Los guantes siempre han sido para el boxeador lo que es el azadón para el agricultor. En las manos de un valiente esos artefactos acolchados le dan vida a un deporte tan duro como el boxeo, y ayer, en el gimnasio Róger Deshón, Román “Chocolatito” González volvió a ponérselos en un acto de reconciliación después de aquel nocaut durísimo que sufrió el 9 de septiembre en Carson, California.
Lea: “El Gallo” Estrada espera vencer a Rungvisai y luego buscar al “Chocolatito”
El tetracampeón volvió a sentir debajo de sus botines la lona del cuadrilátero, se colocó una careta y en un acto de ida y vuelta, intercambió golpes con Jimmy Martínez, un boxeador amateur que en boca del entrenador Gustavo Herrera tiene los condimentos para una carrera con buen sabor. En total fueron cuatro asaltos.
“No se vio mal, a pesar de los cuatro meses que pasó sin tirar un solo golpe”, dijo Herrera, quien se dice convencido de que el temperamento de González es enérgico y eso se traduce en esperanzas para el nuevo arranque que comienza a suceder tras los deslices con el tailandés Srisaket Sor Rungvisai.
Además: Wilmer Hernández acaricia nuevos horizontes como entrenador
“Disparó en reiteradas veces su mano izquierda, ese gancho que tenía engavetado. No es que este sea el inicio oficial de las labores de guanteo, simplemente lo hemos hecho para que se vuelva a sentir en confianza en el entorno de los golpes”, comentó el entrenador.
Sin que se lo haya dicho, Herrera puso a Román a desempolvar sus reflejos, a pasarle una escobilla para aclararlos, y sin ser saber de arquitectura, lo envió a tomar la distancia de sus rivales, aunque a estas alturas, lo datos de su regreso no están definidos.
Relacionado: Paco Valcárcel: Román tiene mucho potencial para volver a brillar
“El jueves vamos a ponerlo a trabajar con otro muchacho, otros cuatro asaltos para que se mantenga un poco más aceitado”, señaló el adiestrador, que tiene la dura misión de sacar el presente de Román de la ciénaga y colocarlo en lugares de luz.