Ética en los negocios
Leyendo sobre ética corporativa, encontré un artículo en el que el escritor se refería a la ética como una “opción” de comportamiento, definiéndola como el conjunto de principios morales o éticos que algunas empresas “optan” por acatar. En este sentido, la ética es una decisión, se elige o no se elige. Pero en un entorno comercial, cuando hablamos de ética corporativa ¿es la ética una “opción” para quienes hacen negocio?
Desde un punto de vista filosófico, la ética aporta innumerables ideas sobre lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto, pero a diferencia de la ciencia, sabemos que la filosofía es más abstracta y basa sus explicaciones en principios y argumentos lógicos. En el ámbito comercial, cabe cuestionarse cómo y quién define los principios y argumentos que moldean el código de ética, pero más allá de eso, la forma en que los llamados valores corporativos se viven en armonía con la práctica comercial de cada organización.
El problema al referirnos a ética corporativa es esa fina e incompatible línea entre ética y negocios. El desarrollo de una cultura ética, es visto por los grandes grupos económicos, como una forma más de competencia, respaldada por la definición de su visión, misión y valores, cuyas credenciales obedecen al precepto ético de sus inversionistas. En la industria bancaria, vemos algunos ejemplos:
Hoy día los depositantes son más atraídos por la seguridad y confianza que genera una institución bancaria, que por la poca atractiva tasa de interés que obtienen sus depósitos. La comunicación asertiva (en realidad publicidad) de su cultura corporativa, proyectos de educación financiera y actividades de responsabilidad social, son el canal con el que proyectan una imagen de transparencia y buena andanza financiera. ¿Qué mejor forma de generar confianza y seguridad entre los depositantes? Detrás de ello, la obtención de utilidades apalancadas, es solo una forma más económica para diversificar la fuente de recursos y aminorar el estrés operativo de covenants adicionales que le exigiría el financiamiento de segundo piso. Mejor aún, ¿cómo explicar el concepto de responsabilidad social de algunos bancos únicamente por habilitar una cuenta bancaria para recibir donaciones con fines benéficos?
Los bancos, como cualquier otra entidad comercial, trabajan con dinero, tienen un propósito comercial predominante: “Generar utilidades”, tienen presupuestos, deben generar flujos de efectivo, administrar personal, implementar políticas, procedimientos, toda una enramada operativa donde en ocasiones, intencionalmente o no, suelen fallar. No es secreto que en esta industria las ganancias obtenidas de una mala práctica bancaria tienen prelación al riesgo de sanciones regulatorias. ¿Recuerdan hace unos años el escándalo por la manipulación de la tasa libor? ¿Quién en esas esferas corporativas no sabía del riesgo que tomaban? ¿Desconocían que dicha práctica era indebida y contraria a los valores éticos de cada institución? Tan solo Barclays, uno de los más de 20 bancos involucrados, fue multado con $450 millones. Se dice que la imagen reputacional es costosa, pero acuérdense del adagio americano “too big to fail” (demasiado grande para quebrar).
Guillermo A. García
La Nica Act y los municipios
Constantemente escucho noticias hablando mal de quienes promueven la Nica Act, pues solo traerá problemas al país y será la población la más afectada, pero al menos la Nica Act tiene un propósito, que es obligar al Gobierno a realizar elecciones libres y transparentes, restablecer la institucionalidad al país, respetar los derechos humanos, etc.
Ahora bien, que el Gobierno haya aprobado el Presupuesto de la República y que por haber perdido las alcaldías que el Consejo Supremo Electoral no se las pudo conceder, ahora hayan reformado la ley presupuestaria únicamente con el objetivo de reducir en un 50 por ciento las transferencias que por ley le corresponden a estas alcaldías, ¿no afecta de manera directa a la población?
Básicamente este acto de reducir las transferencias en los municipios donde el gobierno perdió, justifica que se tomen medidas fuertes contra este gobierno que solo sabe imponer palo y garrote en el campo.
De la misma manera que la Nica Act va a afectar a todos los nicaragüenses para que el gobierno reflexione en su actuar, de esa misma manera reducir las transferencias a estos municipios afecta directamente a la población, solo que con el único objetivo que estos gobiernos municipales no logren realizar lo que ellos no pudieron y llevar progreso a estos municipios.
No les bastó robarse las alcaldías que se robaron, sino que además ahora de entrada están queriendo ahogar a estos nuevos gobiernos por el lado económico, entonces no cabe la menor duda que el único responsable de que se apruebe la Nica Act en Nicaragua es el gobierno por su actuar radical en contra de la población.
Este es un buen momento para que el gobierno reflexione y comprenda que están actuando desesperadamente mal por detener el cambio que se viene por su maltrato, prepotencia y abuso hacia toda la población y que no es actuando de esa manera que lo van a lograr.
José Guadalupe Pulido
Rescatar el río Acome
¿Qué importancia tiene el río Acome para los chinandeganos y sus autoridades municipales y ambientales? Si nos hacemos esta pregunta, basados en el panorama actual que padece el que fuera la imponente serpiente dorada, rápidamente nos damos cuenta que no tiene ningún valor, ni como ecosistema natural, turístico, investigativo, ni como ornamento de la ciudad. Sirve como un gigantesco basurero donde a diario ciudadanos y empresas tiran toneladas de basura de todo tipo, en donde oleoductos domiciliares, de empresas e instituciones vierten sus aguas residuales altamente contaminantes para extraer sus bancos de arena.
No sabemos a qué alcalde se le ocurrió la idea de instalar el basurero municipal precisamente en su margen en la parte norte de la ciudad, causándole grandes niveles de contaminación de forma directa. Esa es la radiografía actual de nuestro río Acome que agoniza sin ninguna posibilidad de aliento; se formó por miles de años con una belleza y un potencial único, brindar oxígeno, microclima y albergar diversidad de anfibios, reptiles, aves, mamíferos y una gama de floresta, para beneficio del hombre. Para cambiar este panorama, no basta solo con hacer jornadas de reforestación y limpieza cada cierto tiempo, es como parchar el hoyo con el mismo trapo podrido.
Necesitamos acciones de fondo y de raíz que garanticen la vida del río como: 1. La aplicación de un plan de rescate liderado por la Alcaldía y el Marena, medible a corto, medio y largo plazo. 2. Por costoso que sea, eliminar toda fuente de desagüe de aguas residuales y contaminantes vertidas al río, grandes y pequeñas, para lo que habría que hacer un inventario de ellas a lo largo del curso del río. 3. Eliminar por completo la ubicación actual del vertedero municipal y llevarlo lejos de su alcance, con eso eliminaríamos un punto de contaminación muy alto. 4. Instalar cacetas de vigilancia y monitoreo en los extremos de los cuatro puentes de la ciudad que atraviesan el río, El Guarumo, San José de la Montaña, El Puente que va a la Colonia Gerardo Lindo y Los Millonarios, para evitar tirar la basura y aplicar multas y sanciones a quienes lo hagan, siendo estos otro de los mayores puntos de contaminación. 5. Crear un equipo o brigada técnica de campo para el área de investigación, vigilancia y monitoreo biológico a cargo de un especialista biólogo, para medir los niveles de contaminación y el desarrollo de su saneamiento y sostenibilidad natural en sus diferentes facetas. 6. Decretar y elevar a nivel local el río Acome a rango de patrimonio natural de Chinandega. 7. Decretar multas y sanciones a nivel de atentado contra el patrimonio local a personas e instituciones que contaminen y boten basura en el río. 8. Crear un vivero permanente para hacer campañas de reforestación sistemáticas en el río. 9. Hacer campaña sistemáticas de limpieza. Es urgente rescatar el río Acome, es una obligación moral de todos para bien de las futuras generaciones.
Lenín Duarte Campos