14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
Carlos Tünnermann Bernheim

Pedro Joaquín Chamorro en la memoria

Cuando en octubre de 1955, la Cámara de diputados somocista rechazó el proyecto de ley elaborado por los estudiantes de la Universidad Nacional para conferirle a esta autonomía, los universitarios regresamos a León decepcionados. Al día siguiente, nos reconfortó un profético editorial escrito por el director de LA PRENSA, doctor Pedro Joaquín Chamorro, bajo el título “Los estudiantes y su autonomía”. En uno de sus párrafos, el editorialista afirmó: “Cuando se trate de manchar la dignidad estudiantil, el poder de los jóvenes universitarios se hará patente una vez más y servirá como reproche a quienes se negaron, por debilidad, a escuchar la voz universitaria”.

Mi primera conversación con Pedro J. Chamorro tuvo lugar en sus oficinas de LA PRENSA. Fui a visitarlo para exponerle mi propuesta de plan de trabajo como candidato a ocupar la Rectoría de la UNAN, vacante tras el fallecimiento del inolvidable rector Fiallos Gil. Pedro Joaquín, entonces directivo de la Escuela de Periodismo, me escuchó con atención. Pasadas las elecciones, en las que salí electo, Pedro J. le comentó a algunos amigos que su voto había sido a mi favor porque fui el único candidato que se limitó a presentarle un plan de trabajo, sin solicitarle su voto.

Después del terremoto que destruyó nuestra capital, el tema político pasó a un muy segundo plano. A mediados de 1973, un grupo de ciudadanos comenzamos a reunirnos en la casa del doctor Roberto Calderón para ver qué se podía hacer, ya que era evidente que Somoza Debayle se presentaría nuevamente como candidato en las elecciones de 1974. Decidimos crear un movimiento que pudiera abogar por elecciones libres y la recuperación de las instituciones democráticas. Lo llamamos “Movilización Nacional” y lo integramos, entre otros, Pedro Joaquín Chamorro, Ramiro Sacasa Guerrero, Roberto Calderón, Luis Pasos Argüello, Manuel Amaya Leclair, Domingo Sánchez Salgado y Carlos Chamorro Coronel.

Este grupo y, más tarde los 27 del manifiesto “No hay por quien votar”, fueron el antecedente del movimiento que, más tarde, Pedro Joaquín impulsó: Unión Democrática de Liberación (UDEL), que aglutinó a muchos sectores de la oposición contra la dictadura.

Al concluir mi tercer período como rector de la UNAN, me trasladé a Washington DC con mi familia ante las amenazas de “pasarme la factura” que me había hecho Somoza Debayle. Sin embargo, mantuve correspondencia con el doctor Pedro Joaquín Chamorro, siempre interesado en los asuntos de Nicaragua y representé a la UDEL en los Estados Unidos por encargo de Pedro Joaquín.

Quienes tuvimos la oportunidad de estar cerca de Pedro Joaquín en el segundo Consejo de Guerra que, sin ningún fundamento le juzgó en 1957, a raíz de la muerte del primer Somoza, recordamos la firmeza, dignidad y valentía que caracterizó la conducta de Pedro durante todo el proceso, pese a los insultos de las “turbas nicolasianas”. Ante cada cargo que se le formulaba Pedro Joaquín contestaba con firmeza: “Soy inocente aquí y ante Dios”.

Años después, al día siguiente de la llegada a Managua del grupo de Los Doce, el día 6 de julio de 1978, el grupo visitó la tumba del ahora “Héroe Nacional”.

Tuve el honor de hablar, en nombre de Los Doce. Reproduzco, a continuación, algunas frases extraídas del mensaje que leí esa mañana: “Al reincorporarnos hoy, ya en nuestro país, a la lucha en contra de la dictadura somocista, los miembros del Grupo de Los Doce venimos a rendir nuestro homenaje a la memoria de un gran luchador: Pedro Joaquín Chamorro, muerto por las balas asesinas del sistema corrupto y represivo que los Somozas han implantado en nuestra desventurada patria. Al cumplir hoy nuestro compromiso con el pueblo de regresar a Nicaragua, a como diera lugar y enfrentando todos los riesgos, rendimos homenaje a quien día a día asumió el riesgo de combatir, sin claudicaciones los desmanes del régimen, transformándose en vocero de su pueblo en su incansable denuncia de los abusos de la dictadura, que siempre trató, mientras vivía, de doblegar su voluntad y acallar su voz, sin conseguirlo!…”

Cuarenta años después de su vil asesinato, ahora que enfrentamos una nueva dictadura, se renueva la vigencia de la palabra y el ejemplo de Pedro Joaquín Chamorro.

El autor es jurista y catedrático.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí