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Luis Sánchez Sancho

Aporofobia y el origen de Eros

En su artículo publicado en LA PRENSA del sábado 13 de enero de 2018, el periodista Francisco Javier Sancho Mas menciona el nuevo término aporofobia, creado por la filósofa española Adela Cortina con la intención de “distinguir el rechazo al extranjero del rechazo al pobre por ser pobre”.

Ciertamente, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) escogió la voz aporofobia como palabra del año 2017. Fundéu es una fundación de la agencia española de noticias EFE, cuyo objetivo es velar por el buen uso del idioma español en los medios informativos y cuenta con el asesoramiento de la Real Academia Española.

Aporofobia, explica Fundéu, es un neologismo que significa miedo, rechazo o aversión a los pobres. Adela Cortina declaró a los medios de prensa de España, que habiendo llegado al convencimiento de que los migrantes y refugiados realmente son rechazados por su condición de pobreza, y no por su condición de extranjeros, buscó en un diccionario de idioma y raíces griegas y juntó los dos términos: áporos (que significa no tener recursos) y fobia (cuyo significado es aversión o miedo irracional hacia diversas cosas o situaciones específicas). O sea, miedo, aversión y rechazo a los que son pobres, a los que no tienen recursos para vivir apropiadamente.

A su vez áporos deriva de Poros, que en la mitología griega y según el filósofo Platón, era el demon o espíritu de la riqueza, más exactamente de la posibilidad de tener recursos para bien vivir. En su obra El Banquete Platón define al demon como un espíritu que se encarga de transmitir los asuntos humanos a los dioses, y de vuelta lleva los asuntos divinos a los mortales. Y además, como función muy importante, los démones guían a las personas a lo largo de su vida y al morir las conducen al Hades (el mundo del más allá).

Poros es hijo de Metis, la diosa originaria de la sabiduría. Es hermano de Cronos (el tiempo); de Ananké (la madre de las Moiras o divinidades del destino); de Hydros (el Océano), dios primordial de las aguas; y de Tecmor (el dios del fin de las cosas).

En El Banquete Platón explica el mito de Poros y Penia, la riqueza y pobreza. Se trata de un banquete en el que participan varios filósofos y Sócrates al tomar la palabra cuenta que una sabia mujer llamada Diotima, natural de Mantinea, le contó en una ocasión el origen de Eros, o sea el amor.

Según Diotima de Mantinea, cuando nació Afrodita, la diosa del amor y la belleza femenina, los dioses celebraron el acontecimiento con un banquete y entre los invitados se encontraba Poros, el hijo de Metis. Penia (el demon de la pobreza), quien se dedicaba a la mendicidad para sobrevivir, se acercó al palacio donde se celebraba el festín con la ilusión de que la tomaran en cuenta, pero no le permitieron entrar y tuvo quedarse arrimada cerca de la puerta.

Sigue diciendo Diotima, según Sócrates, que Poros se embriagó de tanto tomar néctar —porque en ese tiempo aún no se había creado el vino— y se durmió en el jardín de Zeus. Entonces a Penia se le ocurrió que teniéndole un hijo de Poros podría aliviar su pobreza, de manera que se acostó a su lado y de esa manera concibió a Eros. Por haber sido engendrado en la fiesta del nacimiento de Afrodita, Eros es acompañante y escudero de la diosa, “y al ser, a la vez, por naturaleza, un amante de lo bello, dado que también Afrodita es bella.”

Diotima le explicó también a Sócrates que Eros, por ser hijo de Poros y Penia es siempre pobre, pero por la naturaleza de su padre, busca lo bello y lo bueno. Por eso Eros es valiente, audaz, se pasa el tiempo urdiendo trampas para los mortales y vive necesitado, pero al mismo tiempo es rico en recursos.

En la mitología romana, como sabemos, el dios del amor es Cupido y su origen es completamente distinto al de Eros.

Cupido es hijo de Venus —la diosa romana del amor, equivalente a la griega Afrodita—, quien no lo concibe de Vulcano que es su esposo, sino de Marte, el dios de la guerra con el que tiene una relación extramatrimonial.

Hijos de Marte y Venus fueron también Fuga y Timor, llamados Deimos y Fobos por los griegos. En ambos casos eran los espíritus del horror y el pánico que causa la guerra y por eso en las contiendas bélicas siempre acompañan a su padre.

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