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Nicaragua, Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018

La Selección Nacional de Remo que se destacó en los recientes juegos Centroamericanos entrenó en las isletas de Granada. LA PRENSA/ OSCAR NAVARRETE

Los remeros de oro de Granada

Los hermanos Vanegas y Potoy les dieron medallas de oro en remo a Nicaragua por primera vez. Nacieron en una isla de Granada, llenos de carencias y ahora son una referencia en el deporte

El Arado es la segunda isla más grandes del Lago de Nicaragua. Abarca 19 manzanas que están repartidas entre siete familias. Allí solo se llega remando en botes o en lanchas de motor. Y ese es el hogar de los Vanegas y los Potoy, un par de familias que desde hace tres generaciones se dedican a la pesca y al cultivo de plátanos.

Ahora también son conocidas como las familias de atletas de remo, porque en los últimos Juegos Centroamericanos bañaron a Nicaragua de oro. Ganaron haciendo lo que para ellos es parte de su rutina: remar.

El papá de los Vanegas, don Pedro, ya no pudo ver sus logros porque tres meses antes murió de un infarto. A él le gustaba imaginar el momento en que sus hijos ganaban en las competencias de remo. Solía sentarse sobre una de las rocas más grandes de su casa, en la isla, y comenzaba a narrarles entusiasmado cómo iban a ganar. Estaba tan convencido de que así sería el triunfo que en ese momento podía sentir la alegría invadiendo su cuerpo.

“La muerte de mi padre nos afectó bastante. Nosotros ya estábamos entrenando para los Juegos Centroamericanos y sufrir ese golpe fue difícil, pero ya teníamos ese compromiso y con esfuerzos seguimos entrenando”, dice su hija María Vanegas, de 22 años.

En total, la selección de remo que compitió son diez jóvenes que tienen entre 20 y 27 años de edad. El grupo está formado por los hermanos Vanegas: Ana Felipa, María Isabel, Evidelia del Carmen y Vicente Arnulfo; los hermanos Potoy: Felipe Enrique, Karla y Bismark David; y los primos Héctor Francisco y Roberto González.

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Familia acuática

Los miembros de la selección nacional de remo en su participación en los Juegos Centroamericanos, en los cuales obtuvieron cinco medallas de oro, cuatro de plata y una de bronce. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE
Los miembros de la selección nacional de remo en su participación en los Juegos Centroamericanos, en los cuales obtuvieron cinco medallas de oro, cuatro de plata y una de bronce. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

La vida en la isla El Arado es bastante tranquila. Está muy lejos de la ciudad, no tienen luz eléctrica y el único ruido que se oye de repente es el sonido del agua que golpea las rocas cuando el viento las empuja hacia la isla, que antes era más rocas que tierra firme.

“Nosotros hemos ido rellenando la isla, levantando muros para poder construir la casita. Antes solo había un plan (pedazo de tierra firme)”, dice señalando el patio lleno de rocas, Ana Vanegas, de 25 años.

En las noches se alumbran con candiles y a veces encienden a ratos un par de bujías con un panel pequeño que les regalaron. Otras veces usan una planta eléctrica que ganó el mayor de los hermanos Vanegas, Vicente, de 27 años. Y cuando se les descargan los teléfonos van a tierra firme, donde un tío que les cobra diez córdobas por cargarlos.

Los Vanegas y los Potoy ya tiene más de treinta años de vivir en El Arado. Quienes llegaron allí fueron sus abuelos, provenientes de la Isla de Ometepe. Se asentaron en esa isla y desde entonces nunca se han marchado. El mes pasado después de años les legalizaron las tierras. Todos han nacido en la isla, a excepción de María Vanegas, de 22 años, que nació en el hospital de Granada.

La infancia la pasaron jugando en el lago. Dicen que por instinto aprendieron a nadar y a remar, pues lo hacen desde que tienen memoria. Al principio cuando iban a la escuela, un primo mayor los llevaba en bote, pues también está ubicada una pequeña lista cerca de El Arado. El problema fue cuando terminaron la primera y tuvieron que ir a otra escuela que se encuentra casi a cuatro kilómetros de la isla. Entonces, los mayores poco a poco dejaron de ir, y se dedicaron a ayudar a su mamá y papá a la pesca y a la cosecha, producto que después venden en la ciudad de Granada.

A Héctor Potoy, de 23 años, su adolescencia le fue más difícil. Él y su hermana fueron criados por sus abuelos y hace años cuando ellos murieron, él tuvo que hacerse cargo de los cultivos de plátano que siembran en la isla y que luego venden en la ciudad. Ahora que está integrado de lleno en la selección de remo, es su hermana quien se encarga de ver el cultivo cuando él está entrenando. Porque eso sí, no pasa un día en que no entrene.

De pescadores a remeros deportivos

Los remeros de El Arado participando en uno de los concursos de remo con lanchas de pescar. LA PRENSA/CORTESÍA
Los remeros de El Arado participando en uno de los concursos de remo con lanchas de pescar. LA PRENSA/CORTESÍA

En el 2009, la vida para los jóvenes de El Arado cambió. Escucharon sobre un concurso de remo de pesca que iban a realizar en el Lago Cocibolca y no lo pensaron mucho cuando se fueron a inscribir. Para ellos, eso no era raro, pues su mamá, su tía y hasta su abuela solían participar en ese tipo de competencias. Allí habían ganado cocinas y varios premios. Además, a ellos no les costaba ir porque era algo que desde niños sabían hacer bien.

En esa competencia llegaron más de 80 participantes, pero al final los Vanegas y los Potoy ganaron y allí conocieron al presidente de la Federación de Remo, Gerald Álvarez, que luego de verlos los invitó a unirse a la selección nacional de remo.

Desde entonces, su vida cambió poco a poco, se fueron involucrando más hermanos y primos al ver que a los primeros les iba bien, salían del país y se ayudaban con los viáticos. Así fue que mejoraron su casa en la isla.

En los nueve años que tienen de ser atletas de remo han viajado a once países del continente y les han ganado a atletas de Argentina y Brasil.

Pasan horas entrenando todos los días y en sus tiempo libres se van a pescar y a atender los cultivos de plátanos. Los sábados tres de ellos viajan a Managua, porque están estudiando Educación Física y el resto está terminando el bachillerato. Los universitarios viajan desde el viernes por la noche a la ciudad de Granada, para salir rumbo a la capital en el primer bus.

“A nosotros siempre nos ha gustado el remo. Lo hacemos porque es nuestro medio de transporte, pero también porque nos gusta. Y desde que estamos en la Selección Nacional de Remo nuestra vida ha cambiado. Hemos viajado a países que no iríamos si no fuera por esto”, dicen.

Los logros de remos les han servido para que la Federación Nacional de Remo, el Instituto Nicaragüense de Deportes y el Gobierno apoyen más este deporte que estaba en el olvido. Ahora tienen un gimnasio con máquinas especiales para ejercitarse y mejorar las técnicas, además tienen lanchas olímpicas. Ya no tienen que ir al campamento de El Salvador a entrenar.

“Yo me preocupo por ellos. Cuando salimos a otros países, yo me preocupo hasta por cómo se viste porque este es un deporte de élite. Yo necesitaba que fueran bonitos siempre, las muchachas presentables y yo siempre me he sentido orgulloso, hemos estado en 11 países del continente”, dice el presidente de la Federación de Remo, Gerald Álvarez.

Pocos recursos

Como Selección Nacional de Remo las familias Potoy y Vanegas han viajado a 11 países de América y le han ganado a atletas de Argentina y Brasil. LA PRENSA/CORTESÍA
Como Selección Nacional de Remo las familias Potoy y Vanegas han viajado a 11 países de América y le han ganado a atletas de Argentina y Brasil. LA PRENSA/CORTESÍA

Pero es hasta ahora que tienen todo el equipo necesario para entrenar a nivel olímpico. Antes ni siquiera tenían lanchas, entrenaban en las mismas lanchas con que después salían a pescar.

“Nosotros aprendimos aquí a remar con los botes de pescar, porque no teníamos de los botes olímpicos y recuerdo una vez que nos mandaron a Venezuela y me subí por primera vez a esos botes olímpicos y no sabía manejarlos. Como son más livianos, si uno no se agarra bien se cae, van de un lado. Me tocó aprender a usarlos faltando una semana para la competencia”, explica Ana Vanegas, quien fue la primera atleta nicaragüense en ganar presea de oro durante los Juegos Centroamericanos.

Desde el inicio quien estaba entrenándolos era Martín Álvarez, hermano del presidente de la Federación de Remo, pero como estaba a cargo de la selección de El Salvador, solo les mandaba por correo las lecciones para que Vicente Vanegas, a quien habían mandado a estudiar un par de cursos de remo al extranjero, les explicara.

“Siempre hemos sido disciplinados. No había necesidad de decirles que a las 6:00 de la mañana iniciaba el entrenamiento, cuando veía comenzaban a salir uno por uno”, dice Vicente Vanegas.

Así lo hicieron por varios años, hasta que en el 2015 el entrenador abandonó la selección de El Salvador para apoyar a los remeros de El Arado. Desde ese año vive con ellos en la isla.

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Deporte Olímpico

Al principio, los remeros de la isla El Arado no tenían los recursos para entrenar. Usaban las mismas lanchas con las que pescaban y debían ir a entrenar a El Salvador. Ahora tienen un gimnasio acondicionado con las pesas y máquinas para mejorar sus técnicas. Además, poseen lanchas olímpicas para entrenar. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE
Al principio, los remeros de la isla El Arado no tenían los recursos para entrenar. Usaban las mismas lanchas con las que pescaban y debían ir a entrenar a El Salvador. Ahora tienen un gimnasio acondicionado con las pesas y máquinas para mejorar sus técnicas. Además, poseen lanchas olímpicas para entrenar. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

El remo como deporte en Nicaragua es reciente. Fue apenas en 1992 que se formó el primer grupo de remeros, explica el presidente y fundador de la Federación Nacional de Remo, Edgard Álvarez. Este grupo se formó con algunos nicaragüenses que estudiaban Educación Física en Cuba, pero se hizo como estrategia para que no muriera ese deporte.

En la historia, el remo tampoco es tan viejo. Se formó en la Inglaterra del siglo XVII e inició como una actividad exclusiva para la nobleza británica y después se popularizó en algunos países europeos. Fue hasta 1716 que se realizó la primera competencia, que fue organizada por un grupo de barqueros que luchaban por saber quién era más rápido, asegura la Federación Española de Remo.

Y es hasta 1900 que se incluyó en la lista de deportes de los Juegos Olímpicos para hombres y en 1976 que se logra incluir como deporte en el grupo femenino.

Después de la primera selección de remeros que hubo en Nicaragua, este deporte quedó relegado. Fue hasta en el 2009 que volvió a surgir con la fundación de la Federación Nacional de Remo. Ese mismo año esta federación descubre en un concurso a los remeros de la isla El Arado.

“Nosotros somos de una familia de remeros. Mi mamá, mi papá y hasta mi abuela competían en los concursos de remo de pesca que se hacían aquí (en el Lago Cocibolca)”, señala María Vanegas, una de las medallistas de oro.


Juegos Centroamericanos

De izquierda a derecha: Marvin Álvarez, entrenador de la Selección Nacional de Remo, junto a Ana y Evidelia Vanegas. La Prensa/ Douglas Lopez
De izquierda a derecha: Marvin Álvarez, entrenador de la Selección Nacional de Remo, junto a Ana y Evidelia Vanegas. La Prensa/ Douglas Lopez

El 4 de diciembre del 2017 es una de las fechas que Ana Vanegas no podrá olvidar. Ese día se convirtió en la primera atleta nicaragüense en darle medalla de oro a su país durante los Juegos Centroamericanos. No estaba nerviosa porque dice que había entrenado para eso, pero al terminar la competencia no pudo hacer más que llorar.

“Me siento contenta porque fue el himno de mi país el que sonó en la premiación, es orgullo también saber que es la primera presea de oro para el país, estoy feliz”, dijo después de la competencia Vanegas.

Después de su actuación se sumaron cuatro medallas más, superando las tres que ellos esperaban ganar.

“Nunca se pensó que íbamos a triunfar así. Nosotros siempre nos hemos esforzado porque nunca hemos tenido botes. Nunca habíamos tenido todo lo que hoy: las pesas, los botes, la casa de botes”, concluye.


Los remeros que vencieron a Hitler

En 1936 Adolfo Hitler organizó los Juegos Olímpicos en Berlín, Alemania, con la intención de demostrar la superioridad de la raza aria. Fue invitado un equipo de estadounidenses que desafió el pronóstico de Hitler. Los remeros llegaron a la meta a los 6:25.4 minutos, un segundo antes del equipo alemán y seis décimas de segundo antes que los italianos.

Para la realización de esos Juegos Joseph Goebbels, ministro de propaganda del régimen nazi, había ordenado quitar los rótulos que prohibían la entrada de los judíos, pordioseros y gitanos. Se sabe que Hitler quería usar el deporte como propaganda de su régimen, afirma El País.


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