Ya habrá tiempo para debatir teorizaciones sobre cómo se desarrollará la pelea entre Carlos Buitrago y el campeón japonés Hiroto Kyoguchi. Ahora, la principal incógnita es su recuperación, tan impredecible como la vida misma, tan confusa y distorsionada como una noche de sueño. Chocorroncito está sufriendo en su cuarto de hotel en Tokio, Japón. Sufre porque debe marcar la categoría criminal de las 105 libras. Este miércoles marcó 107.6 libras después del entrenamiento, pero en medio de la cuenta regresiva de su combate, ni él mismo puede asegurar que suba el 31 de diciembre explosivo y endiablado, tirando el suspiro final.
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“Yo siento que traigo muy buenas condiciones. Me he preparado durante dos meses en Miami y no he gastado todas mis energías en sparrings, sino que las he guardado para el día de la pelea”, indicó. Sin embargo, aunque el optimismo lo albergue, su recuperación es una moneda al aire. Así lo demostró en 2013 ante Merlito Sabillo en Filipinas, lo repitió en 2014 en Tailandia contra CP Freshmart y ratificó ante el mismo rival en el mismo país y en el combate que más vergüenza le ha dado a Buitrago: el último que perdió de forma unánime en 2016.
La excepción y la duda
La intriga continúa porque Buitrago en 2013 y 2015, sin tener una gran preparación, consiguió en México dos victorias importantes en el peso mínimo y con autoridad. La primera ante Julian Yedras en Mérida y la segunda ante el excampeón Mario “el Dragoncito” Rodríguez, al que el pinolero lo tuvo al borde del nocaut. ¿Cómo es posible que un boxeador en la misma categoría haya logrado una recuperación óptima para desplegar su línea de boxeo sin poseer una gran preparación? Muchas veces se lo he preguntado buscando alguna respuesta lógica, pero sigue siendo un misterio, es el propio laberinto o rompecabezas que Chocorroncito debe armar para su cuarto combate titular y ante un púgil de ocho victorias en el profesionalismo.
La duda que dejó en 2016 Buitrago fue cuando tuvo dos combates por encima de las 105 libras en Nicaragua y especialmente ante Róger Collado, un bravo peleador matagalpino con una línea de boxeo organizada y de mucho coraje. Buitrago se soltó. La fiera que se busca en el exterior apareció para noquear, y luego ante Noe Medina, sin desplegar un boxeo brillante le ganó de un bostezo. En esas dos reyertas mostró buenos síntomas de recuperación, la misma que le pide a Dios todos los días para poder afrontar como debe ser su chance titular en la tierra del campeón.
El reto de adaptación
Con 15 horas de diferencia entre Nicaragua y Japón, Carlos “Chocorroncito” Buitrago tiene como primer objetivo adaptarse al cambio de tiempo.
Además que el frío está muy fuerte en Tokio. Durante el día el clima llega a los siete grados centígrados y en la noche cae a un grado, lo que complica aún más exprimir el cuerpo del retador a la corona mundial.
Este miércoles Buitrago tenía planeado entrenar a las 11:00 de la mañana, luego descansar por la tarde y tener minuciosamente controlado los alimentos a ingerir.