Después de una compleja cirugía cardíaca, Jeremías, el bebé nicaragüense que nació con el corazón fuera de su cavidad torácica se recupera satisfactoriamente en este país, según informaron las autoridades del hospital Health City Cayman Islands, donde fue intervenido quirúrgicamente hace algunos meses.
El Cirujano Cardiotorácico y Vascular, Binoy Chattuparambil, explicó que Jeremías tenía una condición muy compleja llamada Pentalogía de Cantrell, un trastorno congénito extremadamente raro y potencialmente mortal que se encuentra entre 5.5 y 7.9 por millón de recién nacidos. Con sólo 200 reportados en todo el mundo, confirmó que tales casos son inauditos por muchos médicos.
“Lo he visto sólo una vez antes, cuando estaba en la India y asistí en un caso. El corazón del niño estaba justo debajo de la piel. Cualquier trauma, en realidad. Incluso si se presionaba con fuerza, pudiera haber matado al bebé, así que esta fue una anomalía muy rara”, precisó el médico.
Luego de más de un año desde su cirugía, Jeremias esta creciendo muy bien, comiendo excelente y jugando con todos sus amigos como cualquier otro niño normal. Ahora puede gatear sin que sus padres tengan que preocuparse de que caiga sobre su estómago.
“Esto me da toda la felicidad del mundo, estar aquí en esta época festiva en Nicaragua y poder compartir la felicidad de su familia. Nos da a nosotros, particularmente a mí como cirujano y a mi equipo una gran felicidad,” afirmó Chattuparambil, quien recientemente vino a Nicaragua a visitar a Jeremias y a su familia.
Jeremías, quien es originario de San Juan del Sur, fue operado cuando tenía diez meses y en la cirugía estuvo un equipo de dos cirujanos cardíacos, un cirujano plástico, dos anestesiólogos, dos científicos de perfusión y dos enfermeras.
Jeremías finalmente tiene una vida normal
El niño fue operado cuando tenía un año y ahora tiene una vida normal comentó su madre, Marlen López Bermúdez, semanas después de la operación.
“Ya puede caminar, todo ha sido bien desde que lo operaron, una organización en Diriomo que se llama Rayos de Esperanza fueron los que me ayudaron para que viajáramos porque aquí (en Nicaragua) no hacen esa operación”, expresó López.
“En ese momento (de la operación) pasé orando y pidiéndole a Dios, gracias a Dios me mantuve fuerte con mucha fe, porque eso es lo que le ayuda a uno tener fe, yo sé que Dios hace el milagro y él es uno de ellos, mi hijo es un milagro, ese momento es de dolor, estuve llorando pero gracias a Dios todo salió bien, cuando el doctor salió y me dijo que todo estaba bien me solté a llorar de la alegría”, indicó la madre del menor.
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