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Yanquis y Boston

Edgard Rodríguez C.

Zona de Strikes: Tigres ripostan con más agresividad

Tigres reaccionan con más violencia y colocan a los Gigantes de Rivas al pie de la tumba, en la Final de la Liga de Beisbol Profesional

Un día después de que su inspiración sufrió un bajón de voltaje y los Gigantes insinuaron que podían pelear, los Tigres de Chinandega reaccionaron con más rencor, en ruta a una victoria 9-5, que los sitúa a la orilla de la cima.

El cubano Yosmany Guerra, quien juega la segunda base con una gracia especial y a menudo se encarga de iniciar el ataque de los felinos, ahora le puso fin con un jonrón con las bases llenas.

Guerra fue el héroe de la noche, o al menos, el más visible en una batalla que demandó el esfuerzo de todos los Tigres, en medio de un ambiente amenizado por el entusiasmo de una fanaticada admirable.

Pero antes de desembocar en el sexto episodio, en el que los Tigres materializaron su operativo más destructivo (anotaron cinco veces) y los Gigantes experimentaron su peor pesadilla, hubo una serie de detalles que se confabularon para el resultado.

Los abridores Fidencio Flores de los felinos y José Rosario de los sureños, no respondieron a las expectativas. Explotaron antes del cuarto inning. Eso dejó el juego en manos de los relevistas desde muy temprano y puso en evidencia el manejo del picheo de parte de cada timonel.

A diferencia del estilo de los Gigantes, el panameño Lenín Picota no da mucho margen a sus lanzadores. Detecta rápido el momento del cambio y no vacila en ejecutar. Ganaba con solvencia y echó mano de cinco brazos hasta que encontró la fórmula para ganar.

En los Gigantes se excedieron con Berman Espinoza, un buen lanzador, pero que ha tenido una campaña difícil. Anoche batalló para colocar su slider y luego de un hit y dos outs, dio una base, después otra y posteriormente un golpe, justo cuando el juego estaba en línea.

Cuando llegó Armando Montenegro, la mesa estaba servida para Guerra y se repartió con la cuchara grande. Ese batazo fue matador y sus repercusiones pueden ser mayores que solo ganar el juego de anoche.

Darrell Campbell no hizo bien al protestar por un golpe, que al menos en la TV no quedó claro. El árbitro Luis González reaccionó con autoridad excesiva ante el reclamo y el Rivas perdió a un bateador clave que pudo haber dado mejores oportunidades al final.

En medio de un juego de carreraje, fue extraño ver a Dennis Phipps tocando bola. Ese es el cuarto bate habitual de los Gigantes, aunque ahora esté de sexto. Se toca cuando se aspira a una carrera y tenés picheo para sostenerla. Ese no era el caso anoche.

Cuando se juega con agresividad, es más probable ganar con un palo como el que metió Guerra, que un toque fallido como el que intentó Phipps, cuya principal habilidad es golpear la bola con violencia, aunque ahora mismo anda volando bajo. Así estaba Guerra, justo antes del palo matador.

Hoy Rivas puede ser el final de los Gigantes y la coronación de los Tigres, o el inicio de algo memorable para los locales. En beisbol, nunca se sabe. Pero los chinandeganos están muy bravos.

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