Si por la víspera se saca el día, los peligrosos riesgos que ciernen sobre la economía nicaragüense apuntan a un 2018 difícil. Después de transitar por un 2017 marcado por la desaceleración económica, Nicaragua arranca este año con mayores incertidumbres y amenazas tanto externas como internas. A nivel foráneo, tres riesgos están relacionados con políticas de Estados Unidos y otra con Venezuela, las que en su conjunto podrían acarrear efectos en cascada en las actividades económicas, en la confianza del inversionista y el mismo córdoba.
El problema es que la economía a nivel interno afronta también sus propias amenazas, algunas a causa de decisiones del Gobierno de postergar para 2018 tareas pendientes, como por ejemplo la urgente reforma a la Seguridad Social, que conllevaría a dolorosas medidas de ajuste para la clase trabajadora, de por sí ya golpeada por la raquítica recuperación del poder de compra el año pasado. El salario real hasta octubre de 2017 había acumulado una mejora absoluta de cuarenta córdobas, mientras que la canasta básica se había encarecido 729 córdobas hasta noviembre.
El economista Néstor Avendaño, que en los últimos tres años aseguraba que Nicaragua estaba creciendo a más del cinco por ciento anual, admite que dada las sanciones de Estados Unidos y su efecto a nivel local, la posibilidad de continuar en ese dígito será difícil y por eso rebaja a 4.5 por ciento el crecimiento económico este año.
La estimación preliminar de Avendaño sobre la expansión económica es menor al 4.7 y 5.2 por ciento estimado por el Banco Central de Nicaragua para el cierre de 2017, pero estaría en el rango de 4.5 y 5 por ciento previsto para el 2018.
Pero ¿cuáles son los riesgos con los que la economía nicaragüense deberá lidiar y demostrar el calibre de su crecimiento?
De entrada, Avendaño cita el avance firme de la Nica Act en el Senado de Estados Unidos y la aplicación a un funcionario del Gobierno del presidente designado Daniel Ortega la Ley Magnitsky, que castiga y persigue a personas vinculadas con la corrupción y que violan los derechos humanos.
“El 2018 lo veo más complejo, diría que está plagado de graves peligros para la economía. Estas noticias (las sanciones de Estados Unidos) a quien golpea es a la certidumbre de los inversionistas en Nicaragua, esto afecta al sector privado”, afirma Avendaño, quien explica que esto conllevaría a un declive de la inversión nacional y extranjera desacelerando por ende el crecimiento económico.
La Nica Act es un proyecto de ley en Estados Unidos que pretende impedir a Nicaragua el acceso al financiamiento en los organismos financieros multilaterales donde ese país tiene poder de veto. La misma ya fue aprobada por la Cámara de Representantes y ahora se encuentra en el Consejo de Relaciones Exteriores del Senado. De aprobarse, requerirá de la firma del presidente Donald Trump para convertirse en ley.
El economista Adolfo Acevedo, quien en su reciente columna titulada La economía nicaragüense, la Ley Magnitsky y la Nica Act, también advierte de este riesgo y afirma: “Estos eventos (las sanciones) hacen aparecer a la potencia más poderosa del planeta imponiendo, como en los ochenta, severas sanciones económicas sobre Nicaragua…”.
De hecho, Avendaño afirma que con solo la aparición de la Nica Act en 2016 sus efectos ya se han sentido en 2017, pero ahora es más grave porque su avance en la tubería legislativa de Estados Unidos a finales de 2017 se aceleró, situación que empeora por la sanción a un funcionario de Nicaragua con la Ley Magnitsky.
Consumo interno se enfriará más
“Es por la vía de la inversión que nosotros vamos a observar (este año) una caída y por supuesto una desaceleración del crecimiento económico”, enfatiza Avendaño.
Avendaño y Acevedo coinciden que por ahora la inversión pública, que depende fuertemente de la cooperación exterior, está financiada, la que sufrirá el golpe se llama inversión privada tanto extranjera como nacional.
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“Cuando hay desconfianza (en una economía) rápidamente se paraliza gran parte del flujo de inversión extranjera, ¿en cuánto?, muy aventurado decirlo en este momento, pero creo que puede haber un detenimiento inversionista que va a generar menos crecimiento económico, más desempleo, más incertidumbre. Acuérdese que en tiempo de crisis tanto los inversionistas como los consumidores ahorran, por lo tanto por ese lado se desacelera el consumo interno”, afirmó Avendaño.
Con ello, el consumo se encaminaría a otro año de enfriamiento, que provocó una caída de las importaciones de bienes duraderos, como electrodomésticos y vehículos, que no pasan por su mejor momento. El crédito se desaceleró fuertemente comparado con años anteriores.
Las previsiones de los economistas contrastan con el optimismo del Gobierno que este año esperaba una recuperación del consumo interno. “Se espera una mayor recuperación de la demanda interna de consumo e inversión, estas impulsadas por los ingresos de exportación y el inicio de importantes proyectos de infraestructura en el sector público”, afirmó Ovidio Reyes a finales diciembre, ignorando las sanciones de EE.UU. entre los riesgos externos económicos este año.
Las amenazas que vio el BCN
Entre los riesgos que Reyes plasmó en su presentación, a la que no fue invitada LA PRENSA, figuraron: la volatilidad de los precios de las materias primas a nivel internacional, el cambio en las políticas comerciales, como las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y el alza de las tasas de interés internacionales que afectarían las tasas de interés nacionales.
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“Desde el punto de vista doméstico, los fenómenos meteorológicos extremos son los principales riesgos que confronta la economía nicaragüense porque podría afectar los cultivos. En el ámbito fiscal, se tiene el reto de asegurar el financiamiento de la seguridad social y continuar con la consolidación fiscal, calculada en el equivalente a 1.6 por ciento del Producto Interno Bruto”, puntualizó.
“Es muy raro que un presidente de un Banco Central con todas estas noticias internacionales guarde silencio ante riesgos muy severos como podrían ocurrir sobre la evolución de la economía. Creo que el discurso de los ministros y de diferentes entes autónomos está registrado por la alta jerarquía estatal, so pena de perder su cargo. Creo que a lo mejor Ovidio Reyes no mencionó eso porque lo consideró un tema, digámoslo así, prohibido de hablar en el ámbito económico”, afirma Avendaño, quien recuerda que “un buen presidente de un banco central está obligado a explicar cuáles son todos los riesgos de la economía”.
Reforma fiscal y Venezuela amenazan
Además del impacto económico de las sanciones de Estados Unidos a Nicaragua en la inversión, también la reciente reforma fiscal impulsada por Trump provocarían la salida de capital en Nicaragua y el resto de América Latina.
El gobierno de Trump logró rebajar de 35 a 21 por ciento la tasa impositiva a las ganancias de las corporaciones, lo que podría provocar una relocalización hacia Estados Unidos de las multinacionales, aunque algunos economistas a nivel internacional son más cautelosos con esa posibilidad al recordar otros factores de operación en ese país.
Pero la probabilidad existe, asegura Avendaño, y Nicaragua no la puede ignorar. “Esto (la reforma fiscal en EE.UU.) pueden provocar otras salidas de capitales de Nicaragua hacia Estados Unidos”, afirmó el economista.
Y finalmente una de las amenazas es el fin de la cooperación de Venezuela, aunque a criterio de Avendaño esta ya habría declinado a su máxima expresión el año pasado y su efecto continuará sobre el comportamiento de la circulación de dinero en el mercado nacional, la que sería más restrictiva.
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A criterio de Avendaño urge implementar una mesa de diálogo con los partidos políticos encaminado a amortiguar el impacto de la Nica Act y que se dé respuesta a todas la demandas políticas y democráticas. “Ese diálogo debe ser en Managua y no en Washington. Yo aconsejo a los empresarios que no sigan gastando viajando tanto a Washington, que gasten mejor en impulsar el diálogo político en Managua”, afirmó.
Más riesgos domésticos
A nivel local, el economista Néstor Avendaño considera que la situación financiera del Instituto Nicaragüense de la Seguridad Social (INSS), que se encamina a caer en insolvencia en 2019, según previsiones del Fondo Monetario Internacional, es una amenaza grave para la estabilidad de la deuda pública interna.
Avendaño señaló que la alta dolarización de la economía expone más a la economía a los choques externos, lo que podría desestabilizar el córdoba, advierte, recordando que la mayoría de los nicaragüenses pagan créditos en dólares y sus salarios están en córdobas.
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Asimismo, dijo que la creciente informalidad por sí misma es un riesgo, porque “ahí abunda la pobreza, la carestía de la vida y del desempleo”.
Remesas, otra amenaza
Otro riesgo es una posible disminución en las remesas, que el año pasado hasta noviembre habían superado el umbral de los 1,200 millones de dólares. Según el economista Néstor Avendaño, un posible endurecimiento de la política migratoria en Estados Unidos ralentizaría la llegada de envíos de ese país impactando el consumo interno. El presidente de EE.UU., Donald Trump. amenaza con endurecer este año su política migratoria con más deportaciones, mayor control en el sistema de contratación de las empresas y construcción de un muro en la frontera sur de ese país.