Al sonreír delante de las cámaras con cierta inocencia, era difícil imaginar que ese muchacho llamado Norlando Valle había causado los más grandes estragos con el bate entre las manos, y que el éxtasis ofensivo que vivió en la Serie Final lo llevara a reclamar en voz alta el título de Jugador Más Valioso.
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“Disfruté el momento, salí a jugar sin temor. Jamás imaginé que los Gigantes solo nos iban a sacar un juego. Le dedico este éxito a mi madre que siempre ha estado pendiente de mí, ella disfruta mis batazos más que yo, y por supuesto a César Díaz, quien por cosas de la vida no está entre nosotros, pero este campeonato es suyo”, dijo Valle a Canal 13.
Norlando no había iniciado la semifinal como titular y esperó solamente a que el mánager Lenín Picota lo colocara en el terreno para arrastrar con todo a su paso como un alud, y con un promedio de .364 puntos, seis carreras anotadas, ocho imparables, tres dobles y tres empujadas, no había otro que mereciera su corona.
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“Estoy feliz, no puedo estar de otra manera, somos unidos y eso nos sacó adelante”, explicaba Valle, a la vez que sus compañeros, congregados a su alrededor, gritaban: “MVP, MVP, MVP”. Y salía de Norlando esa sonrisa que era una mezcla de inocencia y contentamiento.
Una maquinaria perfecta
Como un arquitecto que no deja por fuera ni un detalle, así se comportó el mánager panameño Lenín Picota, quien ha llevado a los Tigres por segundo año consecutivo a alzar el título.
“Nosotros después que le ganamos al Bóer traíamos unas ganas inmensas de hacer las cosas bien, el picheo fue formidable, los batazos aparecieron en el momento justo, podría decir que todo nos salió perfecto. Este título es para César, él nos bendijo desde el Cielo”, remarcó Picota.
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“Hoy (ayer) se celebra en Chinandega. El beisbol es una caja de sorpresas. Estábamos superpositivos, a prueba de todo, y gracias a Dios pudimos ganar”, adujo el lanzador dominicano Marcos Frías.