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presos políticos, Nicaragua, crisis, protestas
LA PRENSA

OEA y la crisis de Honduras

Los gobiernos que integran la OEA no quisieron conocer oficialmente, antes de la toma de posesión del reelecto presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, el informe de la Misión de Observación Electoral (MOE) de la misma Organización sobre las elecciones en Honduras del 26 de noviembre del año pasado.

El informe de la MOE señala esencialmente que en esa elección presidencial hubo graves irregularidades que no permiten reconocer a un claro ganador. Por eso el secretario general de la OEA, Luis Almagro, sugirió convocar a una nueva elección presidencial con mejores garantías. Sin embargo, después de un dilatado proceso de recuento de votos, que duró 21 días, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Honduras declaró vencedor y reelecto al presidente Hernández, quien oficialmente debe tomar posesión para un nuevo mandato presidencial, el próximo 27 de enero.

Según las cuentas del tribunal electoral hondureño, Juan Orlando Hernández ganó con una mínima ventaja de 1.53 por ciento sobre el candidato opositor izquierdista, Salvador Nasralla. La duda por la estrecha diferencia de votos, agudizó la tensión política que comenzó desde que Hernández se presentó para la reelección, a pesar de que está prohibida por la Constitución. Hernández se amparó en un mañoso fallo judicial, como hizo el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, en 2011; y lo había hecho antes, en 2005, el demócrata Oscar Arias Sánchez en Costa Rica.

Nasralla, quien fuera candidato de una alianza liderada por el partido de extrema izquierda, Libre, del expresidente Manuel Zelaya, no reconoce la decisión del TSE y sus partidarios han protagonizado una fuerte protesta callejera, que en algunos momentos ha degenerado en violencia, saqueo de establecimientos comerciales y asaltos a transportes de carga, causando enormes pérdidas económicas y materiales a Honduras y otros países centroamericanos.

Ahora Zelaya y Nasralla han convocado a un paro nacional, desde hoy 20 de enero al sábado 27, día de la toma de posesión de Hernández, con la amenaza de intensificar la presión hasta derrocar al gobierno. Sin embargo, la Iglesia católica y demás iglesias cristianas, el empresariado y otras fuerzas sociales, inclusive el mismo presidente Juan Orlando Hernández, están promoviendo un diálogo nacional para apaciguar la situación y restablecer la normalidad en el país.

También el llamado de Zelaya y Nasralla a más inestabilidad y violencia, es desalentado por el hecho de que la reelección de Hernández ha sido reconocida internacionalmente, sobre todo por los países más grandes e importantes como son los Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania, Brasil, México, Colombia, Perú y Ecuador.

Ni siquiera los gobiernos del Alba, que son afines a Mel Zelaya y su partido radical de izquierda, pidieron que el informe de la MOE fuera conocido oficialmente antes de la toma de posesión presidencial de Hernández. De esa manera la OEA y ante todo su secretario general, Luis Almagro, han quedado en un penoso entredicho.

El pragmatismo de los gobiernos de la OEA se ha vuelto a imponer a la ética política. Aunque por razones distintas, todos coinciden en que Zelaya y Nasralla representan algo peor para Honduras que el continuismo de Juan Hernández.

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