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presos políticos, Nicaragua, crisis, protestas
LA PRENSA

Elecciones sí, farsa no

El Grupo de Lima, que integran 14 países de las Américas y fue creado para apoyar la restauración de la democracia en Venezuela, rechazó la convocatoria a elecciones presidenciales a más tardar en abril próximo que hizo este martes la dictadura de Nicolás Maduro.

A pesar del diálogo con la oposición que ha venido sosteniendo en República Dominicana, principalmente alrededor del tema de las elecciones, el régimen de Maduro convocó este martes a los comicios presidenciales sin esperar el resultado de la negociación política con la representación opositora.

“La decisión del Gobierno de Venezuela de convocar a elecciones presidenciales para el primer cuatrimestre de este año… imposibilita la realización de elecciones presidenciales democráticas, transparentes y creíbles, conforme a estándares internacionales”, dice la declaración del Grupo de Lima. Y agrega que las elecciones deben ser “convocadas con una adecuada participación de todos los actores políticos venezolanos y con todas las garantías que corresponda, incluida la participación de observadores internacionales independientes”.

De manera particular, el gobierno de México que es miembro del Grupo de Lima y uno de los testigos del diálogo de la dictadura venezolana con la oposición, anunció que no seguirá acompañando este proceso. “La decisión del Gobierno venezolano de realizar elecciones en el primer cuatrimestre del año es incompatible con el diálogo en Dominicana. La fecha de la elección era una de las cosas más importantes que ahí se negociaban, y no se había llegado a un acuerdo al respecto”, declaró el canciller mexicano, Luis Videgaray.

Por su parte, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, también rechazó la convocatoria de Maduro y respaldó la declaración del Grupo de Lima “ante la nueva farsa electoral anunciada por el régimen de Venezuela. Para salir de la crisis —dijo Almagro—, hay que hacer elecciones libres, sin proscritos y con un sistema electoral creíble”.

La coherencia democrática de Almagro en el caso de Venezuela es admirable. Lamentablemente no podemos decir lo mismo de su posición respecto a Nicaragua. Aquí tampoco se hacen elecciones libres, hay partidos políticos proscritos por el régimen (MRS, PAC, UDC y otros) y el sistema electoral no es creíble. Sin embargo, Almagro es tímido y hasta complaciente con la dictadura de Ortega.

Tanto en Venezuela como en Nicaragua, para ser creíbles y aceptables las elecciones tienen que ser auténticas, libres, justas y transparentes. Las farsas electorales no valen ni siquiera cuando el que las monta tiene el respaldo mayoritario de los electores y pudiera elegirse sin fraude, como dicen algunos que es el caso de Daniel Ortega.

Las elecciones, para ser verdaderas deben “vincular el acto de elegir con la existencia real de la posibilidad que el elector tiene de optar libremente entre ofertas políticas diferentes y con la vigencia efectiva de normas jurídicas que garanticen el derecho electoral y las libertades y derechos políticos”, señala el científico político alemán y prestigioso experto electoral, Dieter Nohlen.

Esas son las elecciones que el Grupo de Lima y el secretario general de la OEA exigen para Venezuela. Las mismas que deberían exigir también para Nicaragua.

Editorial elecciones Nicolás Maduro Venezuela archivo
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