Pese a los esfuerzos que los gobiernos de América Latina dicen realizar para reducir la pobreza y de los avances que en esta materia se habían registrado en la última década, entre 2014 y 2016 unos 18 millones de personas cruzaron la línea de la pobreza y 13 millones más cayeron bajo el umbral de la pobreza extrema, detalla el informe Panorama Social de América Latina 2017, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El estudio también proyecta que en 2017 un millón más de latinoamericanos habrían sido acogidos por el flagelo de la pobreza y otro millón por el de la pobreza extrema.
Lea además: Gobiernos del Caribe maquillan datos de pobreza en su informe
En 2014 unos 168 millones de personas que representaban el 28.5 por ciento de la población de América Latina se encontraban en situación de pobreza. En 2015 ese número se elevó a 178 millones (29.8 por ciento de la población) y en 2016 a 186 millones de personas que corresponden al 30.7 por ciento de la población.
En tanto la pobreza extrema que en 2014 afectaba al 8.2 por ciento de la población representado por 48 millones de personas en 2016 pasó a afectar a 61 millones de personas, es decir el 10 por ciento de los latinoamericanos, dice el informe presentado esta semana en México por la secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena.
Nicaragua y otros países no aportan información
En 2016, entre 18 países de la región analizados, Honduras era el más afectado, el 65.7 por ciento de su población se encontraba en pobreza y el 42.5 por ciento en pobreza extrema. Sin embargo, dicho análisis presenta sin datos a Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Guatemala y otros países.
Lea también: Pobreza es una de las causas de la deserción universitaria
El documento incluye gráficos con cifras de pobreza de los años 2012, 2014, 2015 y 2016 para la mayoría de los 18 países. Pero en el caso de Nicaragua el único dato que se recoge corresponde a 2014 cuando la pobreza afectaba al 29.6 por ciento de la población y la pobreza extrema al 8.3 por ciento.
Ante esta carencia, el informe dice que “cuando no se cuenta con encuestas de hogares relativas a un año en particular o no están disponibles a tiempo de ser procesadas para la correspondiente edición del Panorama Social”, como ocurrió en 2016 para el Estado Plurinacional de Bolivia, Brasil, Chile, Guatemala, Nicaragua y la República Bolivariana de Venezuela, los niveles de pobreza se estiman sobre la base de un procedimiento indirecto que, entre otros elementos, asume que el cambio en el ingreso promedio de los hogares es igual a la variación del producto interno bruto (PIB) por habitante del año correspondiente.
Fortalecer políticas
Durante la presentación del estudio Bárcena dijo que “la experiencia reciente indica que el aumento de los ingresos en los hogares de menores recursos ha sido imprescindible para la reducción tanto de la pobreza como de la desigualdad de ingresos”.
Lea más en: La asistencia a la escuela no garantiza el aprendizaje de los niños, según el Banco Mundial
Y añadió que para el crecimiento del ingreso en los hogares “ha contribuido decisivamente las políticas distributivas y redistributivas de los países, como reformas tributarias, salarios mínimos, pensiones y transferencias vinculadas a las estrategias de reducción de la pobreza y a la expansión de los sistemas de protección social”.
Para frenar este retroceso en los esfuerzos por reducir la pobreza y la desigualdad, la Cepal llama a los países a “fortalecer las políticas laborales y de protección social, más aún en períodos de bajo crecimiento económico, y a implementar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible a partir de un cambio estructural progresivo”.
Con rostro femenino
Según el informe Panorama Social de América Latina 2017, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la pobreza y la pobreza extrema afectan más a los niños, adolescentes y jóvenes, lo que implica grandes riesgos para el desarrollo de las personas y de la región. Otro fenómeno que está en aumento es la feminización de la pobreza en los tramos de población joven y adulta, al mismo tiempo que se mantiene elevada la pobreza en las áreas rurales.
n