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La Navidad desde las ciencias sociales

Las ciencias sociales, sin profesar creencias religiosas, no pueden menos que constatar el impacto de ese niño que lloraba en un pesebre hace 2017 años.

Desde los ojos de la fe cristiana la Navidad es la fecha en que Dios vino al mundo en forma de hombre. ¿Cómo se ve este acontecimiento desde la perspectiva de las ciencias sociales (CC.SS.)? Estas, por definición, no dan crédito a nada que no sea observable o comprobable. Aún así, sus observaciones sobre las navidades, y lo que aconteció a raíz de ella, arrojan luces e interrogantes muy interesantes.

Lo primero que constatan es el hecho histórico de que hace aproximadamente dos mil años, en tiempos del emperador romano Augusto, nació en Belén de Judá un líder religioso, muy desconcertante, que llamaron Cristo. De acuerdo con escritos de sus más cercanos seguidores, condensados en evangelios, este alegaba ser el hijo de Dios; se ponía a la par del mismo y se autoproclamaba como “el camino, la verdad y la vida”. Las autoridades judías lo consideraron blasfemo y conspiraron para matarlo. Ante un personaje así las CC.SS. se ven obligadas a plantearse tres únicas hipótesis o posibilidades: o Cristo era un impostor, o un lunático, o alguien veraz, en su sano juicio.

Luego es históricamente aceptado que Cristo fue crucificado por el procurador romano Pilatos y que sus discípulos dijeron ser testigos de haberlo visto resucitado. Tan convencidos estaban que comenzaron a difundir su versión en medio de persecuciones y martirios. Aquí las CC.SS. vuelven a enfrentar preguntas similares: o los discípulos mentían, o eran víctimas de una improbable, aunque no imposible, alucinación colectiva, o eran personas normales y veraces.

De allí en adelante las ciencias históricas constatan que esta pequeña secta de judíos, ahora llamados cristianos, se expandió por el mundo antiguo convirtiendo pacíficamente a innumerables paganos y creciendo espectacularmente, a pesar de las sangrientas persecuciones con que trataron de extirparlos. Luego, tras la conversión del emperador Constantino, trescientos años después, se transformaron en la religión del imperio y continuaron su enorme revolución cultural que sobrevivió a las invasiones bárbaras, terminó convirtiendo a la casi totalidad de Europa, y se constituyó en el eje principal de lo que se llamaría la Civilización Occidental.

Aquí las CC.SS. se ven obligadas a reconocer también que el cristianismo tuvo una influencia, tan formidable, que su fundador puede considerarse justamente como el parteaguas más definitivo de los últimos milenios, de forma que no es caprichoso haber dividido la historia en un antes y después de Cristo. Ningún otro líder, prócer, pensador, movimiento o revolución, puede rivalizar con él en cuanto a sus vastas consecuencias.

Por su impacto en los valores, especialmente el de la caridad y el amor indiscriminado a todos los seres humanos, autores de prestigio han considerado al cristianismo como la influencia más humanista y civilizadora de la historia. Su legado es demasiado rico como para comprimirlo en un artículo. Recomiendo leer a Thomas Woods, Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental. Allí encontrará su impacto en el arte, la ciencia, en la creación de las primeras universidades, en la abolición de la esclavitud, en la multiplicación de órdenes dedicadas a la educación y auxilio de los menesterosos, e incluso, en el desarrollo de la democracia moderna, tributaria del concepto cristiano de la igualdad y dignidad de todos los seres humanos.

Las CC.SS., sin profesar creencias religiosas, no pueden menos que constatar el impacto sin parangón de ese niño que lloraba en un pesebre hace 2017 años. Tampoco pueden pasar por alto la dificultad de contestar preguntas, como las anteriores, que sugieren posibilidades explicativas que exceden los confines de la ciencia.

El autor es sociólogo. Fue ministro de Educación.

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COMENTARIOS

  1. El Observador
    Hace 6 años

    Al señor Belli a quien admiro mucho por sus brillantes escritos, le felicito por todos los elogios acerca de la historia del cristianismo. Pero, para ser neutral como escritor y columnista, deberia decir tambien como esa religión se consolidó, aniquilando sin escrúpulos a miles y miles de personas que no comulgaban con sus enseñanzas, acuzandolas de brujas, hechiceros y tantas cosas, para al final mandarlos a la hoguera o al potro del tormento. ¿Sabe el señor Belli que al déspota del emperador Constantino, lo declaró Santo la Iglasie cristiana?

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