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Edmundo Jarquín

Pedro Joaquín ¡Juega!

— ¡Juega!— me contestó desde el otro extremo de la línea telefónica…

Así comienza el primer capítulo del libro Pedro Joaquín ¡Juega!, cuya segunda edición se presentará la próxima semana con motivo del cuadragésimo aniversario del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.

“¡Juega! era la interjección típica con la que solía sellar su acuerdo o asentimiento con algo. Expresión, a su vez, de uno de los rasgos más destacados de su personalidad: un carácter resuelto, decidido, de pocos pero bien articulados argumentos, que se reflejaría de manera relevante en su oficio periodístico. Pocos periodistas han sido capaces de escribir editoriales tan breves y, a la vez, tan globales y penetrantes”.

Por la razón anterior, en otra de las actividades conmemorativas del magnicidio, LA PRENSA ha iniciado esta semana y hasta después del 10 de enero, en que el arzobispo y obispo auxiliar de Managua, monseñor Brenes y monseñor Báez, concelebrarán una misa en la Catedral de Managua, la publicación de algunos de sus editoriales. Esta publicación no solamente es conmemorativa, sino que frente a la situación actual el pensamiento democrático, justiciero, libertario de Pedro Joaquín, está vivo.

Ayer tan solo el editorial de este periódico analizaba y vinculaba el caso de Amada Pineda, campesina agredida y violada por la Guardia Nacional en 1974, con el de la también campesina Elea Valle, cuyos hijos menores fueron masacrados y sigue sin recibir ninguna explicación, ni los cuerpos. Amada Pineda se atrevió a denunciar los ultrajes, y Pedro Joaquín fue enjuiciado como “coautor” del delito de injurias y calumnias por haber hecho pública la denuncia.

Entonces Pedro Joaquín escribió: “Me siento honradísimo de haber sido demandado junto a esta mujer, cuyo padecimiento solo puede igualarse al de nuestra patria común, mil veces mancillada”.

Y el propio 22 de enero de 1967, fecha de una masacre en las calles de Managua, Pedro había escrito un editorial titulado La paz nace de la justicia, en el cual reflexionaba que si “el Ejército es garante de la paz, y de acuerdo con la concepción humanista, cristiana de nuestra época, la paz es consecuencia de la justicia…”, esa función de mantenedores de la paz “no requiere el uso indiscriminado e irreflexivo de la violencia, aplicada en mayores o menores dosis, sino también un examen profundo de la justicia, que entraña el reclamo popular de estos días…”

Y la vigencia del pensamiento de Pedro Joaquín, subrayado frente a la situación actual, queda también recogido en el editorial recientemente reproducido por LA PRENSA en que señala: “La primera de todas las revoluciones en Nicaragua, sigue siendo la revolución de la honradez, y esa no pueden hacerla los que han gobernado durante tantos años subvirtiendo nuestros valores morales”.

El título del libro lo tomé de la última conversación que sostuve con Pedro, pocos minutos antes de su asesinato. Cuando lo presenté en su primera edición, en 1998, vivíamos un proceso de construcción democrática que a todos nos ilusionaba. Lamentablemente, después de una década de autoritarismo y total subversión de esa esperanza democrática, ya no se trata del título de un libro, sino que el propio pensamiento de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, ¡Juega!

El autor fue candidato a la vicepresidencia de Nicaragua.

Opinión Juega Pedro Joaquín archivo
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