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Pedro Joaquín Chamorro

Cuarenta años después del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro su hija Claudia revela que el libro de su padre El enigma de las alemanas, que llevaba en la guantera de su carro Saab el día de su muerte, quedó impregnado con su sangre, hecho que ve como “sorprendente y mágico”. LA PRENSA/YADER FLORES

Sangre salpicó el último libro de Pedro Joaquín Chamorro: El enigma de las alemanas

Claudia Chamorro (Cayetana) hija de Pedro Joaquín Chamorro, revela detalles de este episodio, único en la literatura nicaragüense. “Es sorprendente, mágico, que el libro haya terminado con su sangre”, reflexiona con velo de tristeza e indignación

El enigma de las alemanas fue el último libro de relatos que escribió el periodista Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, sin saber que unos días después de su publicación iba a quedar salpicado con su sangre al ser asesinado en una calle de los escombros de Managua, la mañana del 10 de enero de 1978.

Los vidrios de una de las ventanas de su carro habían saltado por los aires. Según informes policiales, Domingo Acevedo Chavarría le había disparado a Pedro con una escopeta 12 marca Gevelot, luego el carro se estrelló contra un poste. En una de las guanteras iba el libro recién premiado y publicado.

Cuarenta años después su hija Claudia Chamorro (Cayetana) revela detalles de este episodio, único en la literatura nicaragüense. “Es sorprendente, mágico, que el libro haya terminado con su sangre”, reflexiona con velo de tristeza e indignación.

Este hecho —agrega— solo era conocido en su familia, pero ahora ha decidido compartirlo con los nicaragüenses en ocasión del 40 aniversario de la muerte del Mártir de las Libertades Públicas y Héroe Nacional.

“Diría de alguna forma que la sangre de mi padre bañó al país entero y el pueblo encendido recorrió las calles y dio paso al derrocamiento de la dictadura”, refiere Claudia y lo califica como el detonante que cambió el rumbo de la historia patria.

LA PRENSA/Carlos Valle
El enigma de las alemanas, libro de Pedro Joaquín Chamorro, salpicado de sangre. LA PRENSA/Carlos Valle

El manuscrito del taxero

“Este ejemplar —continúa relatando—, es el que llevaba mi papá el día que lo asesinaron, y como pueden ver las manchas son la sangre de mi padre”.

Luego se pregunta cómo llegó a sus manos y responde: “Aquí hay una nota escrita a mano firmada por el señor Edelbertos Duarte, el taxista que recogió el libro en el accidente y después lo fue a dejar a la casa de mi mamá”, explica. Luego llegó a sus manos.

En la página número 5 se aprecia un manuscrito del taxero, Claudia lee una parte: “Este libro fue sacado del carro en que lo asesinaron (marca Saab, placa MA-2C 454, color café, kilómetros, 00097). Lo encontré en la guantera de la puerta delantera izquierda al momento de abrirla para facilitarle el trabajo a un reportero de Teleprensa, en los momentos en que una grúa conducía el vehículo a la central de policía”. En las dos primeras páginas, en el lomo del libro y sus cantos se notan salpicaduras de sangre.

Estirpe
Diario de un preso

Libros testimoniales cuestionan dictadura somocista

Su legado y pensamiento lo dejó en sus escritos como periodista y editorialista, así como en sus dos libros históricos y testimoniales Estirpe sangrienta: Los Somoza, 1957, y El diario de un preso, publicado por María Teresa Sánchez, editora de Nuevos Horizontes, en 1963.

Su libro Estirpe sangrienta: Los Somoza, narra los sucesos de abril de 1954. “Es una radiografía de la dictadura (somocista), donde queda claro sus diversas maneras para torturar, masacrar y sobre todo oprimir al pueblo de Nicaragua privándolo de libertad”, refiere Claudia.

Ediciones Patria y Libertad lo publicó la primera vez en 1957, y cuenta con cuatro ediciones más (1978, 1979 y 1980), la última en LA PRENSA, en 2001.

El diario de un preso es un relato autobiográfico sobre su encarcelamiento. Pedro participó en la invasión de Olama y Mollejones y fue hecho prisionero por el somocismo en 1959.

Sobre este libro Claudia revela que su padre lo escribió en pedacitos de papel que le pasaba a su madre (Violeta Barrios) cuando iba a verlo a la cárcel.

“Cuando mi papá salió, mi mamá tenía levantado el escrito perfectamente, al contrario de mi papá que escribía con dos dedos”, cuenta la forma en que fue escrito.

Este segundo testimonio es importante porque se ve su decisión de entregarse completamente al país y su libertad.

Fue un libro prohibido. Pedro se sentía acechado y pensaba que podía morir en cualquier instante. Claudia recuerda que leyó este libro a escondidas cuando tenía solo 11 años.

Y resalta de él una carta que dirigió a su madre pidiéndole perdón: “A mis hijos dile que mi patria son ellos y muchos otros niños como ellos, por lo que hay que sufrir y hasta a veces morir”.

El libro contiene una fotografía histórica de Pedro en la cárcel, y viene ilustrado por Maurice Pierson.

El enigma
Richter 7
Jesús Marchena

Narrativa comprometida

Al no poder publicar sus escritos políticos por la censura, optó por la narrativa con personajes populares y su autobiográfica ficcionada.

Así aparecen Jesús Marchena (1975) y Richter 7 (1976), y sus relatos cortos El enigma de las alemanas, texto que incluye en sus páginas los cuentos de Tolentino Camacho, Tres cuentos negros y Cuatro cuentos blancos.

Un 12 de octubre de 1977, El enigma de las alemanas mereció el primer premio del Certamen Literario Día de la Hispanidad, convocado por el Instituto Guatemalteco de Cultura Hispánica, recuerda Claudia.

Su celebrado cuento Tolentino Camacho (incluido en El enigma de las alemanas) es una especie de autorretrato cargado de ironía y denuncia.

En su ficción es un profesor de Masaya, quien animado por sus amigos lo instan a lanzarse como candidato de la república, con el eslogan “¡Quién es el perro macho? Tolentino Camacho!” “Al final termina apaleado y preso, como era de esperarse”, señala Claudia.

Este texto publicado en diciembre de 1977 en los talleres de Artes Gráficas fue ilustrado con acuarelas por Claudia.

¿Por qué escribir narrativa, en vez de sus fuertes artículos y editoriales? Al respecto Claudia sostiene que su padre incursionó en la novela y cuentos “porque se encontraba tan censurado en sus escritos políticos y esta fue una forma que encontró para transmitir sus mensajes”.

Razón por la cual su narrativa también está impregnada de su pensamiento y crítica al sistema dictatorial.

Sus historias están inspiradas en personajes populares, en un lenguaje propio de la cotidianidad del nicaragüense, es el caso del libro Jesús Marchena donde retrata al campesino y su forma de hablar. No faltan las anécdotas simpáticas, dice Claudia.

El otro es Richter 7, escrito después del terremoto de 1972, su personaje es Managua y su drama desolador, retratado antes y después de sus dos terremotos (incluyendo el de 1931).

“Este refleja un poco la sicología del terremoto político y el real que azotó el país y lo que aconteció después”, comenta. Tiene un dibujo de las ruinas en acuarela de Claudia y la portada es de Pedro Joaquín Chamorro Barrios.

Estos tres libros fueron publicados por la revista centroamericana de cultura El Pez y la Serpiente, que dirigió el poeta Pablo Antonio Cuadra.

En 1985, bajo el cuido de Mario Cajina-Vega, sus libros de cuentos fueron reunidos y publicados con el título Relatos completos. “Ahora estamos en proceso de hacer una reedición de todos los libros”, anunció Claudia.

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