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Kevin Traña (derecha) deja atrás una carrera amateur de diez años. LA PRENSA/ BAYRON SAAVEDRA

Entre la zapatería y el boxeo, Kevin Traña salta al profesionalismo ataviado de sueños

Kevin Traña vive una doble vida: es zapatero y boxeador. El primer oficio le ayuda a poner el pan en la mesa y el segundo es su pasión, su motor.

Después de correr en las madrugadas, Kevin Traña, de 23 años, se dirige al taller de zapatería donde su padre es su propio jefe. Ahí corta el cuero, lo pule, le da forma, lo cose. En ese pequeño mundo de trabajo y ganas de superación, el zapato es el producto final y también el material para llevar el alimento diario a casa.

A eso del mediodía, Kevin hace una pausa para almorzar y continúa en las labores de la zapatería hasta que le dan las cuatro de la tarde. A esa hora, todos los días de forma religiosa, el muchacho corta su jornada y comienza su otra faceta: es boxeador, uno que tuvo una carrera amateur de diez años y que este viernes en Managua, dará el brinco al profesionalismo.

Cuando tenía 13 años, siendo un jovencito, Kevin se calzó los guantes por primera vez. Ahora, a punto de hacer su debut, recuerda que en aquellos días él se decía a sí mismo que quería ser profesional, que su nombre sonara, y que si la vida se lo permitiera, pelearía en el extranjero y volvería a casa con un triunfo. Orgulloso.

“Desde que yo inicié, quería ser un boxeador bueno, verdadero, que ganara dinero”, cuenta Kevin.

Ya tomó la decisión y no dará un paso atrás. Lo que se queda en el pasado es un peregrinaje amateur de 170 peleas, en las que su mano fue levantada en 155 ocasiones y en 15 se las levantaron a sus rivales. Una de sus más brillantes peleas, recuerda, fue con el campeón centroamericano David Jiménez, de Costa Rica, quien ha asistido a Mundiales y Juegos Panamericanos, ganando medallas.

“Fue a inicios del año pasado en un tope que se hizo con Costa Rica, me había preparado bien, sabía que venía con un rival fuerte, y quizá él se confió al no saber que se había topado con alguien que se prepara día a día para ser mejor”, relata.

Kevin Traña (rojo) obtuvo la victoria en el primer día de competencia del tope de fogueo entre Nicaragua, El Salvador y Honduras. Foto: Lissa Villagra.
Kevin Traña (rojo) en su combate con el medallista costarricense David Jiménez. LA PRENSA/ LISSA VILLAGRA

Sin duda fue un combate pedregoso, un maratón de resistencia y una prueba de valentía. Kevin obtuvo una decisión unánime sobre Jiménez, quien terminó el pleito con los sentimientos perturbados, vociferando, al ver en un hilo su reinado.

Tiempo después, el muchacho recibía el llamado para estar en la Selección de Boxeo, pero cuenta que “no me sentí bien en el trato, y dije que no”.

Determinación de acero

Pero Kevin seguía entrenando y durante tres años representando a Masaya en la Copa Alexis Argüello, se mantuvo invicto, en un estado de gloria que los demás aplaudían y que él, de aspecto sencillo, no quería que se acabara.

“Mi papá ha sido una parte fundamental para mi carrera, él siempre me da ánimos para seguir adelante cuando he estado triste, sin ganas, igual lo ha hecho toda mi familia, han estado ahí para apoyarme y hoy inicio uno de mis sueños”, cuenta Kevin, contestando a la pregunta de qué personas le han dado un aventón.

Lo tiene claro. El amateurismo y el profesionalismo son dos mundos distintos. Ya la mente no piensa en tres rounds, sino en cuatro, en seis, ocho o doce. Ya no habrá careta que amortigüe los golpes, el vendaje será otro y si antes trabajaba, la misión de ahora en adelante es trabajar el doble.

“Sé que viene un trabajo largo, fuerte, pero estoy preparado para eso. Los rivales son buenos, yo tengo lo mío, y voy a echar a andar la experiencia que acumulé en el boxeo olímpico”, se defiende Kevin.

Kevin Traña en el Torneo Selectivo de Boxeo enfrentando a Eduardo Tercero. Foto/ LA PRENSA/ CARLOS VALLE.

En su nueva aventura en el boxeo de paga, en una fecha importante para su carrera, el muchacho intercambiará metralla contra Jonathan Blas, también de Masaya, en una de las primeras peleas que se llevará a cabo en la función de las promotoras Nicaboxing y WRAM Boxing.

“Esta pelea la voy a hacer en 118 libras, pero luego bajaré a las 112, porque ahí me irá mejor por mi tamaño. Mi meta a largo plazo es ser igual que ´Chocolatito´, él es el máximo atleta que tenemos en el país. Yo por eso me cuido, no bebo, no fumo, no trasnocho, lo mío es hacer deporte y si me mantengo con disciplina, puedo llegar lejos”, dice, y sonríe.

Pero aún si le va bien en su primer compromiso, Kevin Traña en esa doble vida: entre la zapatería y el boxeo.

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