maruca Gómez también ha experimentado con llantas, sillas, metales y plásticos. LA PRENSA/Reproducción/Yader Flores

Su lado de arte experimental

La necesidad de conocer más del arte contemporáneo, Maruca recibió en los años noventa cursos libres en la Academia Nacional de Arte de Nueva York.

Esto le permitió una lectura más abierta del mundo de la escultura. Sin abandonar su arte en bronce la artista decidió en los últimos años incursionar en formas experimentales, geométricas y abstractas, apropiándose de desechos de metales, llantas, objetos plásticos, sillas, barriles.

Obras suyas lograron ser aceptadas, y exhibidas en la VIII Bienal Internacional de Artes Visuales de Centroamérica.

Obras suyas forman parte del patrimonio cultural del Centro de Arte de la colección de la Fundación Ortiz Gurdián.

“Ella vive informada de las actualidades artísticas, maneja el internet, es una mujer fantástica”, dice por su lado Juanita Bermúdez, coordinadora de este centro.

Su aporte a la escultura experimental ha sido excelente, y “es algo que nadie ha hecho antes, es una cosa nueva, y para lograrlo ha necesitado mucha creatividad”, dice Flores al comentar su incursión en las artes visuales.

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