Pese a que sólo se ha denunciado un caso de invasión en la Reserva Biológica Indio Maíz, el ingreso de familias de forma paulatina al espacio de conservación es un problema que sigue creciendo, explicó Nasario Martínez, miembro del Gobierno Territorial Rama y Kriol (GTRK).
De acuerdo con Martínez el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) ha mantenido “un silencio administrativo”, pese a que estos han solicitado un informe sobre la visita que integrantes del Marena hicieron a la reserva para evaluar la denuncia del caso de invasión por parte de José Antonio Solís Durón.
En un informe extraoficial que el GTRK obtuvo sobre la invasión de Solís, se lee que “existe un alto daño al área protegida Reserva Biológica Indio Maíz, en al menos 203.5 hectáreas o más de bosque se le afectó creando un desequilibrio natural del ecosistema por las actividades de deforestación no permitidas en el sitio (…)”. Sin embargo, pese a este resultado no se conocen acciones para procesar a Solís, tal como lo solicita el GTRK.
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Por su parte, el ambientalista Jaime Incer Barquero expresó que en Indio Maíz persiste un propósito de codicia y corrupción que beneficia a la destrucción del bosque y el avance de la ganadería.
“Hay un propósito dentro de este esquema de codicia y corrupción de destruir ese bosque, que es el último que nos queda en ese sector, para favorecer una ganadería extensiva, de poco valor a costa de perder un recurso que es indispensable en la producción de agua, el sustento de la biodiversidad, en el ecoturismo y en la sobrevivencia de las comunidades que ahí viven y la usurpación de los derechos ancestrales de los Ramas y Kriol”, sostuvo Incer.
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El año pasado, la Fundación del Río también denunció que en la reserva se estaban generando procesos de minería artesanal, que ponían en riesgo la conservación de los recursos naturales y con ello, el hábitat de muchas especies.