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/ Guillermo Areas Cabrera

El domicilio de los semáforos inteligentes

Los semáforos instalados en muchas de las intersecciones de las calles de Managua son los llamados “semáforos inteligentes”, los cuales fueron adquiridos por la comuna de Managua supuestamente con el objetivo de conseguir una mejor fluidez en el tráfico vehicular.

Dicen que se pagaron millones de dólares por los mismos, pero parece que no han logrado cumplir con su objetivo, pues su inteligencia ha tenido que ser complementada con miembros de nuestra Policía Nacional que a diario, mañanas y tardes, bajo sol y agua, tienen que hacer el trabajo que estos semáforos nunca pudieron hacer.

Estos semáforos faltos de toda inteligencia para dirigir el tránsito vehicular fueron vendidos por una sociedad constituida en Nicaragua, bajo el nombre de Aplicaciones Lumínicas y Viarias Sociedad Anónima (Aluvisa), nombre el cual también usa en España y que en el 2015, la Autoridad Catalana de la Competencia (ACCO) le abrió expediente, pues presuntamente junto con otras tres empresas “se habrían presuntamente coordinado en la presentación de ofertas a diversas licitaciones públicas con el objetivo de alterar su resultado” (www.expansion.com).

De acuerdo con nuestro Código Civil (Arto. 34 C), “El domicilio de las corporaciones, establecimientos y asociaciones autorizados por la ley es donde está situada su dirección o administración”, refiriéndose el término “dirección” de dicho artículo al lugar desde donde se dirige la empresa y es usado como sinónimo de administración, por eso se dice en el Código “dirección o administración”.

Siempre me he preguntado cuál es el domicilio de Aluvisa en Nicaragua. Llevo dos años buscándolo y nadie me da razón del mismo, ni sus abogados (cambia continuamente de abogados), ni en la Alcaldía Municipal de Managua, que es quien le compró los semáforos que nos metieron al pueblo de Managua como inteligentes, tampoco he encontrado ningún lugar desde donde dirijan esa operación de controlar y administrar esa inteligencia o será que los vendieron como esas subastas públicas gringas de “donde están y como están”, sin garantía alguna. A lo mejor por lo anterior nunca ha existido reclamo de la comuna para con esta empresa.

Contactar al presidente, al secretario o el tesorero de la sociedad es caso imposible, pues todos ellos residen en España y no existe nadie en el “paisito” que ostente la representación legal de la sociedad (no me refiero a abogado con poder general judicial) y con quien se pueda conversar alguna materia administrativa relacionada con el giro del negocio de la empresa, que en Nicaragua es vender “semáforos inteligentes”. Me pregunto por qué será que esta empresa, Aluvisa, no tiene un domicilio conocido en Nicaragua, no tiene un representante legal establecido en el país y da la impresión de ser una empresa fantasma en el país únicamente con manos para cobrar los cheques que le paga ALMA.

En otros países, es obligatorio al inscribir la Junta Directiva de una sociedad en el Registro Público, inscribir también cuál es su domicilio, o sea que además de inscribir a quienes dirigen la empresa, también hay que inscribir el lugar desde donde la dirigen, o sea donde está localizada la dirección o administración de la empresa y mientras no establezca dicha dirección su operatividad queda en suspenso, todo ello con el objeto de facilitar el acceso a la misma de parte del público en general y evitar el juego del “gato y el ratón” cuando se trate de llevar a efecto notificaciones judiciales.

Parece ser que la dirección del domicilio de ALUVISA, o sea el lugar desde donde administra sus negocios, es uno de los secretos mejor guardados en este país. ¿A qué temerá?
El autor es abogado.

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