La historia de la noche fue escrita por Wilton López, el veterano lanzador derecho leonés, que mostró su viejo esplendor, mientras sujetaba a los Indios en medio de otra batalla angustiante.
Claro, para derrotar a los Indios 3-2, también fueron decisivos el jonrón de Yosmany Guerra, el sencillo de Norlando Valle, el doblete de Edgard Montiel y el salvado de Wilber Bucardo, pero la base de todo fue Wilton.
Solo al principio fue que López emitió algunas señales de inseguridad. Su control, que junto a sus agallas y potencia han sido su sello de distinción, no tenía la exactitud habitual. Algunos envíos se movieron hacia arriba de forma peligrosa.
De ello se aprovechó Carlos Triunfel, el ex big leaguer del Bóer, quien le disparó jonrón. Eso lo obligó a hacer ajustes y echó mano de su mortífero repertorio, que en cierto momento le permitió retirar a 14 Indios en fila.
El punto es que Wilton lanzó como se espera que lo haga un “as”. Como corresponde a un lanzador de esos que infunden respeto —cuando no temor— en el corazón de sus oponentes. Y López cumplió con sus obligaciones.
En la acera de enfrente, el también leonés Fidencio Flores hizo una labor aceptable. Una para mantener al Bóer en la pelea, pero Wilton no dio muchas libertades y tampoco lo hicieron Junior Téllez o el mismo Bucardo.
Y para evitar la monotonía, un doblete de Renato Morales y una falla defensiva en batazo de Janior Montes le pusieron al noveno episodio, el drama necesario, que antecedió al alivio llegado tras el último out.
Volvieron a ganar los Tigres y aunque esta vez, en lugar de zarpazos dieron arañazos, se han colocado a una victoria de la Final y hoy van a intentar en Managua dar el tiro de gracia a los Indios.
A menos que la tribu tenga algo distinto que decir esta tarde (6:30) en una serie en la que los Tigres van adelante, pero en la que no han lucido superiores de forma abrumadora ante el Bóer, un equipo que necesita un replanteo para su futuro.