La premisa popular de un retador a la corona mundial es entregarlo todo. Y la crítica más recurrente que Carlos Buitrago recibe todos los días es: “No puede ganar un boxeador que se guarda las manos en los combates importantes”. No obstante, para la pelea de este domingo ante el campeón de la FIB, el japonés Hiroto Kyoguchi, Chocorroncito fue contundente en sus declaraciones sobre su cuarta oportunidad titular: “Estoy listo para todos los escenarios que se planteen en el combate”.
Amaneciendo en 106.6 libras este jueves en el frío de Tokio, Buitrago entiende que un boxeador sin ribetes temibles como es Kyoguchi y sin mayor recorrido que él, no puede robarle la iniciativa. Darle espacio al oponente puede ser riesgoso, y realmente Buitrago tiene como obligación estar preparado para luchar tanto a la distancia como en corto, con la mente puesta en que si la pelea exige el intercambio quedarse y demostrar su fortaleza, cuando su rival ha reflejado escasez de pegada en la pelea que le robó el título al mexicano José Argumedo.
Yedras y Rodríguez
No es nuevo para Buitrago esta situación. Ante Julian Yedras, en lo que fue la broma de mal gusto de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) al asegurar que la pelea era por título y luego retractarse, el púgil pinolero estuvo alternando la presión y la calma. Apretar el cuello del rival en algunos asaltos y mantenerlo a la distancia en otros. La misma historia con pinceladas de explosividad se vivió ante el excampeón Mario “el Dragoncito” Rodríguez. Ese fue otro Buitrago, con fuego en los puños y fulgor en la sangre. Salió desde el primer asalto como si fuera el último, derribó al oponente y tras una primera parte demoledora, dosificó sus energías en la segunda parte de la reyerta.
Eso es lo que tendrá que hacer Buitrago. Verse en el espejo de su pasado para convertirlo en su presente. Esta vez no hay alternativas. En este desafío lo que se espera es el recorrido de los 12 asaltos con chispazos de dinamita. Kyoguchi quiere guerra y Buitrago debe dársela; ceder será colocarse una arma Colt en la frente, jugando ruleta rusa.