Carlos “Chocorroncito” Buitrago continúa bajo ataque. Al castigo que recibió el domingo en Japón, le ha seguido el de los fanáticos en Nicaragua. Y todo tiene su explicación.
En un país que no ha producido muchos héroes deportivos, nunca se presta tanta atención a un evento como cuando un nicaragüense disputa una corona mundial de boxeo.
Existe una necesidad profunda, más que solo el entusiasmo, por ver a un pinolero escalar la cúspide en un contexto tan competitivo y despiadado como el pugilismo.
De ahí que la frustración y el disgusto después del reciente revés del “Chocorroncito” Buitrago, sea de tal magnitud que solo se observe a un peleador que perdió y punto.
Y en efecto perdió. Y perdió por cuarta vez en una pelea titular. Así que sus acciones se han venido al piso y lo primero que los fanáticos le exigen es que se retire.
Me da pena por Carlos, porque estoy entre quienes han cuestionado su entrega, su decisión a la hora de sus combates. Hemos criticado su falta de corazón, no de técnica.
Lo lamentable, es que ahora que decidió subir al ring con determinación y exponer todo lo necesario, apareció Iroto Kyoguchi como trueno y con un instinto devastador terrible, lo borró del entarimado.
Lo que vimos sobre el escenario fue un monólogo boxístico de parte de un campeón que dio tal impresión de seguridad, que Buitrago resultó una víctima increíblemente cómoda.
Además de exhibir un variado arsenal de disparos, Kyoguchi resultó veloz y contundente. Y su ejercicio constante de habilidad y movimiento, no tuvo antídoto por parte del pinolero.
A ese demonio con guantes en sus manos, no le ganaba “Chocorroncito” ni con seis meses de entrenamiento. Resultó demasiada pieza. Y esas cosas suceden en los deportes y en la vida.
Ahora, le piden que se retire. ¿Por qué se va a retirar? Tiene 26 años y ha acumulado una experiencia enorme. Solo tiene que volver a intentarlo con más fuerza y más determinación.
Han circulado unas fotos de Buitrago, es la que se ven los estragos del combate. Buitrago no llegó a poner la cabeza. Hizo su mejor esfuerzo. Lo que pasa es que eso no le bastó para ganar.
Pero la grandeza del ser humano se demuestra en lo más profundo del sufrimiento. Así que el escenario ahí está listo para Buitrago. Veremos si toma el reto. Mientras hay vida, hay esperanza.