Pensar en lo que podría pasar en los próximos diez años en el mundo suena muy adelantado, pero el Global Risks Report 2018, del Foro Económico Mundial ya lo hizo y deja claro que el clima extremo, los desastres naturales y el fracaso de la mitigación y adaptación ante el cambio climático son los más posibles a suceder.
Durante el 2017 las portadas de diarios alrededor del mundo se llenaron de imágenes que parecían ser la mejor adaptación cinematográfica a una situación climática extrema; pero el detalle era que las fotografías no eran ficción, sino que reflejaban la realidad que vivieron miles de personas en distintas parte del mundo, incluso en Nicaragua, donde hubo inundaciones y murieron 26 personas en un solo mes.
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El documento señala que el clima causó un impacto importante en Estados Unidos. El año pasado fue “el más caro del que se tiene registro”, se lee en la publicación del Foro.
Se registraron 16 fenómenos meteorológicos, que provocaron pérdidas mas allá de los mil millones de dólares cada uno, cita el Foro.
Ante estos hechos naturales, una de las alternativas en la que se basan las esperanzas a nivel mundial ha sido el Acuerdo de París y los compromisos que deberían de cumplir todos los países, pero con la salida de Estados Unidos, la meta para alcanzar las ambiciones de París (limitar el aumento de la temperatura por debajo de los 1.5 grados centígrados y lo más lejano a los 2 grados para finales de siglo) se ha visto amenazada.
Otra de las preocupaciones para el mundo que también ha sido objeto de alarma en Nicaragua, en especial en la estación seca, es la falta de agua limpia.
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La ausencia del vital líquido no solo tiene un impacto en la salud, sino que incide en la actividad económica, provoca conflictos y aporta a la expulsión de las personas de sus hogares, cita el Foro.
Estas conclusiones son parte del informe que el Foro completó con apoyo de unos mil miembros de la red de empresas, gobiernos y sociedad civil. Según el agrometeorólogo del Centro Humboldt, Agustín Moreira, la ocurrencia de fenómenos climáticos más intensos, como fue el caso de las bajas presiones en Nicaragua obligan a replantearse la forma de monitorear los mismos y estar atentos a sus posibles impactos.
Siempre es vulnerable
Nicaragua no solo es un país que se mueve al ritmo de dos placas tectónicas, cuyo mínimo movimiento causa alarma entre la población. Además, también es el cuarto país entre una lista de los diez más afectados por eventos climáticos extremos entre el período 1996 a 2015.
Al respecto, el oficial de cambio climático del Centro Humboldt, Abdel García, explicó que el estado ambiental acentúa la vulnerabilidad del país, y aún más ante el cambio climático, puesto que no hay acciones para minimizar estos riesgos. Uno de los primeros pasos para trabajar en torno a esto es que las personas comprendan qué es el riesgo e implementen acciones para minimizarlo. Esto debe estar de la mano de un ordenamiento territorial, sostuvo.
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