Al recorrido por nuestra historia que hace el ingeniero Enrique Bolaños Geyer en su obra, demuestra la validez de su tesis central, sintetizada en el mismo título del libro: La lucha por el poder–El poder o la guerra: Confirma así lo afirmado por don José Coronel Urtecho cuando, al reflexionar sobre la retahíla de nuestra historia patria llegó a la conclusión que su hilo conductor es “una sucesión de guerras civiles”, es decir, la persistente lucha por el poder. Y quienes acceden al poder político buscan, a toda costa, como escribe don Enrique, “atornillarse de por vida en el sillón del poder ejecutivo y como resultante, quedarse con el atraco”.
La división que el autor hace de los tiempos históricos me parece acertada. Cada uno de esos tiempos tiene sus propias características descritas con lucidez y su correspondiente valoración crítica. Estos son los siguientes: 1. Independencia, Federación y anarquía (1821-1838). 2. Sigue más anarquía (1838-1853). 3. De guerra civil a Guerra Nacional (1853-1857). 4. Los treinta años (1857-1893). 5. La inestabilidad (1893-1929). 6. Liberalismo y dinastía Somoza (1929-1979). 7. El régimen sandinista (1979-1990). 8. Transición democrática (1990-2007).
El libro tiene una singularidad: no sigue el estilo narrativo extenso, propio de nuestros historiadores clásicos (los Ayón, Gámez, Ortega Arancibia), ni pretende que sean reflexiones al estilo de las de Coronel Urtecho. Su estilo es sencillo, directo, accesible y comprensible. Don Enrique siempre va “al grano”. Esto hace que el lector rápidamente adquiera información y criterios para juzgar cada etapa histórica. Con la rigurosidad que le caracteriza aporta mucha información que bien vale la pena rescatar del olvido. Al acompañar sus textos de gráficos y estadísticas comparativas el autor sigue un estilo muy personal de exposición, seguramente influenciada por su formación como ingeniero. Hasta ahora no existe una obra que compendie todo nuestro devenir histórico en la forma que usted lo ha hecho.
Estimo que la publicación de este libro es una verdadera campanada para la conciencia nacional acerca de lo fatal que es regresar constantemente al pasado en lugar de construir un futuro acorde con lo que demandan los tiempos que vivimos en estas primeras décadas de un nuevo siglo.
Este libro merece una amplia difusión, especialmente entre los jóvenes que casi siempre ignoran nuestro pasado. Se afirma, con razón, que no hay prospectiva sin retrospectiva. Por eso, conocer nuestro pasado, signado por la lucha por el poder al servicio de sus detentadores, nos debería conducir a construir un futuro donde imperen el respeto a la institucionalidad democrática, los derechos humanos y la lucha contra la corrupción, en todas sus manifestaciones, porque la corrupción es el “cáncer de la democracia”.
Este valioso libro es un aporte importante al mejor conocimiento de nuestra desventurada historia patria tan signada, desde nuestra Independencia, por el predominio de una cultura política que se caracteriza por una constante lucha por el poder, acompañada del propósito de perpetuarse en él. De su lectura ojalá los jóvenes y los políticos saquen, como mejor lección, la urgencia de promover una nueva cultura política auténticamente democrática.
Nuestra actual praxis política, en vez de progresar hacia formas más modernas, que nos permitan crear una cultura de diálogo y consenso, susceptible de servir de fundamento a un proyecto de nación, compartido por todos los sectores sociales nicaragüenses se empeña en el resurgimiento de una de las modalidades políticas más obsoletas: el caudillismo. Es hora de crear una nueva cultura política, de profunda raíz ética. Hay conceptos elementales, en torno a la estrecha relación entre la ética y la política que nunca está de más recordar, como aquel que proclama que el fin último de la política no es el poder por el poder mismo sino el bien común. La revalorización ética de la política llevaría a la ciudadanía a recuperar la credibilidad en la política y en los políticos.
Esto es especialmente importante para los jóvenes, quienes suelen estar tentados a marginarse de toda actividad política ante el rechazo que les produce la conducta antiética de muchos de nuestros dirigentes políticos. La función del político es servir y no servirse. Elegir el camino de la política es elegir el camino del servicio público.
Este libro del expresidente Bolaños es, sin duda, una valiosa contribución a ese propósito.
El autor es jurista y catedrático.